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LOS DEDOS DE LA FORTUNA

Golf en compañía y triunfo de Matthew Fitzpatrick en el Omega European Masters

Se resolvió en el tercer hoyo del desempate en un precioso campo suizo. El golf de alta competición produce muchas horas de jugar con compañeros y eso es seguro de belleza interior, alegría y mejora del cerebro.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
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Después de una degustación en mi club del vodka Goose Gray con tónica llegué a la conclusión que me gustaba. Al día siguiente envié a un propio a adquirir un ejemplar.

Estaba en la biblioteca de casa inmerso en la lectura de la prensa deportiva cuando me anunciaron la visita del mi bellísima prima Margarita y de mi tía Alicia. Lo de que me anunciaron es un modismo. Realmente entraron como una exhalación sin apenas dejarme opinar ni retirar de la vista el Goose Gray, ni el Marca.

.- Lo que me pensaba – soltó mi tía Alicia tirando su bolso sobre el chester que hay a la altura del estante de Clásicos Españoles -: aquí está este holgazán dedicado a la bebida y la lectura frívola sobre esos ordinarios deportistas.
.- Hola tía: bienvenida…
.- No seas así, tía – intervino la Comisaria Universal Para La Pacificación Familiar, o sea mi amada prima Margarita – : el duque tiene que documentarse serenamente para escribir en su blog.
.- Pamplinas – quiso cortar la vetusta pariente –: para escribir no hace falta beberse un litro de Dry Martini.

.- No es un litro, ni es Martini – proferí defensivo; luego intentando que la conversación se dirigiera hacia horizontes menos cenagosos que mis preferencias sobre líquidos leí del Marca en alta voz lo siguiente:

“Hay estudios científicos que afirman que el ejercicio físico en  compañía conlleva beneficios en el cerebro”.
.- ¿De dónde sacarán esas mamarrachadas? ¿Qué científico puede pensar de ese modo? – inquirió mi tía Alicia llenándose, sin preguntar, una copa con mi Goose Gray.
.- No es un modo de pensar, es más: es una tesis conclusión académica –repliqué yo mientras veía aterrado que también Margarita también atacaba el Goose Gray, con su hielo y su tónica – . Escuchad lo que sigue: “La Universidad de Princeton llegó a esa conclusión a través de un experimento con ratas. Cuando corrían acompañadas, la regeneración de sus neuronas era mayor que cuando corrían solas”.
.- ¿Ratas dices? – preguntó tía Alicia más para sí que para nadie.
Margarita, con una sonrisa llena de bella malicia, si eso es posible, añadió.
.- No sé, no sé: primo Gonzalo cabalga acompañado y no veo que se le hayan regenerado sus neuronas…
.- Para que algo se regenere tiene que haberse generado primero – añadí encantado de que se hubiesen olvidado de mí –: son sus caballos, los que  mejoran en inteligencia.
.- ¿Ratas dices? – volvió a repetir tía Alicia – Ahora entiendo la sonrisa estúpida de algunos que se unen para fastidiar al prójimo: han activado esa parte de neuronas que les hace feliz corriendo juntos para destruir lo que estaba unido y pacífico.

 Y ahí se quedó callada. Nosotros dos respetamos un silencio que se prolongó lo que parecía una eternidad. Luego, se sirvió un segundo turno de mi Goose Gray. Yo callé y disimulé: no iba a echar piedras sobre el tejado de mi asignación de rentas y todo eso, si quieren entenderme.
.- Y ¿dice algo más sobre la actividad al aire libre en compañía? – añadió tras  sorber de la copa y darnos la espalda pasando un delicado índice por los lomos de “Obras Completas de William Shakespeare”.
.- Pues sí, precisamente: “un análisis de la Universidad de Carolina del Sur determinó que quienes hacen ejercicio al aire libre junto a amigos, pareja o compañeros de trabajo se sienten más felices”.

.- Claro que dependerá de qué hagan esos amigos o esa pareja o esos compañeros.-  aclaró Margarita -. Por ejemplo en golf, que da tiempo para charlar es cierto que te lo pasas bomba si no te lo tomas todo a la tremenda.

.- Fíjate lo de este domingo entre Hend y Fitzpatrick
.- Estuvimos hace tres Navidades con unos primos Fitzpatrick de Essex. – interrumpió tía Alicia ya cerca, nuevamente de la botella que retiré con suavidad.
.- No, tía: éste es Matthew Fitzpatrick de los Fitzpatrick de Sheffield, a 180 millas de los Fitzpatrick de Essex.
.- Bueno – cortó Margarita: ¿qué ha  pasado con esos chicos? ¿Jugaban el Omega European Masters, no?
.- Eso es. Scott Hend ya había encarrilado su partido pero Matthew Fitzpatrick hizo un solo bogey por cuatro birdies, para un total de -6 en el día y le llevó al desempate. Jugaron tres veces el hoyo 18 y, finalmente el joven inglés ganó al veterano australiano.
.- O sea, que después de tres hoyos de desempate serán más felices y con un cerebro más desarrollado… – ironizó tía Alicia tomando posesión del vodka Goose Gray y sirviendo una postrer copa – Brindemos por la compañía, la felicidad y la inteligencia.

Se me cayeron dos lágrimas al ver el Goose Gray a nivel de pertinaz sequía.

.- Sobrino, un consejo de tía materna: menos Goose-como-se-llame, menos Marca y más Shakespeare–  me dijo al despedirse.

De regreso a mi biblioteca, tomé el volumen que había tenido tía Alicia abierto y señalado en unas palabras de Hamlet en el Acto III de Hamlet: “¡Dichosos aquellos cuyo temperamento y juicio se hallan tan bien equilibrados que no son en los dedos de la Fortuna como un caramillo que suena por el punto por el que a ésta se le antoja”.

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