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DESPUÉS DEL HAMBRE…

El argentino Andrés Romero (-17) vencedor brillante del BMW International Open

En segundo lugar, a un golpe, Sergio García, Richard Bland y un poco conocido belga Thomas Detry. Gran esfuerzo el de estos hombres pero el argentino fue de menos a más.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
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Andaba yo ayer algo lírico con lo de la novela sobre el río cercano al campo de Golfclub München Eichenried donde se juega el BMW International Open. Se acordarán del título – “Lo que ruge el rio Isar” – y de mi tono poético.

Pues olvídenlo: una lectora de este blog, alemana y culta, me informa de un verano que pasó a orillas del Isar en un campamento y de que su más relevante recuerdo son unos mosquitos del tamaño de aviones stuckas y con la persistente pesadez de un discurso parlamentario de un independentista catalán. De jartibles les hubiera calificado el inefable Carlos Herrera.

Me he acordado de esta dama y de su mensaje, cuando veía a Sergio García y a Richard Bland separarse varias veces de la bola y manotear en claro gesto de espantar a los pelmazos de los insectos.

Sergio García no era el de ayer. Sus putt parecían de mortecina fuerza y de errática senda. Vamos que no entraban en el hoyo ni por casualidad. Empezó el de Castellón con un fallo de putt en el hoyo 1 que pudo, eso sí, enjugar con un birdie en el hoyo 3. Subió su juego con birdies en los hoyos 9, 11 y 13, pero una mala salida en el hoyo 16 – de las pocas que hizo – le obligó a un approach desde la hierba más rugosa y dejo la bola lejos del hoyo. Lo malo no fue eso, sino que otra vez erró un putt cortísimo  y salió de allí muy mosca. Cosa de mosquitos, con toda seguridad.

La carrera de su compañero de partido, Bland “botesconsuerte.com”, como podríamos llamarlo ayer con la exhibición de favores del campo, no fue mejor.

Apartando mosquitos al final y, en los primeros nueve hoyos terminó al par; en los segundos, afloraron tres birdies en los hoyos 10, 11 y 14. Pero una salida exagerada a la derecha del par 3 del  hoyo 17, le obligó a un approach difícil que le impidió hacer el par del hoyo.

El objetivo del inglés era hacer eagle en el último hoyo. De haberlo conseguido hubiera forzado el desempate con el líder en Casa Club, un sonriente Andrés Gómez que le esperaba con un robusto -17. Jugó bien Bland ese par 5, metiendo con su madera 3 la bola en green de dos golpes. Sólo faltaba embocar desde  unos 4 metros y cuesta bajo. Por el suspiro de un mosquito la bola no entró en el hoyo y hubo de conformarse con -16 total, empatando en segundo puesto con Sergio García.

Me he quedado pensando toda la tarde y hasta mi prima Margarita se ha dado cuenta de mi esfuerzo. Nos conocemos desde la niñez y sabe que si pienso mucho a lo mejor acierto, pero lo que es seguro, según ella, es que mi falta de hábito en la gimnasia de pensar termina produciéndome dolor de cabeza.

Era cierto (el dolor de cabeza). Por eso para que me asesorara le he expuesto el problema, incluidos los mosquitos.

.- A ver prima, con esos datos, ¿Cómo es posible que Andrés Romero, con el que ya no se contaba para el día final, haga la mejor tarjeta del día (65 golpes, -7 del campo) y supere a estos bravos competidores que son García y Bland?
.- Es  muy claro – dice la más espectacular mujer de mi Club, moviendo coquetamente su flequillo -. A ver primo: ¿cómo fue el juego del argentino?
.- Pues fue de menos a más: la primera vuelta todo pares hasta el hoyo 8; desde ese momento encadenó seis pares en ocho hoyos. Y con otro birdie en el último hoyo puso la guinda del pastel.
.- Los mosquitos – respondió de golpe mi bella y lúcida prima.
.- ¿Cómo?
.- Es clarísimo, primo zoquete. ¿No lo ves?
.- Para nada – le aseguro.

.- Conozco el Club de Múnich y el problema de los mosquitos: La mayor concentración de estos bichitos tan molestos está en la segunda vuelta, que es donde se vino arriba el argentino – soltó como si eso fuera de cajón.
.- Pero lo mosquitos los hay para todos, digo yo.
.- Überhaupt nicht, o sea en alemán “para nada” – tradujo y luego soltó -: Los mosquitos no atacan al tuntún, si no que la piel blanquecina de los europeos les llama la atención como una lámpara luminosa, mientras que la piel morena, curtida de indígena de Tucumán ni la ven.

El argumento tenía pinta de convincente, pero a mí no persuadió del todo.

Andrés Romero (36 años, Tucumán, profesional desde 1998), ocupaba este domingo el puesto 877 del Ranking Mundial; no obtiene resultados dignos de mención en el PGA Tour a donde se trasladó. Perdió por ello la tarjeta del European Tour; de hecho en el BMW International Open ha jugado gracias a invitación del patrocinador.

Y  de repente la estrella se han conjurado y hace un gran partido: eso es golf  y, como dicen en Tucumán, “después del hambre viene el matahambre”.

También es verdad que siempre estuvo con una sonrisa y  callado: y ya se sabe, en boca cerrada no entran moscas.

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