La fiesta de Halloween no sería lo mismo sin Heidi Klum y sus disfraces. La modelo y presentadora alemana volvió a ser la sorpresa de la noche más terrorífica y dejó a todo el mundo con la boca abierta gracias en gran parte a su última y más impactante caricaturización: Jessica Rabbit, el dibujo animado sexy y voluptuoso de ¿Quién engañó a Roger Rabbit?.
Tras varias semanas jugando al despiste a través de las redes sociales, Klum por fin desveló su secreto mejor guardado y se presentó con su sexy disfraz en la fiesta que ella organizó en el restaurante Lavo, próximo a Central Park. Irreconocible, como siempre; aunque, a diferencia de anteriores ocasiones, el trabajo de maquillaje es digno de un premio.
La modelo había recurrido a los servicios de la empresa Prorenfx, especialista en prótesis. Fue una de sus primeras pistas y a tenor del rastro que había dejado en su cuenta de Instagram, muchos de sus seguidores estaban convencidos de que emularía a Kim Kardashian o a Amber Rose.
Todo ello por las encargadas para multiplicar por diez sus pechos y su trasero, algo muy característico de estos personajes. Hedi Klum evitó lo que a muchos les parecía obvio y se ciñó al mandato que ella misma había impuesto para su fiesta de Halloween. “Vístete como un personaje de ficción”, comentó.
Aunque la lista de invitados a la fiesta estaba cuajada de estrellas, ninguna consiguió hacer sombra a Hedi Klum. A la fiesta acudieron Jennifer Lopez y su novio, Casper Smart, vestidos de atractivos esqueletos; la modelo Gigi Hadid emuló a Olivia Newton-John cuando se metió en la piel de Sandy, la protagonista de Grease; y la actriz y modelo Emily Ratajkowski vistió como Marge, la matriarca de los Simpson.
Si este año lo hacía caracterizada como un sensual dibujo animado, otros los hacía disfrazándose de cuerpo humano despellejado, exhibiendo solo los músculos, de sí misma con 95 años, de insecto galáctico o de gran manzana.
Por este último se decantó cuando la fiesta de los muertos le pilló embarazada de nueve meses. Según cuenta la camaleónica belleza, pensó que un traje tan holgado protegería su prominente barriga. “El problema fue que no entraba en el coche y tuve que pedir un descapotable. Tampoco podía beber agua porque no alcanzaba mi boca con mis brazos y ni siquiera podía sentarme. No pensé mucho en todos estos inconvenientes y, la verdad, no fue nada divertido”, recordó.
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