El mes pasado retomé mi entrenamientos de tenis después de un fructífero descanso de verano. Mis expectativas no eran altas, ya que llevaba varias semanas sin entrenar. Comencé relajado y disfrutando el golpe y la vuelta a a las pistas. Todo fluía, la bola iba donde yo quería y el golpe me resultaba placentero. No dejaba de ver con cierta sorpresa lo bien que iba todo.
Tomé conciencia de mi cuerpo y sentí que estaba muy relajado. Mi mente estaba tranquila, sólo pensaba en jugar y en disfrutar.
¿En qué otra cosa podría pensar en esos momentos?
Pues en muchas, y es precisamente eso lo que en otras ocasiones me ha distraído, metido presión, agarrotado o hecho que no disfrutara en un entrenamiento.
Pero ese día no apareció nada de eso y lo agradecí. Me pregunté a qué se debía esta “suerte del principiante” y enseguida hallé la respuesta: no hay interferencias hoy.
¿Qué son las interferencias? Son precisamente esas cosas que nos dice una “voz interior” y que nos distrae, mete presión y tensa, no permitiéndonos disfrutar ni rendir al máximo.
¿Encuentras algún paralelismo con la vuelta de tus vacaciones? Hay algo que al principio te haya resultado mucho más fácil, lo hayas hecho de forma fluida y disfrutando y que a estas alturas – un mes después – no te resulte tan fácil ni agradable como al principio?
Podríamos estar hablando de dirigir una reunión con tu equipo, relacionarte con tus compañeros de trabajo o tu familia, abordar ese reto profesional que te habías propuesto, comenzar esa formación que tantos beneficios te podría reportar…o, ¿por qué no?, practicar tu deporte favorito.
Tim Gallwey, autor del libro El Juego Interior del Tenis, se refiere a esa voz interior que nos limita a la hora de llevar a cabo una actividad como “Yo1”. Representa la duda, nuestras inseguridades, nuestros miedos, nuestra crítica interna. En contraposición, existe el “Yo2” que representa nuestro potencial, nuestro auténtico yo que es capaz de mucho más de lo que nos podemos imaginar.
Cuando vuelvo de vacaciones mi “Yo2” no tiene interferencias del “Yo1”, simplemente quiere jugar y disfrutar como él sabe. Los golpes están interiorizados en mi cuerpo, mi cerebro tiene las conexiones neuronales necesarias para llevar a cabo un golpe de tenis con precisión.
Todo saldrá bien salvo que aparezca “Yo” 1 diciendo: no estoy seguro de que te vaya a salir bien, ya verás lo que te cuesta recuperar el golpe, no te sale como hace un par de semanas…” ¿Y que efecto tiene el “Yo1” sobre mi? Crea tensión, me agarrota, mi mente pierde la calma y como resultado no me sale lo que pretendo o me sale mucho peor.
¿Cuáles son tus interferencias? ¿Ha variado tu rendimiento o tu forma de disfrutar en aquello que te habías propuesto? Seguro que reconoces alguna situación donde “Yo1” haya campado a sus anchas.
El segundo día de entrenamiento fue distinto. Aparecieron las interferencias y en este caso me decían: tienes que hacerlo igual de bien que el primer día. El encanto se rompió . “Yo1” me presionaba para que lo hiciera igual que el otro día y mi cuerpo se tensó, siendo incapaz de rendir de la misma forma.
La buena noticia es que existen formas de volver al “Yo2” y permitir que mi golpe o la actividad que me proponga vuelva a fluir y sobre todo vuelva a disfrutar al máximo con ella.
Todo se entrena, basta con empezar a ser consciente de lo que te dice tu “Yo1”, el responsable de producir esas interferencias.
Te animo a leer el Juego Interior del Tenis de Tim Gallwey y a experimentar por ti mismo cómo eres capaz de sacar tu “Yo2” – tu máximo potencial – a relucir .