En los hechos de hoy, domingo 29, el gran debate en Israel entre pragmáticos y fundamentalistas que ha recogido el Índice de Política Exterior 2024 del Instituto Mitvim.
Las preguntas de qué hacer desde que Hamás invadió el país el 7 de octubre y Hezbolá atacó al día siguiente, el 8 de octubre, ya han sido contestadas en Israel. Hamás ha sido destruida prácticamente y Hezbolá descabezada. Nasralá con su cuerpo de comandantes y jefes fueron abatidos en la que puede calificarse -destacó Hechos de Hoy-como una de las operaciones icónicas del Mosad (Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales de Israel).
La opinión pública mundial no debería olvidar ni minimizar el momento de pánico, horror y profundo dolor al descubrir que los milicianos de la organización terrorista Hamás mataron, mutilaron, secuestraron y violaron a cientos de israelíes de forma cruel y despiadada. Los vídeos de decapitados fueron un mazazo de insufrible dolor al descubrir el odio tan profundo de los atacantes en su salvaje redada antes de volver a la Franja de Gaza con niños, jóvenes, adultos y ancianos secuestrados (el sur de la Franja de Gaza está dividido de Egipto por el llamado corredor de Filadelfia).
Al día siguiente de este horror, Hezbolá llevó el pánico al país con una lluvia de cohetes y misiles obligando al refugio en los bunker y a abandonar precipitadamente los hogares sobre todo en el norte de Israel.
Todavía más doloroso fue descubrir el júbilo de los ayatolás de Irán por la lección dada a Israel de que no tiene fronteras seguras ni en el este con la Franja de Gaza ni en el norte con el Líbano. Israel vivió de forma dramática su particular 9-11 con sus amargas lecciones.
Benjamín Netantahu, de 74 años (primer jefe de Gobierno isaelí nacido después de la creación del Estado de Israel -y desde diciembre de 2022 primer ministro, cargo que también ocupó desde 1996 a 1999 y desde 2009 a 2021-) ha defendido que sólo había una única respuesta correcta.
Invadir Gaza, perseguir a todos los jefes y milicianos de Hamás, matar hasta el último de ellos, y no dejarse disuadir por las bajas civiles. Y luego golpear a Hezbolá en el Líbano.
Y hacer ambas cosas sin perder tiempo en planificar una estrategia de salida para ninguna de ellas. ¿Cuál es el actual momento que ahora afronta Israel?
Atención a que el presidente Joe Biden pidió contención desde el primer momento y urgió un esfuerzo diplomático continuo, realizado de forma admirable por Antony Blinken. Toda la diáspora judía ha contemplado sin aliento los acontecimientos. Especialmente la casa Rothschild.
Netanyahu no ha comprendido (ni comprende), ni ha reflexionado sobre el hecho cierto de que Irán, de forma maquiavélica, desarrolla una estrategia para destruir a Israel. A la vez que sigue las tensiones políticas que minan el gobierno de Netenyahu, trata de debilitar a los aliados árabes de Estados Unidos, destruir la influencia en la región de Washington, intimidar a Israel del peligro de atacar las instalaciones nucleares de los ayatolás y, desde luego hostigar y golpear sin cesar al Estado judío.
Neutralizar a MBS
Netanyahu nunca comprendió -ni sopesó con su círculo- el marco geopolítico del momento preciso en que Irán ordenó los brutales ataques de Hamás y Hezbolá. Irán buscaba por todos los medios frustrar la iniciativa diplomática de la Administració de Joe Biden, y de la familia Rothschild-el gran sueño de Jacobo Rothschild– de crear un ecosistema de paz, desarrollo y plena convivencia entre Israel, la Autoridad Palestina y Arabia Saudí. Un proyecto conocido y apoyado por Mohamed bin Salman (Mohammad bin Salmán bin Abdulaziz Al Saud conocido como MBS).
