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GOLF CON GARRA

Renato Paratore, con sólo 20 años, gana el Nordea Masters

El italiano, que terminó con un acumulado de -11, defendió con garra su posición en los últimos hoyos, cuando a la lluvia y al frío se le unía el correoso Chris Wood (-10). Paratore, significa preparado para todo.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
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Conocía el Nordea por referencias de mi bellísima prima Margarita. Si no se lo cuentan a nadie les diré que ella tiene intereses en el Grupo Nordea.

Por lo visto, parte de los ingentes beneficios de su personal ingeniería financiera acaban en el Nordea Investment Found. Allí , por lo visto, vuelven a crecer en una prestigiosa SICAV, por arte de birlibirloque, y contradiciendo el brocardo “pecunia non parit pecuniam”.

Su matriz –Nordea Bank – está en Estocolmo y allí gracias a sus activos mi activa y atractiva pariente es invitada de tarde en tarde; y le agasajan podridamente por los bienes monetarios confiados a tan solvente entidad.

Con ocasión del último viaje le habían entregado tickets para al Nordea Masters, que se ha celebrado en el  Barsebäck Golf & Country Club, situado en el extremo norte de la bahía de la ciudad de Malmö. Y allí se me marchó: me dejó compuesto y sin prima, si me entienden.

Sí, esta Malmö es la misma Malmö que fue sede del Festival de Eurovisión en dos ocasiones 1992 y 2013. En la primera de ellas ganó Irlanda, cantaba Linda Martin una canción titulada Why me? (“¿Por qué yo?”).

Y la pregunta debía andar rondando las neuronas de un joven italiano, Renato Paratore, este domingo de frío y lluvia nórdica en el campo de Barsebäck, un inusual recorrido de par 73.

En la tres jornadas previas, el italiano había jugado bien y siempre por debajo del par (68-72-71), lo que le permitió salir en el penúltimo partido, justo delante de Chris Wood, único rival en ese domingo agónico.

¿Por qué yo?, ¿por qué hoy?, ¿por qué yo, un italiano de 20 años, que obtuve la tarjeta del Circuito Europeo 24 días antes de la mayoría de edad, y que ocupo el puesto 272º del mundo?

¿Por qué yo, que gané pocos días después el Italian National, me veo ahora a las puertas de la victoria en un gran torneo del Circuito Europeo compitiendo con el ganador del Wentworth del año pasado?

Las respuestas están en los trabajos. Este año Renato Paratore ha tenido 13 apariciones, ha pasado 5 cortes, pero en una proyección que nada tiene que ver con la de años anteriores: tiene en su haber cinco Top 25, con un 8º puesto en Marruecos.

Su apariencia humilde, casi tímido, con el polo abrochado hasta el último botón recordaba aquel Monk, detective hipocondriaco y maniaco; su delgadez da más la imagen de un ciclista de Il Giro que la de un golfista. Y sin embargo su mirada intensa, su inquietud para no hacer esperar al siguiente golpe nos dibuja un romántico del golf.

Precisamente, y hablando de festivales, pónganle un smoking y podría estar en el San Remo de 1960 cantando Romantica, con otro Renato – Renato Rascel – y Tony Dallara.
Pero su recital de este domingo – lluvia y frío – no fue de canciones, fue de putts. Los tuvo muy comprometidos en unos greens de incierto rozamiento a causa del agua caída, y sin embargo en ningún momento dudó.

Iñigo Uriquizu, su caddie, apenas tenía tiempo para dar alguna orientación, pues el italiano miraba el hoyo, miraba la pelota, se ponía en su stance y la empujaba decidido y certero al fondo de la copa.

Evidentemente surgió la tensión en los últimos hoyos. Estábamos cerca del final, cuando Chris y él empataban en  -11. El driver se resistía a pegar suelto, porque tampoco los brazos, acortados por los nervios, fluían cómodos. Eso le originó dos salidas al rough en sendos hoyos y dos golpes de difícil ejecución entre árboles o maleza.

Pero el “por-qué-yo” estaba resuelto: era el día. Tener el día es un pensamiento, un extracto de realidad, que en el golf sobreviene como en la vida. Hay días que son excepcionales. Salen las cosas que no salían; fluye hoy el swing que ayer era remedo de RoboCop; van al hoyo las bolas que la víspera lo huían como si fuera la bicha.

Días hechos para recomponernos, eso acaban siendo tantas jornadas en la vida y en el golf. Por eso sobran las preguntas “¿por qué yo?” “¿por qué hoy”, que no tienen otra respuesta que sobrenadar al filo de tan buena ola y dar lo mejor de uno mismo.

Es el momento para apretar el haz de buenas prácticas, el acervo de horas de experiencia y tirar para adelante. A lo mejor con nervios, pero sin miedo, sensa paura, que diría este romano que ganó el Nordea Masters.

Paratore es un apellido ilustre, de acreditada nobleza, que resulta hecho a medida – su misura – para este gladiador de los campos de golf. Paratore al decir de los mejores expertos en genealogía, viene del latín “Paratus” queriendo significar “preparado para todo”.

Así lo hemos visto y así se lo hemos contado. Y esperamos volver a verlo.

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