Esto ocurrió el jueves. No pude jugar el partido de golf con los amigos por asuntos personales… ¡Vale, vale! ya sé que eso de “asuntos personales” suena a cese fulminante disfrazado de dimisión voluntaria. En mi caso, sin embargo, eran muy personales los asuntos; y muy de índole económica.
Inquietudes sobre la estabilidad monetaria movieron mis pies hasta las puertas de mis banqueros. Confieso que inicié esta maniobra por asesoramiento de mi prima Margarita que, además de ser la más guapa de la familia, es también la más lista de la clase.
.- Primo, ¿te habrás quitado de encima las acciones de Banco Tal? (“Banco Tal” es nombre que, como habrá supuesto el sagaz lector, oculta el nombre original de la entidad financiera).
.- Claro que no – le dije con cierto aire de potentado -. Siguiendo tus consejos compré un millón de acciones. Además, acudí a una ampliación y ahora debo ser uno de los mayores accionistas de Banco Tal. Jajajajajaja.
.- Zoquete: lo que eres es uno de los mayores inmaduros, indocumentados e in…
.- No sigas, Margarita, no sigas… ¿Es qué pasa algo?
.- ¿Qué sí pasa algo? Pero tú, querido ingenuo, ¿dónde vives?
.- Bueno, por la mañana entre el hoyo 1 y el hoyo 18. Y por la tarde…
.- ¡Anda, calla ya! Es que no leíste ni el informe que te envié sobre la situación.
.- ¡Ah! claro que lo leí un tuit muy gracioso con un video que decía no se qué de los bancos.
.- Na-da de un men-sa-je – dijo separando bien cada sílaba, como hace tía Alicia cuando amonesta a un camarero que le presenta un vaso sucio -: e-ra un com-ple-to do-ssier con re-co-men-da-cio-nes fi-nan-cie-ras pa-ra sal-var tu mo-des-ta for-tu-na.
Luego respiró hiperventilada; miró al cielo; musitó una jaculatoria y bebiendo un sorbo de cerveza hurgó en su bolso. Sacó de él su tablet y me leyó, con profusión de interrupciones aclaratorias, el informe “Recomendaciones de Urgencia para el Aseguramiento de Activos en Banca Tal y otras Entidades Crediticias con Domicilio Social en Áreas con Riesgo Ponderado de Inestabilidad Social y Política”.
Después de escuchar la lectura por un tiempo no inferior al necesario para la ingesta de tres martinis, pidió un papel y con esas manos tan bonitas escribió una nota con cinco instrucciones que me entregó.
.- Mañana mismo, en cuanto abra tú banco, te pones delante del director y no sales de ahí hasta que haya ejecutado estas órdenes.
.- ¿Mañana? Vaya – dije con algo de disgusto – Vaya… es que…
Pero al ver como se juntaban sobre su nariz las delgadas y perfectamente delineadas cejas de Margarita, preferí guardar silencio: no podría jugar el partido que tenía previsto con unos colegas seniors.
Eso fue el miércoles.
El jueves, cerradas las operaciones financieras con mi banquero, que no hacía más que decir “muy juiciosas, muy juiciosas” refiriéndose a las instrucciones de movimientos ideadas por Margarita, me fui al Club a reponerme del madrugón con un tinto y una tapa de tortilla.
Y ahí estaba yo, en la Terraza Oeste de la Casa Club, cuando llegaron cuatro señores socios seniors, que venían de jugar. Se sentaron cerca de mí, pidieron sus bebidas y se pusieron a discutir sobre para qué venía cada uno al golf.
Ciertamente, además de no dar muchas vueltas a informes financieros, tampoco había dedicado en mi vida ni cinco minutos a considerar para qué juego al golf. Según mi criterio, yo juego y ya está.
Sin embargo escuchando a aquellos veteranos descubrí algunas cosas. Al parecer uno de ellos estaba disgustado porque otro veterano ni le habla cuando juega. Éste le decía que para hablar está todo el día y toda la Casa Club, y que él juega para hacer pocos golpes. Otro terció indicando que lo uno no impide lo otro.
El cuarto jugador, había permanecido en silencio durante la viva discusión. En cuanto empezó a hablar reconocí en aquella voz al muy juicioso, muy juicioso Amateur 1, que diría mi banquero.
.- En golf, como a otras actividades, tenemos gente muy distinta. Podría decirse que hay tantos modos de ir al golf como jugadores. Pero en esencia unos van para divertirse y otros para disfrutar.
.- Eso es lo mismo ¿No? – dijo el que le gusta hablar.
.- Suena parecido, pero no es igual – sonrió Amateur 1.
.- A ver, explícate – pidió el jugador que nunca hablaba con otros.
.- Mira – comenzó Amateur 1 -. Divertirse, del latín “divertere”, viene a significar llevar por otros lados, verter fuera, desviar. Cuando uno se divierte saca al aire su humor, desvía la atención de las propias preocupaciones: es un movimiento desde dentro del espíritu hacia fuera para “estirar” la vida.
.- ¿Y disfrutar? – intervino Amateur 2, que acababa de unirse al grupo.
.- Hola – saludó Amateur 1 –. Pues ahí tenemos un movimiento inverso, es decir de fuera a dentro: el que disfruta (dis – fruto), extrae de las cosas y de los tiempos lo útil, el fruto para gozar de ello, para enriquecerse por dentro, para ser más él mismo, para ser mejor en su espíritu.
.- Anda: pon dos ejemplos – insistió el que le gustaba hablar.
.- Divertido es contar un chiste bueno y reírse a carcajadas – apuntó Amateur 1.
.- ¿Y el disfrute?
.- Pues cada uno disfruta según su formación, sus aficiones, su carácter, educación y temperamento – Amateur 1, miró en derredor a la concurrencia que había aumentado y concluyó -. Pero hay una manera común de disfrutar: querer a los demás como son, interesarse por ellos. En dos palabras…
.- … hacerse amigos – completaron la frase a coro el que nunca habla y que no para de hablar.