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Al analizar el juego, parece que Sergio García ha pagado el peaje de ser su primera aparición de la temporada en el Circuito Americano. Si hubiera jugado otros anteriores…
En el caso de
Jorge Campillo (-12), que ha quedado cuarto en el
Maybank Championship Malaysa, su mejor resultado de la temporada, vemos una portentosa competición durante la semana: llegó en algún momento a estar segundo.
Ha jugado de maravilla el extremeño, por debajo de 70 golpes los cuatro días (65-69-69-69), y con golpes de extraordinaria calidad. Si hubieran sido pares los bogeys de los hoyos 6, 11 y 18 habría empatado en cabeza.
Pablo Larrazábal (-1) está esta temporada con renovado empuje. Lleva una motor interior de especial motivación. En la cuarta jornada hizo 69 golpes. Si hubiera hecho los 65 del día anterior, habría empatado también en cabeza.
Y es que el golf es como la vida. Siempre es como la vida. Y si no, recuerden los jugadores habituales cuántas veces han tenido que escuchar los tristes lamentos de la tribu de los “Si-hubiera” o las elucubraciones de sus vecinos, la tribu de los “Si-no-contamos”.
Los primeros son esos que vemos entrar en el vestuario, todavía con la tarjeta de juego en la mano izquierda y lápiz en la derecha, repasando los resultados de cada hoyo y le sueltan a su compañero contrincante, pero que lo oyen hasta en las duchas:
.- Pues he hecho cuatro pares y un birdie; si hubiera metido el putt de siete metros del hoyo 17 y si hubiera embocado desde el bunker del hoyo 18, habría acabado por debajo de mi par.
A lo que alguien, desde la segunda fila de taquillas, según se entra a mano derecha suele responder.
.- Y si mi tía tuviera bigote, sería mi tío.
.- Y si tuviera dos ruedas, un bici –añade otro de la primera fila de taquillas.
.- Si tuviera además motor, una motocicleta – tercia otro desde el fondo del vestuario.
Se produce después la algarabía, el cruce general de puyas, chanzas y risas, en parte justificadas muchas de ellas, porque, aunque no esté bien lanzarse en tromba a matar la ilusión de un amateur, lo cierto es que no hay más cera que la que arde, ni más resultado que el que refleja la pizarra.
Pero los que no sufren ninguna desmoralización y no hay bulla que los reduzca son los “Si-no-contamos”. Creo que es justo reconocer que a todos nos pasa un poco el fijarnos en los golpes y hoyos que nos han salido de lujo. Los acariciamos en la memoria hasta gastarlos. Los contamos en el bar del Club hasta el agotamiento de la reserva de paciencia de nuestros compañeros socios. Se los describimos a nuestro cónyuge, que a lo mejor ni juega al golf, ni entiende de que le hablamos.
.- Buah!, querida – comenzamos – tendrías que haberlo visto. Estaba de dos golpes al borde del lago del hoyo 16 (ya sabes, ese par 5 tan bonito con una dificultad de agua frontal). Entonces he cogido un wedge. He dudado de palo porque había viento en contra, pero al final me he decido por el 56 grados, y con un golpe imponente, la bola ha picado en la plataforma superior y con el back-spin ha rodado hasta quedarse a tres pies. ¡Vaya birdie!, querida.
“Querida” no se ha enterado de nada, pero con buen carácter le dice, “¡que fuerte eres, cariño”, lo que le deja más ancho que largo al marido.
Pero volviendo a la tribu de los “
Si-no-contamos”, conviene precisar que sí cuentan, y además muy bien. Un “
Si-no-contamos” sabe en todo momento los golpes que lleva él en cada hoyo. Además controla de maravilla los que llevan los demás. De hecho hay una escuela de pensamiento que considera que ya había “si-no-contamos” en los tiempos escoceses del inicio del golf.
Han llegado a constatar las raíces de esta estirpe entre financieros, economistas y contables; llega a atribuírsele la invención de la Contabilidad B: si no contamos este ingreso; si blanqueamos esta partida, si no contamos a Hacienda esta transacción…
En el vestuario, pero más asiduamente en el Bar del Club, con una sonrisa angelical tras beberse la primera cerveza y después de escuchar al ganador narrar su birdie desde 90 yardas en el hoyo 18, el “Si-no-contamos” te suelta pletórico de espontánea alegría.
.- ¡Huy! Pues yo igual: he hecho tres pares y un bogey y si no contamos los 25 golpes que he dado por la j….. agua del hoyo 3, he cumplido mi par.
Hombre, par, par, lo que viene siendo par es lo que hay que tener para no exigirle que pague una ronda por cada golpe de más que no se cuenta; ¿no creen?