Empieza el año con nuevos propósitos y nuevas metas ilusionantes que cumplir. Por otro lado quizá pese sobre algunos de nosotros la experiencia de no haber alcanzado alguna meta de las que nos propusimos en anteriores ocasiones. Esto nos podría desanimar.
Quiero fijarme hoy en un factor clave a la hora de lograr cambiar un hábito o lograr un propósito: la repetición.
En el tenis, si yo decido cambiar mi golpe de derecha con el fin de mejorar mi técnica, y por tanto mis resultados en el juego, lo primero que tendré que hacer es tener claro cómo quiero que sea ese nuevo golpe de derecha.
Una vez que lo tenga claro, lo siguiente será empezar a practicarlo, idealmente con alguien que me de feedback sobre mi nuevo golpe. Lo más probable es que necesite algún tiempo (la cantidad depende de muchos factores) para que ese nuevo golpe quede incorporado a mi repertorio de juego de forma permanente.
Al principio del proceso seré capaz de dar el golpe de vez en cuando, pero el “golpe antiguo” reaparecerá de forma intermitente. En algún momento pensaré que ya sé dar el golpe, pero bajo presión, estando cansado, o simplemente estando distraído, mi nuevo golpe puede dar paso al antiguo.
Lo cierto es que a fuerza de practicar, poco a poco, el golpe va saliendo de forma más natural.
Un profesor de tenis americano, buen amigo mío, solía preguntar a sus alumnos: “¿Qué tres cosas son las más importantes para mejorar nuestro nivel de tenis”? Escuchaba las respuestas de los alumnos y luego declaraba: “practicar, practicar y practicar”.
Al principio sentimos que el nuevo golpe es “raro”, no nos resulta natural, llegamos incluso a pensar que no está bien, ya que no es lo que conocemos. Este será un buen síntoma, el golpe está empezando a cambiar. Pronto percibirás como algo natural lo que al principio te resultaba incómodo. Habrás logrado que ese nuevo golpe “sea tuyo” quedando automatizado.
Hasta que la repetición produzca los resultados deseados
¿Encuentras algún paralelismo con lo que te ocurre en tu vida cuando te propones cambiar algo o te propones un nuevo hábito?
La Neurociencia aporta una explicación al hecho de que la repetición produzca los resultados deseados. Hasta que no se establecen las conexiones neuronales en nuestro cerebro, un pensamiento o comportamiento no quedará automatizado.
Nuestra naturaleza sigue la ley del mínimo esfuerzo, es decir, no quiere gastar energía en pensar cada vez cómo vamos a hacer una cosa. “El golpe de derecha antiguo” no requiere ningún esfuerzo mental por nuestra parte, sale “solo”.
Ante un estímulo – el oponente dirige la pelota hacia mi derecha – yo respondo golpeando con mi golpe de derecha sin tener que pensar. Sólo si quiero hacerlo de otra forma tendré que prestar atención y entrenarlo de forma consciente para cambiarlo.
Encontramos muchas fuentes que sostienen la idea de que necesitamos 21 días para cambiar un hábito. Independientemente de la precisión de este dato, lo que sí está claro es que necesitamos hacer algo de forma sostenida durante un cierto tiempo para que cambie. Una vez transcurrido ese periodo, lo haremos de forma automática y con menos esfuerzo.
Marta Romo, en su libro Entrena tu Cerebro, nos habla de la neuroplasticidad del cerebro entendida como “la capacidad del cerebro de aumentar o disminuir el número de ramificaciones neuronales y de sinapsis (unión entre neuronas), a partir de un estímulo. Nos da la buena noticia de que los adultos también podemos aprender y desarrollar nuestro cerebro en contra de la antigua idea de que su capacidad quedaba determinada genéticamente.
Nuevos estímulos crearán nuevas respuestas y estas serán producidas automáticamente por nuestro cerebro gracias a la creación de nuevas conexiones neuronales. En su libro, Marta Romo establece el símil de las conexiones neuronales con los surcos creados por una rueda en un camino. Estos se harán más profundos cuanto más veces transite el vehículo por el camino. Lo mismo ocurre con nuestras conexiones neuronales, cuanto más se repita el estimulo y la respuesta mejor quedará fijada esa conexión. De ahí la importancia de la repetición.
Manos a la obra en 8 sencillos pasos
1. Define la meta que quieres alcanzar asegurándote de que te motiva de verdad.
2. Define en un plan qué acciones vas a llevar a cabo para alcanzarla.
3. Escribe una afirmación donde verbalices quién eres y lo que quieres conseguir incluyendo algún valor tuyo (p.e.: “Soy Juan, creativo y apasionado y voy a escribir un artículo sobre los temas que más me gustan una vez a la semana.”). Repite esta afirmación varias veces al día.
4. Utiliza la tecnología para que te recuerde tu plan y tu afirmación de forma atractiva (notas de voz, alarmas, videos, música, etc.)
5. Establece indicadores que te permitan saber que vas por buen camino.
6. Pide a alguien de tu entorno de que te de feedback sincero sobre tus progresos.
7. Celebra los éxitos que vayas consiguiendo y compártelo con tu familia y amigos.
8. Disfruta del camino “practicando, practicando, practicando”.
¡Te deseo mucho éxito en todo aquello que te propongas cambiar en 2018!