La delegación que viajó con Raúl Castro a Ciudad del Vaticano estuvo compuesta por el vicepresidente del Consejo de Ministros, Ricardo Cabrisas Ruiz; el ministro de Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla; y el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Leopoldo Cintra Frías. También se sumaron al saludo al Papa los embajadores ante Italia, Alba Soto Pimentel, y ante el Vaticano, Rodney López.
Cordialidad, agradecimiento y un fuerte y sostenido apretón de manos entre Francisco y Raúl Castro. Y también hermetismo y apagón desde el primer momento con la excusa de que se trataba de una visita privada. Sólo Raúl Castro, distendido, afirmó al final que "he agradecido al Santo Padre su contribución al reacercamiento entre Cuba y Estados Unidos".
El portavoz de Francisco, el padre Federico Lombardi, reveló también que Raúl Castro le agradeció al Papa su mediación entre Cuba y Estados Unidos. No aportó sin embargo más matices.
En los detalles de este visita, el Papa le regaló a Raúl Castro una medalla de San Martín de Tours, conocido en la tradición cristiana por haber compartido su abrigo con un mendigo. "Hay que vestir a los pobres y promoverlos", dijo Francisco. A la vez le entregó, de forma pedagógica, en detalle muy suyo, El Evangelio de la Alegría.
Raúl Castro ofreció a su vez a Francisco una obra del artista cubano Alexis Leiva Machado, que firma como Kcho, inspirado en el tema de la inmigración que llega a la isla de Lampedusa. El cuadro representa una cruz con barcos de naufragados. El padre Federico Lombardi explicó la parte más protocolaria del encuentro.
La verdadera sorpresa
Según informaciones de Hechos de Hoy, en base a fuentes vaticanistas, la verdadera sorpresa de este encuentro habría estado en la firmeza del Papa para expresar a Raúl Castro que el proceso de entendimiento entre Cuba y Estados Unidos debe ampliarse a terceros en el Caribe.
Francisco habría hablado de forma expresa de la situación de quiebra humanitaria de Venezuela, y su derrumbe político y moral. Francisco ha tenido información muy directa a través de su mano derecha, Pietro Parolin, actual Secretario de Estado. Pietro Parolin estuvo en Caracas como nuncio apostólico (representante diplomático de la Santa Sede) en Venezuela entre 2009 y 2013) y recientemente se entrevistó en Ciudad de Panamá con Nicolás Maduro en el marco de la Cumbre de las Américas.
En la buena lógica de Francisco, no tendría equilibrio una normalización de la relación entre Estados Unidos y Cuba con presos políticos en Venezuela y sin paz total en Colombia. Aunque se hable poco de ello, el Papa está seriamente preocupado -"muy preocupado"- por la crisis extrema de Venezuela que es política, económica y moral.
Incorporar al diálogo a "actores importantes" del Caribe (Venezuela y Colombia) habría sido un énfasis sincero de Francisco.
El Papa, que escucha con mucha atención, habría querido conocer qué dimensión quiere dar Cuba a su visita, una muy breve y protocolaria, o de más de un día y profunda.
Para Francisco saludar y escuchar a Raúl Castro ha sido muy importante para saber el terreno que se pisa y en el que quiere avanzar rápidamente, con prisas como hace este Papa las cosas. En la agenda de su viaje a Cuba ya hay anotaciones importantes: derechos humanos, necesidad de fin del embargo comercial (bloqueo), dignidad de las personas y bienestar económico, el legado de la Compañía de Jesús, y libertad religiosa y libertad para la Iglesia.
No es tema menor, y Raúl Castro puede que ya lo haya escuchado en directo, la importancia que concede Francisco a poner fin a la retórica de "socialismo o muerte" y abrir Cuba a la libertad de información. La libertad de todos los presos políticos (sean cuales sean las etiquetas) y la posibilidad de un canal de radio o de televisión para la Iglesia, totalmente independiente, es un subrayado de forma muy especial en la agenda del Papa para su esperado viaje a Cuba y Estados Unidos.
El discurso de Raúl Castro en Ciudad de Panamá
