A nadie le quede la menor duda de que la administración Trump se prepara ya para renegociar el Tratado de Libre Comercio de America del Norte (TLCAN, conocido en inglés como NAFTA y en francés com o ALÉNA).) La dirección negociadora estará a cargo del secretario de Comercio, el multimillonario Wilbur Ross, quien ya ha adelantado algunos de los puntos donde se concentraría la estrategia negociadora de la Casa Blanca.
Ross ha revelado que el TLCAN se ha convertido en un “Tratado antiguo y obsoleto”, en materia de reglas de origen. El rezago en la economía de servicios y la era digital, que son intereses tri- estratégicos de la potencia del Norte.
Desde que el actual inquilino de la Casa Blanca inició su campaña de ascenso al poder de Washington, uno de sus objetivos ha sido lidiar con este Tratado y donde ha amenazado en un sinnúmero de veces retirarse del mismo.
Trump ha instado también a empresas del ramo automotriz estadounidenses de no invertir sus recursos en México para que instalen sus plantas ensambladoras en territorio estadounidense.
Del mismo modo, Trump también ha prometido erigir un muro de más de 3.200 kilómetros que cubre la franja fronteriza que separa ambos países. Este proyecto a pesar de haberlo declarado una prioridad de su administración, ha encontrado algunos escollos, entre ellos el financiamiento de la obra y quién pagaría por la misma. Trump enfrenta además una fuerte oposición al muro de los grupos de inmigrantes, el bloqueo de la bancada legislativa del Partido Demócrata y medios de opinión pública, entre otros grupo de intereses.
Los mexicanos por su parte han dicho que están listos para renegociar el acuerdo que incluye a Canadá. EL TLCAN entró en vigencia el 1 de enero de 1994. Ese mismo día se alzó en rebeldía el grupo insurgente conocido como Ejercito Zapatista en el estado sureño de Oaxaca, que tuvo repercusión mundial. La renegociación del TLCAN no debe sorprender a nadie ya que el mismo mandatario norteamericano a escasos días de llegar a Washington ordenó la salida del convenio comercial denominado Tratado Transpacífico de Cooperación Económica (TTP por sus siglas en inglés) que integran doce países de Asia, Pacifico, América Latina y el mismo Estado Unidos y Canadá.
Sí en verdad, Estados Unidos al abandonar el TTP deja a su suerte este importante acuerdo que contabiliza el 48 por ciento de las exportaciones mundiales, la Casa Blanca, no obstante, juega a su propio ajedrez político comercial. Corteja a China, a quien criticó primero, por su manejo discrecional del renminbi. Pero festejó después en Mar -a- Lago. E invitó incluso a persuadir con su influencia a Corea del Norte paa detener las amenazas de Corea de continuar sus ensayos nucleares en las militarizadas aguas del mar de Japón o mar del Este.
El límite de tiempo de la renegociación con México, o se hace antes de las elecciones de julio del 2018, o éste quedará en la agenda de la Casa Blanca como un tema inconcluso de la administración Trump de sí seguir o no con el TLCAN. Opino, sin embargo, que son muchos los intereses comerciales de uno y otro lado como para deshacerse del mismo.
Y si cruzando el Atlántico vemos la resonante victoria electoral en la Francia del centrista Emmanuel Macron, sobre la ultraderechista candidata del Frente Nacional Marine Le Pen, dice mucho de lo importante que sería el equilibrio de la razón en medio de las complejidades globales.