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Mientras juega, el mismo rostro de Azahara Muñoz es una sonrisa de viento mediterráneo sobre las relucientes colinas de unos pómulos quemados por el sol del último verano. Estación de Otoño es al pisar sobre la verde hierba en tres tiempos: la veo por el campo de golf y parece comenzar en un gozo contenido – Allegro –, seguido de una pausa melódica – Adagio – y concluyendo en ese estallido de felicidad que suele emerger del deber arduo cumplido con plenitud – Allegro, quizás, en ella, queriendo hacer fuga de la partitura hacia un Allegro Vivace.
Sí, es Il Autunno, que escribiera el veneciano, Il prette rosso, que ha sabido aventar su juego y hacer la cosecha de su propia obra, como il cimento dell’armonia e dell’inventione, es decir, la lucha entre la armonía y la invención.
Una prueba de ese golf especialmente bello y eficaz ha podido distinguirse en su último torneo, el reciente Lacoste Ladies Open de Francia, en el que para ganar desató la caza que evoca Vivaldi en su último movimiento de El Otoño. El domingo salía a 4 golpes de la también española María Hernández, dominadora durante los tres días anteriores.
Ya Azahara había declarado antes de empezar esa última jornada que “cuatro golpes no son nada: todavía hay mucho que luchar en el campo”. Si fuese la caza del zorro esa frase hubiera constituido, no un acorde de violín en Fa mayor, sino una llamada de trompa para la acometida final. Casi con sólo ver su tarjeta puede apreciarse su actitud de ir a muerte a por la pieza de este cocodrilo de Lacoste.
Hizo birdie en el hoyo 2, pero en el hoyo inmediato cometió doble bogey. ¿Se atemorizó por ello? “Para nada”, que suele decir mi prima Margarita. Se subió al caballo de su juego y, espoleada por las ansias de victoria, peleó esa primera vuelta para volver a ponerse bajo par gracias a sendos birdies en los hoyos 7 y 9.
De nuevo un tropiezo, un bogey, en el hoyo 10, pero con toda esa fuerza de un allegro molto vivace se hizo tres birdies en los cuatro últimos hoyos.
María Hernández – tendré que escribir un día de ella – había luchado, pero primero el envite de la galesa Amy Boulden que le empataba en -10 en cabeza, y luego la tenacidad de Azahara Muñoz dieron la victoria a la malagueña por un solo golpe (-11).
Con esta victoria conquista varias cosas más: su tercer triunfo en el Tour Europeo; retener este Open de Francia que ya ganó el año pasado y, no menos importante, dar una alegría al patrocinador Lacoste al vencer en el propio premio que él mismo patrocina.
Ahora me pregunto yo: ¿qué tiene Pamplona para generar estrellas femeninas del golf? Porque, si bien
Azahara es de Málaga, le acompañan en la cumbre del golf navarras como esta
María Hernández que queda segunda; la impresionante
Carlota Ciganda que aquí quedó sexta, pero que exhibe un palmarés estupendo, y
Beatriz Recari que estos días andaba por China.
Cuatro primeras figuras del golf femenino del Reino de Navarra cuya población no excede de los 700.000 habitantes. ¿Será el clima? ¿La chistorra? ¿Los traslados en autobuses de la Villavesa? ¿Los pinchos de tortilla del Edificio Central de la Universidad de Navarra? Sin despreciar estos ingredientes, ni el pacharán ni los sanfermines por completar los tópicos, me inclino más por las virtudes de tenacidad, fortaleza y la grandeza del corazón navarro, junto con la buena escuela de los clubes Ulzama, Gorraiz y Señorío de Zuasti.
El golf es educación. El golf de alto rendimiento es alta educación. Esto viene a significar técnica depurada, la mente adaptándose en maduración, y principios: etiqueta, disciplina, elegancia o, lo que es lo mismo, distanciar la reacción emocional perversa del centro de decisión del propio comportamiento.
Si Azahara – tu nombre me suena a rumor de naranjas en zumo de olas esmeralda – puede crecer tanto como para vencer en el tramo final de un recorrido, es porque durante los tramos iniciales de su infancia su ritmo seguía la melodía del éxito. Y La familia tendrá algo que ver ¿verdad?
Podríamos imaginar que hay una batuta en cada familia de tan buena gente. La música de la vida ha aprendido de la armonía del golf en personas que amansan su impaciencia para romper en éxito cuando la oportunidad abre su puerta.
Bravo por Azahara y por el gran abanico de damas que resplandecen en el golf español.
Amigas, lo vamos a ver: os esperan tardes de éxito en el inmenso auditorio del deporte mundial. Entonces, llamad a casa con más premura que eso días de frío, soledad y barrocos violines de otoños distantes.