Las investigaciones, análisis y publicaciones sobre la evolución están lejos de terminar. Descubrir cada detalle del desarrollo de la vida en el planeta no es tarea fácil y requiere de distintas formas de estudio, desde el descubrimiento y análisis de fósiles hasta la aplicación fascinante de la decodificación genética, que ha ayudado inmensamente a demarcar las relaciones entre las distintas especies en el tiempo. La tecnología, por supuesto, nos ha avanzado a patadas en estos aspectos y el recogimiento de datos en diversas disciplinas hoy permite que se tenga un mapa mucho más pulido sobre los pasos de las especies en el planeta. Incluyendo la nuestra, por supuesto.
Precisamente, un nuevo y completo análisis de fósiles, experimentos y datos sobre el clima, ha cambiado algunos aspectos y ofrece una evolución más ramificada y, por supuesto, impulsada por la relación entre los organismos y sus medios.
La nueva investigación, que fue publicada en el diario Science el pasado 3 de julio, nos muestra otra vez como ha ido despareciendo la idea de una evolución lineal. De hecho, la evolución es cada vez más compleja, un denso arbusto repleto de pequeñas ramas que se desarrollan en diferentes caminos. La alimentación, el clima y la evolución anatómica y del cerebro son algunos de los elementos que se tomaron en cuenta durante esta investigación, los resultados indican que muchas características del Homo sapiens no se desarrollaron en un sólo paquete, como se ha pensado hasta el momento, sino que emergieron en distintos grupos y lugares.
Muchos rasgos únicos para el linaje humano, se pensaba surgieron entre 2.4 millones y 1.8 millones de años atrás en África. Aquí los más importantes estudiados por el momento:
– El cerebro grande
– El cuerpo y las piernas largas
– La reducción de las diferencias entre los sexos
– El aumento de consumo de carne
– Períodos de maduración prolongados
– Aumento de la cooperación social
– La fabricación de herramientas
Sin embargo, el estudio sugiere que todos estos rasgos no surgieron juntos. Por ejemplo, los rasgos humanos fueron apareciendo por etapas, aquí y allá. Los últimos hallazgos sugieren que las piernas largas, una característica que antes se consideraba exclusiva de los humanos, emergieron en antepasados anteriores, específicamente en el género Australopithecus entre 3 y 4 millones de años atrás. Más aún, las herramientas de piedra pudieron hacer nacido antes de originarse el Homo.
El nuevo estudio, elaborado por las paleoantropólogas, Susan Antón, autora principal de la Universidad de Nueva York y Leslie Aiello de la Fundación Wenner-Gren en Nueva York, muestra lo dinámica que ha sido la evolución, y lo frondosa. El clima, por ejemplo, es otra de las variables que se tomó en cuenta. Se pensaba que el enfriamiento global tuvo mucho que ver con la forma en que se evolucionó, sin embargo, estudios recientes sugieren que el entorno del Homo temprano pudo haber sido mucho más diverso. Un clima inestable le hizo compañía a la cuna de la humanidad entre 2.5 a 1.5 millones de años atrás. El cambiante paisaje impulsó la versatilidad en el linaje homínino, con un aumento cerebral que a su vez mejoró el talento para el pensamiento y la vida social.
“Las condiciones climáticas inestables favorecieron la evolución de las raíces de la flexibilidad humana en nuestros ancestros”, expresó otro de los coautores del estudio, Richard Potts, paleoantropólogo y curador de antropología y director del Programa de Orígenes Humanos en el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian. “La narrativa de la evolución humana que surge de nuestro análisis hace hincapié en la importancia de la capacidad de adaptación a entornos cambiantes, (en lugar de adaptarse a uno de los entornos) en el temprano éxito del género Homo”.
La alimentación fue otra variable importante. El análisis químico de fósiles sugiere que los primeros homíninos cambiaron a una dieta más diversa que incluía más carne y plantas resistentes. Esta diversidad y las calorías adicionales, junto con el uso de herramientas y la cooperación social, podrían ayudar a explicar el aumento en el tamaño corporal promedio observado en los primeros Homo.
“La evolución es un complicado arbusto, no una línea recta”, dijo Aiello.
Y distintas especies, como Homo erectus, homo habilis y homo rudolfensis, los que pudieron haber caminado juntos en lo que le llaman el amanecer de la especie homínina, adquirieron distintos rasgos en diferentes momentos y frente a paisajes inestables y cambiantes, indican estos nuevos resultados.
– Glenys Álvarez, psicóloga y periodista científica dominicana, reside en Pittsburgh y publica muchos temas interesantes de ciencia en Editora Neutrina y Órbitas Científicas.