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Muerte, para los que no podrán jugar el segundo torneo al haber quedado clasificados 101º o peor en la tabla general de la FedEx; es el caso de las siguientes glorias del golf: Aaron Baddeley (114º), Nick Watney (105º), Justin Leonard (120º) y Louis Oousthizen (124º), Sang-Moon Bae (122º) o el sueco Jonas Blixt que ha pasado del 92º al 102º.
Susto, para los que aunque no han podido finalizar este torneo al no pasar el corte, gracias a su posición relativa en la tabla disfrutan de colchón suficiente como para salvar los muebles –es decir, los palos- y continuar en la pelea el próximo jueves en el Deutsche Bank: es el caso de Ian Poulter (pasa del 78º al 91º); Brandt Snedeker (del 55º al 71º)o Luke Donald (del 66º al 80º).
Pero la última jornada de
The Barclays ha deparado una lucha por estar arriba, muy arriba y, lógicamente otra agonía por no estar muy abajo en esa clasificación FedEx. La parte alta de la tabla tenía como protagonistas a los que lo eran de este torneo en Ridgewood Contry Club, Nueva Jersey en la orilla oeste del Hudson.
Desde sus calles se veía el horizonte puntiagudo y quebrado de Manhattan, ese skyline tan característico. En las posiciones de privilegio Jim Furyk, Jason Day, Cameron Tringale, Hunter Mahan: grandes espadas. Y pacientes panaderos de birdies: no los aceleran, no los atrasan, simplemente hoyo a hoyo – “golpe a golpe” – los amasan como pan, con una particular habilidad templada en el horno de su temperamento que les permite estar enfocados en lo que hacen. Nada más.
Próximo a ellos un español, Gonzalo Fernández Castaño, que se acercó a la cabeza al acabar la primera vuelta limpio de bogey y dos birdies para un total de -8, en aquel instante. A esas horas una decepcionante vuelta de +3 (par en el total) despedía a Sergio García que baja en la Fedex Cup del puesto 7º al 15º.
Y casi al final de la jornada, apareció el compañero de partido de Gonzalo, el australiano Stuart Appleby y se hizo cinco birdies en seis hoyos 10, 11, 12, 14 y 15 para ponerse en ese momento con -12, primero en la clasificación.
La historia de este gran jugador, como dice un compañero de mi Club al ver mi hermosos swing, pone los pelos como escarpias. Amigo del gran jugador Payne Stewart (11 campeonatos de PGA), Stuart padeció como nadie aquel terrible accidente de aviación en el que la aeronave de Payne, despresurizada, se sostuvo en vuelo cinco horas antes de estrellarse. Stuart se hizo cargo de sus hijos Chelsea y Aaron. Corría el año 1999.
Un año antes de esta tragedia había sufrido su propia prueba de dolor, un puñal de congoja de los que despedazan el corazón: Appleby no había pasado el corte en el Open Championship de 1998, así que quedó con su esposa Renay: fuera de Waterloo Station la mató un coche en un accidente de tráfico. Rehacerse de esta suma de reveses no es fácil ni para gente tan especial como este profesional australiano. Y ahí lo tenemos con pundonor, buen juego e ingenio.
Enseguida Hunter Mahan empató en -12 con Stuart Appleby. A un golpe de estos líderes llegaron a estar Ernie Els, William McGirt, Cameron Tringale, Jason Day y Jim Furyk. Quedaba partido. Quedaba emoción.
El -12 se quedaba corto para Tringale y Mahan que situaban el -13 como mejor resultado. Pero esto no había terminado: ni mucho menos. En el hoyo 16 el mismo Hunter Mahan, como un volcán de juego – ardor, poderío – apareció asolador, enterrando bajo las cenizas de un birdie en el hoyo 16 las esperanzas de aquellos que querían dominar su superficie: él puso el -14 en lo alto de la tabla, -6 en lo que llevaba de The Barclays.
Quizás era la tarde de los volcanes: recordamos que tal día como hoy del año 79 el Vesubio, del que entonces nadie sabía de su naturaleza volcánica, entró en erupción sepultando bajo lava ardiente las ciudades romanas de Pompeya y Herculano.
Suena a romano, suena a latín Paramus – localidad donde se ha jugado el The Barclays, como a explosivo el juego del ganador, el cazador, el gran Hunter Mahan. El californiano logró el birdie en el hoyo 17 (-15) y el bogey del hoyo 18 fue suficiente para rubricar su señorío. Con este resultado, gana los 2500 puntos que le ponen 1º en la FedEx Cup. Gran jornada.
Merecido triunfo para este jugador que hace justo ahora un año, cuando después del 36 hoyos iba primero destacado en el Canadian Open, recibió una llamada del médico de su esposa anunciándole que se había adelantado la venida al mundo en Texas de su primer niño. Dejó todo y consiguió llegar en dos horas junto a su esposa Kandy y dar el primer beso a la recién nacida Zoe.
En esta tarde de domingo el desquite ha sido ir, abrazado a la niña y junto a su mujer a entregare la tarjeta que le ha hecho victorioso del primer round de los Playoff