Donald Trump ya no puede seguir avanzando sembrando el caos en todas las direcciones. Nervios en inversores, los círculos de Wall Street y el Partido Republicano.
No se trata ya del presupuesto de defensa.
Atención al momento. El Partido Republicano no quiere -ni espera- una agenda alternativa. Aguarda seriedad para abordar la deuda así como proyecciones rigurosas sobre sanidad y seguridad social.
Hay hartazgo por las peleas y descalificaciones con los medios, e igual preocupación con el choque frontal con los servicios de inteligencia de Estados Unidos.
Lo que es y representa Donald Trump llegó con toda su fuerza para sorpresa y decepción en el Partido Republicano. Incrementar los gastos militares recortando de forma drástica las acciones del Departamento de Estado y los programas de ayuda exterior ha sido un hachazo no esperado.
El caso Steve Bannon
Quien está al frente de los mandos no es tanto el presidente como su consejero estratégico, el radical Steve Bannon.
Las opciones de Bannon está definidas: un Estados Unidos replegado sobre sí mismo; la retirada de la ayuda exterior; la persecucióna las empresas que actuén en el exterior (México ya lo ha sufrido); y el poder del lobby militar como músculo industrial.
El caso Kellyanne Conway
Sin el peso dogmático de Steve Bannon, Kellyanne Conway avanza en la Casa Blanca sin límites. Incluso su poder supera a Ivanka Trump. El presidente deja en sus manos todo tipo de iniciativas, sin cuidar ningún detalle.
Fue así como estalló en las redes sociales la ira contra Kellyanne Conway, subida al sofá, sin quitarse los tacones, para hacer unas fotos de lo que era un encuentro solemne en el Despacho Oval y acabó en lío y desconcierto.
Era una visita de rectores de históricos institutos y universidades de mayoría negra a la Casa Blanca. En un momento en que Donald Trump interrumpió su discurso, se subió al sofá para sacar fotos y publicarlas, mostrando falta de respeto y dignidad.
Kellyanne Conway ya ha protagonizado fuertes polémicas por su llamamiento a comprar ropa de la línea de Ivanka. Sobre todo acuñó el término de “hechos alternativos” para defender al portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, cuando afirmó que en la ceremonia de la investidura presidencial asistió más gente de la que hubo en realidad (las imágenes áreas de los canales de televisión fueron bien evidentes).
Atención aque Donald Trump llega a su primera intervención en el Capitolio, ante congresistas y senadores, con la peor valoración de un presidente desde la Segunda Guerra Mundial. Sólo un 44% a su favor frente a la desaprobación de un 48%, algo insólito con sólo 40 días en la Casa Blanca.
No existe además un clima bipartidista en Washington. Todo lo contrario. Un 91% de los votantes del Partido Demócrata no sienten ningún respeto a la figura del presidente.
Datos demoledores que comienzan a pesar en Washington.