Me inclino más por la versión que ha dado la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) de que la decisión de Haití de prohibir la entrada por vía terrestre de 23 productos de elaboración local es una acción discriminatoria y política por parte del vecino fronterizo. Según el principal gremio de los industriales dominicano de la Torre Empresarial, son unas 80 empresas que fabrican esos productos sujetos a la veda haitiana.

Haití prohibió repentinamente que, sólo por la vía aérea y marítima, se pudiera exportar productos dominicanos a ese territorio. La medida, que ha entrado en vigor el 1 de octubre en curso es, a nuestro juicio, discriminatoria al comercio, ya que si hay una cosa en común en el comercio intrafronterizo, es que la mercancía que se compra y se vende es transportada mayormente por vía terrestre.

Los 23 productos representan el grueso del 88% de las exportaciones dominicanas hacia Haití que se realizan por la vía fronteriza. Y eso de un puente aéreo que se ha planteado, una cosa es con la guitarra y la otra con el violín. Lo vemos impracticable al menos por ahora.

Es inexplicable entonces, la decisión del ministerio de Economía y Finanzas de Haití, que haya adoptado esa medida en perjuicio de uno de sus principales socios comerciales.

La otra cosa carente de solidaridad, es que asociaciones empresariales de Puerto Príncipe, se hayan sumado y celebrado la decisión de Economía y Finanzas de restringir el ingreso de estos productos de alto apetito comercial. Un empresario haitiano-sin afiliación gremial- me decía con mucha propiedad que la medida en cuestión a quien perjudica es a los comerciantes haitianos, ya que ellos mismos (los haitianos) desconfían de la eficiencia y seguridad del transporte interno de su país.

De ahí es que me empino grandemente con la opinión de la AIRD, que más que conveniencia comercial, subyace, posiblemente un interés antagónico y el recelo político que todos conocemos. Me socorre la sospecha, que estando a la vuelta de la esquina un certamen electoral, personeros de la administración de Michel Martelly, quieran abrigarse en un simulado “nacionalismo” de coyuntura, de venderles a los empresarios haitianos, la creencia de que Puerto Príncipe, actúa en genuina defensa del interés del pueblo vecino y sus empresarios.

Me resulta también algo incomprensible que habiéndose creado una Comisión Económica Binacional llamada Quisqueya, integrada por prominentes empresarios dominicanos y haitianos, la cual busca promover la inversión privada en los bordes fronterizos; del otro lado del Masacre, asociaciones gremiales empresariales, se unen al súbito boicot comercial contra República Dominicana. La historia se parece al empresario y su cargador (el culi) cuando el primero descubrió pozos de petróleo allá en el desierto Jahi, en Mongolia.

– Ver en Hechos de Hoy, La importancia del gas natural como energía alternativa.