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NACHO LUQUE

Boadilla de Rioseco, el lugar donde hallé la razón y cerré un círculo

Me pareció un hombre al que el trabajo no le robaba la sonrisa. No se cansaba nunca. Era, como se autodefinió un día, "un fotógrafo de gatillo fácil". Aquel comentario se me quedó grabado a fuego.

Hechosdehoy / Juan Carlos y Francisco Javier Melero
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Conocí a Juan Carlos Melero allá por 1992, cuando la fotografía se había democratizado definitivamente en España. Yo acababa de llegar a ella con mis estudios universitarios recién terminados y me encontraba en la vorágine del qué quiero hacer el resto de mi vida.

Desde el primer momento me pareció un hombre al que el trabajo excesivo no le robaba la sonrisa, parecía que no se cansaba nunca. Era, como se autodefinió un día, “un fotógrafo de gatillo fácil”. Aquel comentario se me quedó grabado a fuego.

Coincidimos después en varias inauguraciones, talleres y cursos, incluso recorrimos Toledo en invierno huyendo de la sensación de engaño, relativizando y tratando de sacar el mayor partido de aquella inversión errónea.

Ni una sola de mis fotos de aquel taller me gustó y jamás positivé una sola, pero el aprendizaje en largas charlas con Juan Carlos había sido inmenso. En más de una ocasión he desempolvado aquella experiencia para atizar el sentido de mi trabajo.

Después pasaron veinticinco años hasta que un mensaje en mi teléfono móvil me explicaba que aquellos versos expuestos en la estación, y escritos en el 77, eran suyos.

No podían ser de otra persona.

¡Abusa de tu esfuerzo y constancia
en lo que tú crees que vales! 
y trata de encontrar los males
que alteran tu conciencia.
No quemes la corta existencia
en recordar tiempos fatales
pues los hechos son pañales
que visten nuestra experiencia.

El siguiente trago de agua fue acompañado de un brindis por el atardecer más impresionante de todo el viaje y, sin pensármelo un solo segundo más, me puse a trabajar.

¡Al carajo la cena! ¡A la mierda todo! Ésta era la foto que había venido a hacer, y quería tomarla para que nunca se me olvide el lugar donde encontré una razón y cerré un círculo.

Por ti, amigo. ¡Gracias!

Texto y fotos Nacho Luque para la Mirada Compartida. Boadilla de Rioseco, junio 2019

(Gracias a Luis Melero por los permisos concedidos)

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