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FINAL DEL SIGLO XIX

El Futurismo: de Boccioni, Russolo y Balla a Severini y Carrà

A raíz del Risorgimiento, cuando Italia vuelve a ser la nación unida que había sido en el Imperio romano, el espíritu artístico renace con ímpetu, innovando la literatura, la música y el arte de finales de siglo.

Hechosdehoy / Ana María Preckler
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El arte italiano, después del apogeo clásico, renacentista y barroco, entró en una fase anodina y opaca durante casi todo el siglo XIX. A raíz del Risorgimiento que condujo a su unificación, en 1870, cuando Italia vuelve a ser la nación unida que había sido en el Imperio romano, el espíritu artístico creador de la cultura italiana, que permanecía latente, vuelve a renacer con ímpetu, innovando la literatura, la música y el arte de finales de siglo.

Coincidiendo con el despegue de su industrialización, en los inicios del siglo XX, la arquitectura, la escultura y la pintura italiana van a ocupar un puesto relevante en las vanguardias contemporáneas. Dos de estos movimientos de vanguardia van a ser fundamentalmente italianos, el Futurismo y la Pintura Metafísica ( este último con Giorgio de Chirico, Giorgio Morandi y Carlo Carrà, el cual fue también artista futurista ).
 
El  20 de Febrero de 1909 apareció en Le Figaro de París  un manifiesto sobre la poesía futurista firmado por  el poeta Filippo Tomaso Marinetti ( 1876-1944 ). Con  este artículo daría comienzo  un movimiento  que convulsionaría la cultura y el arte de  primeros de siglo. El escándalo que ocasionó aquel escrito fue impresionante ya que en él se ensalzaban la subversión, la violencia, la velocidad, la máquina y el movimiento, haciendo  al mismo tiempo  una crítica feroz  a una serie de valores establecidos, incitando a romper todo vínculo con el pasado.

El manifiesto fue un revulsivo que pretendía hacer “tabula rasa” de gran número de valores humanos, morales, artísticos y sociales, eliminando organismos e instituciones incuestionables, con el fin de crear una existencia diferente y un modo de expresarse totalmente nuevos, en el que la originalidad prevaleciera sobre cualquier otro orden. Así, entre otras cosas, se propugnaba la desaparición de los museos y bibliotecas, de la enseñanza tradicional y sus profesores, se instigaba a combatir la moralidad alabando el libre albedrío, y se alababan el ruido, los automóviles, la velocidad, la lucha, la agresividad y la guerra.

El manifiesto, que fue meramente ideológico, tuvo una gran difusión  afectando rápidamente a todas las artes. Apoyados en  el credo de Marinetti van a surgir otros manifiestos. El 11 de febrero de 1910, en el Gran Teatro de Turín, se lanza el manifiesto de la pintura futurista, firmado por los artistas Umberto Boccioni, Carlo Carrá, Giacomo Balla, Gino Severini y Luigi Russolo, algo después se publicarán los manifiestos de la escultura y de la arquitectura futurista. El movimiento futurista será exclusivamente italiano y durará hasta la Primera Guerra Mundial, la muerte del principal  promotor, Boccioni, en un accidente durante la contienda, dispersará el grupo restándole trascendencia posterior.
 
Artísticamente el Futurismo utiliza un lenguaje muy similar al Cubismo, de tal manera que algunos autores lo consideran una modalidad de éste aunque dotado de más dinamismo y movimiento, por lo que se le ha dado en llamar Cubismo dinámico. Sin embargo, entre ellos hay notables diferencias, el Cubismo había sido una revolución puramente artística, y el Futurismo, que técnicamente se apoya en las conquistas cubistas, pretenderá además ser una revolución cultural y social, con cambios tan radicales y absolutos en la vida en general que no pasó de ser una utopía en la mayoría de sus propuestas.
 
