El lema del Estado de Wisconsin – donde se ubica Erin Hills, sede del 117 US Open – es “Forward”. Es una palaba propositiva, que podemos traducir como “hacia adelante”. Y es un lema que cuadra con lo que vemos en esta competición. En el golf de modo general es condición indispensable para obtener resultados aceptables ser asertivo, positivo, tener confianza.
Y en el US Open o te lo tomas con espíritu deportivo, paciente y de superación o no tienes nada que hacer.
¡Forward, adelante, ¡vamos! es un modo de decir que el asunto está en nuestras manos: no vale mirar atrás, ni llorar sobre la leche derramada. A lo hecho pecho. La ganancia no ve nuestra nuca, nosotros la veremos si seguimos ese impulso “Adelante”.
De hecho, pocas cosas más insufribles hay en el golf y en la vida que la compañía de un quejica, de un llorón caprichoso, de un hermano de la cofradía de la desesperanza. En la vida diaria, en casa o en el trabajo los cenizos son un problema para la convivencia. En el golf para la concentración.
Vemos a los profesionales cómo escuchan a su caddie, quien las mas de la veces le habla de yardas a bandera, de velocidad del viento, o de la caída del green. Pero en otras susurran palabras sencillas de aliento, potentes píldoras de confianza verbal y anímica. Con la mala tensión sosegada y la ambición cebada el golpe al hoyo solo necesita que se diga ¡adelante!
Rickie Fowler parece que dentro de la frente tiene escrito “forward”; sus anchas cejas en su rostro de niño enmarcan también una suerte de fuerza de voluntad y decisión de ganar.
Al comenzar su segunda jornada, en Casa Club sólo Paul Casey descansaba igualando su -7. Pero a Rickie le quedaban 18 hoyos por delante y no perdió el tiempo: birdie en el hoyo 1, para poner el -8 en su casillero
A esa hora también había terminado su vuelta Sergio García que totalizaba -3. Los otro dos españoles – Jon Rahm y Rafa Cabrera Bello– iban en ese turno de tarde y les quedaba trabajo por delante. Sobre todo a Rahm que a su +4 de la jornada precedente, sumó otro error nada más empezar y terminó desesperado con un +5 y fuera del torneo.
Enfilando los nueve últimos hoyos, Rickie Fowler perdió el liderato tras encadenar tres bogeys en los hoyos 11, 12 y 13; llevaba hasta entonces 27 hoyos sin errores. Pero ni aún así perdió ese sentido de tirar para adelante.
Bruce Koepka era en aquel momento el líder en un campo más apacible que el atormentado recorrido del jueves. Los greens recibían bien y eso afectaba a la mejora general del juego. También ese estado de las calles y de los greens provocó que el corte se quedara en un exigente +1. Rafael Cabrera Bello lo pasó por los pelos.
En cabeza, tras la segunda jornada: Brian Harman, Tommy Fleetwood y Bruce Koepka con -7. Jamie Lovemark, Rickie Fowler y J. B. Holmes formaron el segundo bloque con -6.
El lema de Wisconsin –Forward – estará todavía presente en los dos días finales donde se espera tormenta el sábado y viento el domingo. Un US Open sin dificultades no es lo que busca la USGA que es quien lo organiza; así que el cielo parece que ayudará a que no se logren resultados espectaculares.