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“I’m pain-free” decía Tiger Woods en el día inaugural del PGA Championship: se consideraba libre de lesión y el torneo recuperaba así a uno de los más grandes de la historia del golf. Pero poco dura la alegría en casa del pobre y la salud en la espalda del lesionado. El campeón anduvo todo el día con cara de dolor tras cada swing. Eso no era un buena noticia en un país y en un deporte donde están saltando los relés, se disparan las alarmas y cunde un cierto pánico deportivo.
Me lo dice mi prima Margarita mientras trastea por Twitter y bebe Martini que no sé como es capaz de hacer dos cosas tan difíciles a la vez.
.- ¿Has visto esto, primo?
.- Usted dirá – digo yo absorto en la difícil tarea de pescar la aceituna del cóctel. Porque si es difícil hacer hoyo en 1, mucho más lo es la pesca de oliva con palillo en un Martini.- ¿qué sucede en la Bolsa? ¿has perdido un milloncejo?
.- Calla, zopenco, ¿es que te crees que estoy siempre pendiente de La City?
.- Sí. Vamos, eso espero: confíe en tu ojo de águila mis inversiones.
.- Tus miserables millones están a salvo, so materialista – me tranquiliza- . Lo que hace aguas es el Equipo de Estados Unidos para la Ryder Cup.
.- ¿Y qué le ocurre? Sólo quedan seis semanas.
.- Pues un tuit de Golf Word se pregunta “What do all of these injuries men for USA´s Ryder Cup team´s hope?” – me lee de su Smartphone la super-prima.
.- Bueno, sabemos lo de las vacaciones obligatorias de Dustin Johnson y lo de la espalda de Tiger ¿quiénes son los otros heridos?
.- Pero, primo, no sabes nada: lo que escribes en tu blog ¿lo inventas o lo copias de alguien?
.- Querida – le respondo después de tragarme el sapo de su comentario y un montadito de caña de lomo –, querida, todo lo que sale de mi pluma tiene denominación de origen en mi apellido y sale de este tarro que tengo sobre los hombros.
.- ¡Ya!¡Ya!
.- Y te informo – digo yo ignorando el torrente de “yas” que derramaba aquella encantadora boca – te informo de que ningún bloggero distinguido se levanta tan temprano como tú y que los de golf escriben mejor por la tarde.
.- ¡Ya!, pues ese tuit tiene un link que lleva a un artículo de Golf Digest fechado ayer (por el jueves) a la 17:03 horas.
.- “Horas” de Kentucky, o sea, 23:03 en mi casa donde a esa hora no leemos Golf Digest, sino que atacamos la mousse au chocolat antes de emprenderla con la bodega – digo yo todavía picado por la duda sembrada sobre mi capacidad creativa.
Entre tanto, Margarita, que había estado todo este tiempo dando intensos y persistentes golpecitos con su pie al suelo de la Cafetería del Golf, terminó de escucharme y mirándome como Napoleón debió mirar al que le traía noticias de la Batalla de Bailén, se despachó:
.- Espero que te hayas desahogado. Te resumo lo que dice Golf Digest: “el equipo estadounidense de la Ryder Cup parece estar cayendo a pedazos antes incluso de que llegue componerse”.
.- Déjame leerlo – me interesé, no sin antes meterme un croqueta de jamón por el gaznate.
Efectivamente, a la autoexclusión de Dustin Johnson y a la hernia y dolor lumbar de Tiger Woods, el jueves, primer día del PGA Championship se han sumado las siguientes bajas: Matt Kuchar, con contractura en la espalda, y Jason Dufner, defensor del título, con dolores en el cuello.
Pero es que, además, en el Ranking Mundial el primer americano hay que buscarlo en el puesto 6º, y por el lado europeo hay cuatro entre los cinco primeros: Rory Mclroy, Sergio García, Henrik Stenson y Justin Rose.
No sin cierta ironía, el viejo lobo estepario Jim Furyk – que ya tiene sobradamente asegurado su puesto en el equipo americano – cuando se le pone delante la situación de la enfermería americana declara que esa “tal vez no sea la peor cosa del mundo: Europa nunca pareció resentirse todas esas veces en que tuvimos a Tiger y Phil en la cumbre de la clasificación mundial”. Es cierto: de las últimas seis Ryder, Estados Unidos sólo ganó una.
Pero pienso, con Graeme McDowell, que quizás Estados Unidos no deba ser tomada a la ligera. Tienen buenos jugadores, hacen equipo: más equipo cuanto peor lo tienen. Y queda tiempo para que todo se vuelva del revés.
En Valhalla, la segunda jornada del PGA Championship – pasada por agua y por las suspensiones y aplazamientos que ya son norma en el Circuito – el tarro de las esencias volvió a destaparlo Rory McIlroy que va camino de su tercera victoria consecutiva.
Para los españoles, aunque las condiciones del día fueron penosas y oscuras como una maldición de bruja de cuento que odie el golf, las cosas no terminaron tan mal: si bien
Pablo Larrazábal y
Miguel Ángel Jiménez se perdieron el corte,
Sergio García (par),
Gonzalo Fernández Castaño (-1) y el mejor español,
Rafael Cabrera Bello, jugarán en el fin de semana. Y quién sabe lo que pasará.