La descomposición y fragmentación de la forma a partir del movimiento, la dinámica y la luz será la principal característica de la nueva pintura. En el Futurismo se multiplican o repiten sucesivamente los objetos o figuras siguiendo una secuencia, dando con ello la idea del movimiento, lo que le diferencia de nuevo del Cubismo; el Futurismo no plasma meramente las figuras en movimiento, sino que plasma el movimiento mismo, esa será su gran conquista; también representa el anverso y el reverso de las cosas y ejecuta la simultaneidad, situando lo que ellos llaman “líneas de fuerza” encaminadas a mostrar ese dinamismo, extrayendo la energía interior de los seres y objetos, a partir de su “trascendentalismo físico”. 

El Futurismo influirá en algunos estilos posteriores, como el Rayonismo ruso y la pintura abstracta, llegando en ocasiones él mismo a rozar la abstracción.
 
En cuanto a su temática, los futuristas, al contrario de las objetivas escenas pintadas por los cubistas, plasmaron las emociones con pasión expresionista, en vicisitudes ya de por sí dinámicas y conflictivas, como fueron los movimientos de masas y de multitudes dominadas por la irracionalidad que las técnicas futuristas podían expresar muy bien en secuencias repetitivas, haciéndolo de tal manera que el espectador se sumergía en el fragor del movimiento mismo, sintiendo, escuchando, viviendo en suma, por medio de esa técnica, aquella ideología demoledora y turbulenta que exaltaban.

El Futurismo fue terriblemente clarividente

Muchas de sus apologías – a la violencia, a la guerra, a la maquinaria, a la velocidad, etc. – llegaron a hacerse realidad al cabo de pocos años, adelantando con sus intuiciones lo que iba a ser la vida del tecnológico, veloz, acelerado, cruento y controvertido siglo XX. Se preconizaba, así, que el arte debía adaptarse y reflejar, en su calidad de intérprete de la realidad y de la vida, aquellos signos de los tiempos. No hay que olvidar asimismo que en las raíces del Futurismo había unas bases nacionalistas, más políticas que artísticas, con las que se quería edificar una nueva Italia, agresiva y vital, que la aproximaban, paralela e inquietantemente, al pangermanismo alemán que tanta trascendencia iba a tener en el desencadenamiento de la conflagración del 14.

Posteriormente, en la propia Italia, iba a tener un eco político fascista en los años de Mussolini. El Futurismo no hizo más que anticiparse premonitoriamente a algo que iba a suceder en forma dramática en la realidad de una Europa que sería divida por dos guerras sucesivas, terriblemente cruentas, en su lado occidental, y por una revolución auspiciada por la más peligrosa de las utopías, en la Revolución Soviética de 1917, en su lado oriental.

Umberto Boccioni 
 
Pintor y escultor, Boccioni se instala en Roma para estudiar arte en la Escuela Libre del Desnudo. Allí conoce a Severini con el cual asiste al estudio de Balla, siendo luego los tres miembros de lo que sería el Futurismo. Boccioni es la figura principal del grupo, sin embargo su muerte prematura, en un accidente durante la Gran Guerra, impidió ver lo que hubiera podido ser su obra de haber vivido normalmente.

En principio Boccioni se inicia en el Puntillismo, dirigido por Balla, estilo que efectuaría sobre una base figurativa naturalista, luminosa y colorista. Posteriormente conoce al poeta Marinetti, ideólogo y teórico del movimiento, y, en 1910, proclamará el manifiesto de la pintura futurista, que seguiría al de 1909 de Marinetti, lo cual haría con el resto de los componentes grupo. Será en el Futurismo donde Boccioni deje su auténtica impronta y originalidad creadora.

Precisamente Boccioni fue el que definió las “líneas de fuerza” con las que se señalaba el dinamismo y el movimiento del estilo, en lo que ellos denominaron “trascendentalismo físico”, especie de fuerza interior inherente a los seres y objetos que los futuristas  extraían y reflejaban plásticamente con su arte. Boccioni también propugnó la plasmación de emociones en el cuadro con un sentido expresionista.

Las “líneas de fuerza”, el reflejo de los estados emocionales, así como la idea del movimiento y el cambio en un fluir continuo, que cultivaron Boccioni y los futuristas, se inspiraron en el contexto teórico de la “duración psíquica” de la filosofía vitalista de Bergson, cuya obra fundamental, La evolución creadora, se publicó en 1907,  teniendo su pensamiento gran influencia a lo largo del siglo XX.
 
