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EL CÁNTARO A LA FUENTE

El Hoyo en Uno y lo que Seve Ballesteros respondió a quien le dijo que era suerte

Como sabe la gran familia del golf "Hoyo en Uno" - Hole in One, como se dice en inglés - significa el resultado de hacer un hoyo con un solo golpe.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
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Normalmente se trata de un hoyo par 3 – es decir que está diseñado para hacerlo de tres golpes (un golpe de un hierro más dos putts) – que el jugador lo realiza con solamente al dar el golpe desde la salida.

Ya sabemos que eso es estadísticamente muy improbable, incluso para jugadores profesionales. No es raro cumplir el par del hoyo, tres golpes, o hacerle birdie, dos golpes, pero hacerlo con uno sólo es extraordinario.

Quienes más saben de cosas improbables son los malos estudiantes en junio, los brokers y los actuarios de seguros. Éstos últimos suelen ser consultados por sus jefes cuando los patrocinadores de torneos desean asegurar el bien antes de proponer regalar un deportivo al jugador que consiga Hole in One. No es cosa exponerse a regalar un BMW M6 Cabrio si está fácilmente al alcance del nº 794 de Ranking Mundial, a la sazón el sueco Pelle Edberg.

Pero improbable no es lo mismo que imposible. Yo, que llevo más horas de juego que Belén Esteban de plató, no he hecho nunca hoyo en uno. Lo más, en el hoyo 3 de mi club – ya saben ese par 3 con un pedazo lago delante como el embalse de La Serena –, donde metí la bola en el hoyo de un solo golpe, pero no era mi primer golpe en el hoyo, sino que tras tirar la bola al agua, volví a tirar desde la salida el que con la consiguiente penalidad era ya el tercer golpe y la bola tuvo la deferencia de ir hasta el fondo del hoyo. Sí, muy satisfactorio hacer el par, pero maldita la gracia de hacer lo mismo que un hoyo en uno, pero que en realidad es un hoyo en tres. Ese día no compré cupón de los ciegos.

Hace casi tres años, en un amable partido con dos socios, salió la conversación sobre la probabilidad de hacer hoyo en uno. Vuelto a casa estudié el tema y pude escribir: “la probabilidad actuarial de que un jugador aficionado – Vd. y yo – hagamos hoyo en uno es de 1 contra 12500. Un profesional lo conseguirá en 1 contra 2500. Es decir si Vd. juega, pongamos, 100 días al año, pensando que la media de hoyos par 3 es de 4 por recorrido, pueden pasar unos treinta años de golf sin que lo consiga. De hecho lo normal es que un jugador amateur que ha empezado a jugar después de los 30 años no haga hoyo en lo que le resta de vida…”.

Me gusta esto de citarme a mí mismo, igual que los políticos y los sociólogos, pero lo que más me gusta es ver que me equivoco y que un amigo mío mayor en edad – iba a decir sénior de nacimiento – ha hecho hoyo en uno el pasado lunes. Este socio tiene la tarjeta que testimonia la proeza firmada por otro amigo mío a quien él no conocía y nos las ha enviado a los compañeros de juego.

¿Qué interviene en esta hazaña? ¿Suerte? ¿Habilidad? ¿Experiencia? Puede decirse que en general se trata de una combinación de mucho factores, alguno de ellos no visible como la confianza en el juego que desarrolla uno. Este campeón es conocido entre los compañeros de juego por su habilidad para organizar torneos durante todo el año con un calendario saturado de competiciones en el que – ¡ojo al dato! – lleva récord de jornadas programadas sin suspensión o aplazamiento del evento por razones meteorológicas: lluvia, granizo, nieve, ventisca, heladas, rayos y relámpagos. Vamos, que como se entere la PGA le contrata para organizar el PGA Tour, en donde la excepción de un premio es que no tenga que ser suspendido.

Un tal sujeto, debe tener tal confianza en sus decisiones que hasta las bolas de golf de su bolsa, no obstante su dura mollera de caucho, están persuadidas de que su misión, su única misión, es aterrizar lo más cerca posible del hoyo.

En lo que va de temporada los socios que compiten con él están hartos de comprobar que en la Liga de Golf del Club, un mes sí y otro también se gana el premio a la bola más cercana, trofeo que se adjudica al jugador que en un hoyo par 3 deja la bola en reposo sobre el green lo más cerca del hoyo.

Por eso la confianza más que la suerte, la habilidad más que el ocasional acierto y la experiencia competente más que la improvisación están en la base del acierto.

.- ¡Que suerte! – dicen que le comentó alguien a Severiano Ballesteros después de un golpe con resultado similar al de mi amigo.
.- Sí suerte – contestó con sorna el cántabro -; y cuanto más entreno más suerte tengo.
Lo dicho querido, Rafael, tanto va el cántaro a la fuente…

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