Irán no ha dudado en mover todos sus peones en el tablero de Oriente Medio para impedir el reconocimiento pleno de Arabia Saudí a Israel. Y lo ha hecho con Hamás en Gaza, Hezbolá en Líbano, los hutíes de Yemen, las milicias chiíes proiraníes de Irak, y milicianos fanatizados infiltrados en Cisjordania (armados por Irán con equipos de contrabando enviadas desde Jordania).
De forma cínica, despiadada y brutal, Irán ha evitado mover tropas, sólo jefes militares. Ha utilizado únicamente a palestinos y libaneses (a quienes ha sacrificado con sus familias sin ningún pudor) en esta batalla. Los ayatolás han querido a la vez desviar la atención sobre la represión en su país. Y han tratado de tapar el imperio que han estado construyendo con la colonización del Líbano, Yemen, Irak y Siria.
Netanyahu sí acertó en su diagnóstico de anillo de fuego sobre Israel. Pero ha demostrado falta de liderazgo ético al permitir, en momento tan dramático para la supervivencia de Israel, dar prioridad a sus propios intereses políticos e ideológicos que han desatado masivas protestas en el país.
En estos momentos, y para una nueva hoja de ruta, Israel necesita palancas claves:
— Lo primero, tiempo y sosiego para actuar.
— Lo segundo, ayuda de Estados Unidos y sus aliados occidentales.
— Lo tercero, ayuda y apoyo de países europeos y árabes.
— Lo cuarto (lo útimo y no por ello lo menos importante), no perder su legitimidad, el peso de su relato ético.
Joe Biden acertó y, si gana, Kamala Harris debería perseverar en su plan de influencia, diplomática ypresión imperativa en toda la región.
El escenario dibujado por Biden, que tiene plena vigencia para Kamala (y cuenta con el apoyo de la diáspora judía), apunta a los siguientes ejes:
Primero. Total reforma de la Autoridad Palestina en Cisjordania con un un nuevo liderazgo de autoridad política y moral.
Segundo. Abrir una negociación seria y estable (a corto, medio y largo plazo) para la solución plena de la convivencia con fronteras seguras entre los Estados de Israel y Palestina.
Tercero. Presión sobre Hamás para la salida de Israel de Gaza con la condición de devolución de todos los rehenes aún vivos y los cadáveres de los que fallecieron.
Cuarto. Presión sobre Hezbolá para el fin de sus ataques desde el Libano.
Quinto. Abrir la senda definitiva para la plena normalización de relaciones entre Arabia Saudí e Israel (será el golpe devastador para los ayatolás y sus aliados).
Sexto. Sentar las bases para la asociación plena entre Emiratos Árabes Unidos y la Autoridad Palestina (AU). Una alianza para apoyar con tropas a la Autoridad Palestina en Cisjordania y Gaza. Emiratos Árabes Unidos se implicaría además en la plena reconstrucción de la Franja de Gaza.
Atención a que Fareed Zakaria de CNN entrevistó al exprimer ministro de Israel, Ehud Olmert, y al político palestino Nasser al-Qudwa sobre su propuesta compartida para una solución de dos estados (el acual plan de Biden y Kamala que apoya el Rey de España).
Ehud Olmert redactó y firmó la propuesta con Nasser al-Qudwa, sobrino del expresidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, el 17 de julio de 2024. Contempla el Estado de Palestina junto al Estado de Israel.
Nasser al-Qudwa y Ehud Olmert han abierto un camino de paz, futuro y convivencia. Benjamín Netanyahu debe ahora elegir. Y su elección es realmente dramática.
Nunca Israel caminará solo porque sus aliados no lo abandonarán. Pero si rompe y abandona el escenario de la alianza con Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, su futuro puede quedar en entredicho como país de oportunidades, paz y desarrollo.
La hora del dilema de Benjamín Netanyahu. ¿Caminar hacia la paz o elegir la senda del abismo?