1. Inicio
  2. Opinión
  3. Comunidad de blogueros
  4. Ecoflautas contra el golf o cómo cargarse doscientos empleos de un plumazo

DELENDA EST VALDECAÑAS

Ecoflautas contra el golf o cómo cargarse doscientos empleos de un plumazo

Entre las fobias, la más atroz es la de las ecoflautistas. Desde que Alfonso Ussía escribiese su muy divertido "Manual del ecologista coñazo" la especie ha degenerado.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
Etiquetado en:
fjrigjwwe9r1_articulos:cuerpo
En general existe una inquina por el golf, fruto más bien de la ignorancia sobre este bello deporte. Bueno, también tengo un amigo que odia el golf, pero es que, contra toda lógica, nunca pudo dar tres golpes buenos de manera consecutiva.
 
Entre las fobias, la más atroz es la de las organizaciones ecoflautistas. Desde que Alfonso Ussía escribiese su muy divertido “Manual del ecologista coñazo” la especie ha degenerado y hay material ya para escribir “El corán del ecoflauta talibán”; ofrezco el título de mil amores al insigne autor.
 
Como es conocido, los orígenes de la golfbia se remontan a Atila – padre fundador de los perroflautas – de cuyo caballo Othar se decía que donde pisaba no volvía a crecer la hierba.
Aquí ni la hierba, ni la compasión. Efectivamente sus indignos herederos han conseguido otro pronunciamiento de derribo: el Tribunal Supremo ha fallado a favor de Ecologistas En Acción en su demanda contra el complejo residencial, de turismo, ocio y golf Isla de Valdecañas y condena a esta parte a demoler todo lo hecho en el paraje, devolviéndolo al estado que tenía antes de comenzar la obras.
 
Hay que decir, para comprender lo aberrante de la actuación ecoflaustista, que Isla de Valdecañas obtuvo en tiempo y forma todas las licencias que en derecho procedían de las autoridades extremeñas, entonces socialistas. Los contrarios a esa zona verde – estos ecoaccionistas –  demandaron contra el proyecto ante la Eurocámara porque el paraje estaba incluido en la Red Natura 2000. El 21 de septiembre de 2007, la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo se pronunciaba diciendo que "a la luz de la información disponible, la Comisión no ve pruebas de que el mencionado proyecto vaya a repercutir negativamente de manera significativa sobre el estatuto de conservación de las características por las que los citados lugares fueron incluidos en la red Natura 2000".
 
Pero el horror por el bien común humano de estos fundamentalistas del pato mareado les llevó a proseguir su encono por vía judicial, a causa del cambio de régimen urbanístico del suelo, y es sobre esto sobre lo que en última instancia se ha pronunciado la máxima autoridad judicial con los efectos destructivo y demoledores ya dichos.
 
Resumiendo: unos ciudadanos emprendedores tienen la idea de crear un gran proyecto con 300 villas, un hotel de cuatro estrellas y un campo de 18 hoyos, en una isla, dentro del pantano de Valdecañas y dar empleo a entre 200 y 300 personas.
 
Obtienen todos los permisos; el Parlamento Europeo les da la razón; acometen la inversión superior a 200 millones de euros y, en plena crisis, contratan creando empleo en región muy deprimida; dan a los propietarios sus llaves porque todo está en orden, entre otras cosas porque se han producido las medidas legales y otorgado las licencias oportunas para asumir esa suerte de altruismo que es el riesgo empresarial.
 
Y ahora, con toda la tarta en la mesa, repartida ya las porciones de empleo y las propiedades a sus dueños legítimos y, por tanto, poseedores de buena fe, una sentencia afirma que los cambios urbanísticos realizados para posibilitar este bien, estaban mal. ¡Pues qué bien! O sea, qué mal.
 
Ya tenemos a Ecologistas en Acción celebrando con unas cañas la demolición de Valdecañas con una foto todos muy sonrientes con sus cervezas –  que es de esperar estén hechas de aire y no de malta molida y triturada – colgando foto y texto en Twitter: “anoche estuvimos en Madrid de cañas por Valdecañas para brindar por la sentencia del Supremo”. Y es que el ecoflautismo orgánico no está reñido con el mal gusto: lo requiere. Y ese texto y esa foto tras una sentencia ¿no les recuerda a otra celebración? A mí sí.
 
¿Ecologistas En Acción? “En activismo para mandar al paro” sería más certero, aunque reconozco que más largo. Y es que derribar lo hace cualquiera con estudios medioambientales y aun sin ellos. Pero poner en marcha proyectos que mejoren de verdad la Naturaleza – humanidad incluida, empleo incluido – no está al alcance de una mesa en una plaza de pueblo, de una pancarta con un eslogan y unas cervezas de malta en una calle de Madrid.
 
Un campo de golf como este y como tantos es un bien para la propia Naturaleza que pone en marcha valores de respeto, ciudadanía y recreación de la flora y atracción de la fauna como los ánsares de mi Club.
 
No seré yo quien quite la razón a Guillermo Vara, que era presidente de la Junta de Extremadura cuando su gobierno dictó el decreto que declaraba Valdecañas Proyecto de Interés General  (PIR) y que advierte, según recogía El Mundo, que “los extremeños se irán a trabajar a otros sitios donde esos proyectos salen adelante por no tener espacios protegidos y opina que Extremadura tiene un problema si no puede llevar a cabo proyectos turísticos intensivos en empleo en el 35% de su territorio al estar protegido”.
 
Pues, nada chicos, a destruir empresas y empleo en comunidades desfavorecidas y  en el sector de ocio y turismo. En su lugar os pondremos a cultivar malta para que podáis tomaros unas cañas sin Valdecañas ni Valdenada, que donde posa vuestra jarra no vuelve a brotar la riqueza.
 

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Fill out this field
Fill out this field
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
You need to agree with the terms to proceed

twitter facebook smarthphone

ARCHIVO DEL AUTOR

Menú