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El sexo femenino es el formato base, como si dijéramos, y todos comenzamos con características de mujer, los pezones por ejemplo, son vestigios en el hombre de aquel inicio; y así hasta la octava semana, más o menos, cuando la transformación hacia lo masculino comienza con una explosión de testosterona gracias a la expresión del cromosoma "Y". Entonces empieza la gran aventura para el organismo masculino.
Los investigadores suponen que los cromosomas humanos evolucionaron a partir de un par de ordinarios autosomas hace entre 200 a 300 millones de años. Ahora bien, debido a su papel específico en la determinación del sexo entre humanos, el cromosoma "Y" ha atraído mucho la atención especial de los genetistas, biólogos evolutivos e incluso el público en general. Y no es para menos, este cromosoma tiene regiones de ADN que muestran un comportamiento genético muy distintivo y características genómicas bien particulares.
En un principio, sin embargo, se pensaba que el cromosoma desaparecería ya que las investigaciones indicaban que ha ido empequeñeciendo con el tiempo. Pero no debemos preocuparnos pues parece que ha detenido su decaimiento y no desaparecerá. No sólo eso, "Y" ha desembuchado mucha información en las últimas lecturas de su genoma. Por ejemplo, esos espacios que parecían no servir de mucho, por el contrario, son los que regalan lo masculino al organismo, por ello componen el 95% del cromosoma, le llaman MSY, por ser la región específica para lo masculino.
Los cambios comienzan desde muy temprano. En el segundo mes de embarazo, el espermatozoide del padre, que ya le dio al niño su "Y", inicia el bombardeo de testosterona con sus regiones masculinas para testículos y todo lo demás.
“La complicada transformación en el útero de mujer a hombre expone al hombre a un viaje lleno de peligros especiales. El cerebro unisex tiene que transformarse en un cerebro masculino, matando algunas células en los centros de comunicación y produciendo más neuronas en los centros sexuales y de agresión. El sistema reproductor femenino tiene que convertirse en el más complejo del tracto reproductor masculino, con el desarrollo de tejidos tales como de los testículos y de la próstata. Además, se necesita un mayor número de divisiones celulares para hacer un macho, cada una de estas divisiones implica un mayor riesgo de error, así como mayor vulnerabilidad a los contaminantes”, explica la investigadora en casos de autismo, Irva Hertz-Picciotto, de la Universidad de California en Davis.
Precisamente, Hertz-Piciotto llama la atención sobre cómo los niños son más vulnerables a padecer autismo que las niñas, es probable que los retos presentados por los cambios en el cerebro hacia el mundo masculino, permitan que estas diferencias en las conexiones neuronales ocurran.
“La combinación de cromosomas XY es más vulnerable. Las dos XX ofrecen cierta protección. Por ejemplo, en esos trastornos en los que hay defectos genéticos en un cromosoma X, el otro cromosoma X sirve como un respaldo saludable que la mujer puede tomar de relevo. Pero con su único cromosoma X, el hombre carece de una copia sana del gen, que pueda reemplazar. El cromosoma X, además, es también un cromosoma más grande, con mucha más información genética que el cromosoma Y, y eso puede llevar a alguna pérdida inherente de proteínas claves para el desarrollo del cerebro o de los mecanismos de reparación en los niños”, dice Hertz-Piciotto.
De hecho, los varones padecen más vulnerabilidades a contaminantes como el plomo, a enfermedades como el asma y a morir durante la infancia. Más aún, el sistema inmunológico del sexo femenino es más fuerte, el estrógeno es responsable pues esta hormona sirve para contrarrestar el proceso antioxidante. Investigaciones indican que bajos niveles de estrógeno en la madre hace que los niños sean más sensibles a lesiones en la cabeza.
“El cerebro masculino es simplemente un aparato más frágil, más sensible a casi todos los insultos cerebrales”, expresó para el diario Environmental Health Perspectives, el experto en envenenamiento por plomo Herbert Needleman.
“Incluso cuando un niño logra nacer, todavía tiene que luchar por su supervivencia: es de tres a cuatro veces más propenso que las niñas a tener trastornos del desarrollo como el autismo y la dislexia, las niñas aprenden el lenguaje antes que ellos, desarrollan vocabularios más ricos e incluso oyen mejor que los niños. Durante la adolescencia, las niñas también demuestran perspicacia y juicio primero mientras que los niños son más impulsivos y toman más riesgos que sus hermanas. Los adolescentes varones son más propensos a suicidarse que las niñas y son más propensos a morir muertes violentas antes de la edad adulta”, nos dice la doctora estadounidense Marianne J. Legato.
Los varones adultos también mueren antes. Mueren dos veces más por enfermedades coronarias, de hecho, estas enfermedades se manifiestan en ellos hasta una década antes que en las mujeres, más aún, ellas tienden a sobrevivir el cáncer por más tiempo. Y en cuanto al sistema inmunológico, el femenino es más vigoroso. De hecho, “de las 10 infecciones más comunes, los hombres son más propensos a tener encuentros serios con siete de ellas”.
“Teniendo en cuenta la relativa fragilidad de los hombres, a lo mejor tendremos que ofrecerles ciertas ventajas, ya no por ser chauvinistas, sino para asegurar su supervivencia”, comentó Legato.
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– Glenys Álvarez, psicóloga y periodista científica dominicana, reside en Pittsburgh, Estados Unidos, y publica muchos temas interesantes de ciencia en Editora Neutrina y Órbitas Científicas.