Luigi Russolo 
 
Formado en Milán, Luigi Russolo es un artista que practica no sólo la actividad pictórica, también se interesa por la música, y la acústica y su integración en la pintura, publicando sus teorías en L’Arte dei Rumori, en 1913. Esta afición la hereda de su padre que era músico de profesión.

Russolo trata de manifestar alegóricamente también otros sentidos, no solo el acústico. En 1910, Russolo se adhiere al manifiesto futurista, siendo desde entonces miembro formal del grupo. Su cuadro más afamado, El Motín, 1911, uno de los más interesantes y significativos del estilo, sitúa a los personajes de una revuelta dentro de una masa dinámica en la que se establecen las secuencias del movimiento, que se hace turbulento y envolvente, al modo futurista.

En este caso el de las gentes corriendo despavoridas, con estructuras geométricas en grandes ángulos abiertos en una dirección, intentando por medio de esa fuerza plástica motivar al espectador en un sentido fundamentalmente político revolucionario.

Giacomo Balla   
 

Balla empezó su profesión artística en Roma, en un naturalismo puntillista, esfumado y colorista, a la manera de Segantini, y una preocupación por los temas sociales y obreros. En 1910, se une al grupo futurista siendo uno de los firmantes del manifiesto de la pintura futurista de ese año.

Quizá ningún futurista expresa como Balla el movimiento de algo o de alguien, desarrollándolo en las clásicas secuencias repetitivas yuxtapuestas, como podría hacerlo una película cinematográfica. Así, de una forma amable, no agresiva, ejecuta su célebre cuadro, Dinamismo de un perro con correa, 1912, con el gracioso movimiento secuencial del pequeño perro caminando junto a los pies de su ama.


 
Gino Severini 

Severini se forma en Roma con Balla, trasladándose a continuación a París donde continúa su interés por el Puntillismo, esta vez estudiado de su fuente originaria francesa, es decir de Seurat. En París tiene ocasión de conocer también a Picasso y a los cubistas, hacia los que se siente atraído, lo que influirá en su obra en la que se aprecian los elementos cubistas junto a los futuristas.

En 1910, se adhiere al Futurismo, firmando con el resto del grupo, el manifiesto de la pintura futurista de ese año. La pintura de Severini es la más alegre del grupo por su variado y vibrante cromatismo. En sus obras descompone los objetos en numerosas líneas, planos y curvas, haciendo obras nerviosas y expresivas.
 
Carlo Carrà 
 
Nacido en el Piamonte, Carrà se forma en Milán y se traslada a París durante un tiempo para trabajar en la Exposición Universal de 1900. A partir de 1910, cuando firma el manifiesto de la pintura futurista, su pintura cambia y se introduce en la estética y la técnica del Futurismo, especialmente aquella que motivaba los grandes movimientos de masas y muchedumbres.

En 1911, y posteriormente en 1914, Carrà vuelve a París, donde  queda cautivado por los cubistas, lo cual se aprecia en su obra, en la que con frecuencia combina la severa estructura cubista con el movimiento dinámico y trepidante futurista.

Carrà, el más agresivo de los pintores futuristas, dejaría en un solo cuadro la síntesis de la ideología del movimiento, tanto en su composición formal, líneas de fuerza geométricas marcadas con gran energía y contundencia, como en su temática revolucionaria, con escenas tumultuosas de masas movidas encontradas. El Entierro del anarquista Galli, 1911, MOMA Nueva York, es uno de los cuadros más importantes del Futurismo, en el que queda extraordinariamente plasmada la “sensación dinámica”, así como la fijación de los movimientos sucesivos, y las rupturas lineales, dando claramente la idea de masa en movimiento fulgurante, en una composición en aspa con predominio de los ángulos agudos, lo que aumenta su violencia y su dinámica. En este cuadro de Carrà se inspiró Grosz para hacer su famoso cuadro expresionista Los funerales del poeta Oscar Paniza.
 
En la exhibición de la Fundación MAPFRE se mostraron recientemente cuadros de los mencionados artistas futuristas, en la segunda parte de la misma.

Más información sobre la exposición aquí.
                     

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