¿Habéis visto alguna vez una ciudad que sea un auténtico museo viviente? Hay ciudades impresionantes en el mundo pero la capital de Yemen, Saná ¡es un caso aparte! Sin comparación. ¿¿Peligrosa?? Si. No os voy a mentir. Pero si algún día tenéis la oportunidad de ir, os vais a acordar de mí y de este post…
Dejamos las tremendas Islas Fiji y nos vamos a lo profundo del mundo islámico. A un país mítico, increíble y que nunca dejará indiferente a nadie. Hoy nos vamos a Yemen… Ya escribí en los inicios de este blog sobre este país y, en concreto, sobre la sensacional isla de Socotra. Por cierto, cómo se nota que era de los primeros posts que escribí. Pocas fotos… pero ha mejorado, ¿eh?
Hoy os traigo la capital, Saná. Mira que yo he viajado, muchísimo, pero cuando llegué, sencillamente, pensé: “Todavía hay margen para sorprenderse en este mundo” porque existen ciudades bonitas en el mundo pero como ésta… muy pocas.
Como os decía: un museo viviente. Antes de seguir quiero comentaros que Yemen está sumido en un conflicto bélico y no es un lugar al que os recomendaría ir a pasar vuestras vacaciones. Al menos, no de momento. Ya llegará el día, si llega. Mientras tanto, apuntadlo en la agenda viajera porque no os vais a arrepentir.
Para muestra un botón en relación a la peligrosidad. Mi primera experiencia en Saná fue violenta, mucho. Viajaba con un gran amigo viajero y nos hospedamos la primera noche en un hotelito pequeño y discreto en el centro.
Nunca me imaginé lo que iba a ocurrir la mañana siguiente a eso de las 6:00am. Se oyó un estruendo muy fuerte y aunque yo duermo con tapones (si, si, fundamentales) lo oí claramente. Ambos nos despertamos y mi amigo me preguntó: “¿Qué crees que ha sido eso?”. A lo que le respondí: “No me hagas mucho caso pero a mí me ha sonado a bomba…“. Miramos por la ventana a ver sí veíamos algo que nos pudiese dar una pista. La gente corría por la calle y se empezaban a oír sirenas.
Intentamos encender la pequeña y antigua televisión que había en la habitación pero sólo se veía un canal (y mal) y no decían nada así que buscamos al gerente del lugar para que nos permitiera conectarnos a su wifi y ver si nos enterábamos de algo por internet. Lo primero que me llegó fue un whatsapp de un amigo de España con un link a un artículo del periódico El Mundo en el que hablaban de un atentado suicida con coche bomba en Saná hacía unos minutos (que digo yo, cómo funcionan las agencias de noticias de rápido, ¿no?). Nos quedamos estupefactos.
Efectivamente, el artículo del periódico hacía referencia a lo que acababa de ocurrir a unos 300 metros de donde estábamos nosotros. Más de 38 personas murieron y muchas más fueron heridas. Vaya recibimiento… No estábamos más seguros quedándonos o moviéndonos así que seguimos con nuestros planes que eran visitar la Ciudad Vieja (Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y una de las más grandes y antiguas del mundo con más de 2.500 años. Tienen hasta una lengua específica).
Es difícil encontrar suficientes calificativos para describir este lugar. Es una ciudad intensa, con una arquitectura suprema, magnífica, monumental, con unos mercados vibrantes, con rincones de ensueño, con teterías auténticas, con especias de olores embriagadores…
Cada esquina es una postal, cada edificio una obra de arte… Y todo ello envuelto entre voces de: “¡Bienvenidos a Yemen!“. Al escribirlo lo estoy reviviendo y me estoy emocionando. Las gentes son las más hospitalarias que he encontrado en mi vida. Te ayudan, no te agobian, confían y piden disculpas por todo.
Mantuve conversaciones con mucha gente, intercambiamos sonrisas, saludos, hermandad… y en más de una ocasión surgió el comentario de: “Somos hermanos. Compartimos sangre. Nosotros estuvimos muchos siglos en Al-Andalus“. Y no les falta razón. Fueron tribus yemeníes (entre otras) las que ocuparon lo que hoy en día es buena parte de la península ibérica así que lo mismo, lo de hermandad, es algo más que buen rollito.
Tomamos té con nuestros nuevos amigos, comimos juntos, paseamos por los mercados, fumamos shisha, hablamos de la vida, de sueños… Por cierto, la comida fantástica (también es cierto que yo como de todo). Allí todos los hombres van con su Jambiya (una daga que va sujeta al cinturón tradicional y que se pasa de generación en generación).
Y las mujeres de negro, con niqab y tapadas de arriba a abajo. Aunque tuve oportunidad de hablar con alguna mujer, no es algo tan fácil. Ojo con sacarle fotos a las mujeres (aunque con hacer una ya las tienes todas).
Como podéis ver en las fotos, las casas están edificadas más en vertical que en horizontal y, en general, cada piso tiene un cometido. El primero es para los animales, el segundo para los niños. el tercero para las mujeres, el cuarto para los hombres y el ático para éstos últimos y sus amigotes para mascar “qat“. El “qat” es una planta con propiedades psicotrópicas y adictivas. La he visto en varios países de la región como Djibouti, Etiopía, Somalia… y es una tradición mascarla en grupo como evento social desde hace miles de años.
También la he probado pero sinceramente no he sentido nada. Claro que yo me metí en la boca unas hojitas. Esta gente se mete todo el arbusto y se pasa horas y horas hablando de esto y de aquello. Hay extensas zonas de los mercados en los que venden “qat” y tampoco faltan las tiendas en las que se venden fundas para la pistola. Aquí parece que pasan de las bofetadas con la mano abierta o el clásico puñetazo.
¿Y la gran mezquita? pues una de las más grandes del planeta en tamaño y tiene seis minaretes. Es realmente espectacular. Por dentro y por fuera. Y cuando hacen el llamado a la oración, se te encogen los pelos del ombligo porque no sólo se escucha esta mezquita sino decenas y decenas al mismo tiempo. ¡Es total!
¿Me ha dado un retortijón o me han dicho que van a cerrar el chino de abajo? Seguiría escribiendo durante horas y horas sobre Saná y sobre Yemen pero acaba de llegar mi madre a mi casa con un plato de garbanzos y tendré que rendirle los honores que merece.
Antes de que se me olvide, me ha preguntado mucha gente dónde ver el reportaje que salió sobre Travelzungu y el Proyecto Mzungu en TVE (La 1 y Canal 24 Horas) la semana pasada. Si os lo perdisteis, lo podéis ver aquí.
Si quieres leer sobre más países de Oriente Medio, no os perdáis Kuwait, Irak u Omán por si no lo habéis leído a estas alturas del partido. Y si te gusta lo que lees, ¡Compártelo!