“El presidente del Gobierno difamó a la presidenta en viaje oficial a Bruselas, con unas gravísimas acusaciones que iban en la misma línea que su intervención, el día anterior, en el Congreso de los Diputados. Los ministros han recibido la orden de repetirlas durante las últimas horas, en una campaña inaceptable e impropia de un Gobierno contra una administración inferior”, señaló el comunicado del gobierno de la Comunidad de Madrid.

Atención a que el PSOE faltó a la verdad cuando afirmó que “el presidente del Gobierno no ha difamado a nadie, sólo ha recordado los delitos fiscales cometidos por su pareja, delitos que esa misma persona ha confesado”.

Esta afirmación es falsa. Pedro Sánchez sí ha insinuado la complicidad de la presidenta en dos casos de corrupción.

Primero. El primero, el presunto cobro ilegal de comisiones por parte de su hermano durante la pandemia. Un caso que fue archivado tanto por la Fiscalía Anticorrupción española como por la europea. Por lo tanto sólo existe en en la propaganda del Gobierno (la campaña de desinformación de La Moncloa).

Segundo. El segundo, el de su pareja, al que Pedro Sánchez ha llamado “delincuente confeso”. Olvidó que el reconocimiento de un delito en el marco de un acuerdo de conformidad es habitual como método de defensa en los litigios con la Agencia Tributaria. Sin que eso convierta a nadie de forma automática en “delincuente”, una condición que únicamente puede determinar un juez.

El Gobierno de Pedro Sánchez quiso colocar a la presidenta en un dilema imposible;

a) Acudir a una reunión con el presidente que la ha difamado, acusado de corrupción y exigido su dimisión.

b) Rechazar esa reunión y ser acusada de deslealtad institucional.

La presidenta, muy seria y triste

Finalmente, en los hechos de hoy, lunes 21, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quiso defender su decisión de no reunirse con el presidente del Gobierno.

Lo hizo tras el comunicado de su gobierno -que destacó Hechos de Hoy– y en el marco de una conferencia de prensa al inaugurar la exposición Bolivariano, el trabajo fotográfico desarrollado por Álvaro Ybarra durante 15 años en Venezuela.

La presidenta no ocultó sus momentos de emoción y triteza. En un momento se rompió al defenderse de los ataques que tanto ella como su pareja, Alberto González Amador, han recibido estos últimos días de Pedro Sánchez y “todos los ministros”.

“Hoy hace diez años que se murió mi padre y llevo cinco defendiendo su nombre”, comenzó su declaración sin poder ocultar emoción y tristeza.

“Yo tengo unos presupuestos, Sánchez no tiene. Yo acudo al Debate del Estado de la Región cada año, Sánchez ha ido una vez. Yo tengo un Gobierno estable, él ha cambiado 44 veces de ministros. Mi gobierno no tiene corrupción, el suyo está siendo investigado. Mi pareja no va a la Puerta del Sol a hacer negocios, la suya sí a la Moncloa“.

“El Gobierno socialista lleva un año utilizando todos los poderes del Estado para desguazar a una persona en su ámbito laboral. No hay derecho a hacer esto con él por ser el novio de Ayuso. Su delito es ser mi pareja y ya está condenado por eso, el resto es una barbaridad”, dijo muy seria la presidenta.

“Hoy hace 10 años que falleció mi padre, llevo 5 defendiendo su nombre y soportando calumnias y lo han hecho para emocionalmente destruirme porque tienen que ir a lo personal ya que en las urnas no pueden”, ha insistido.

Reveló que el Gobierno de Sánchez ha hecho un lista de su entorno, con su jefe de prensa, su colegio, su barrio, su casa y su pareja para desprestigiarla. “Me han llamado genocida, loca, asesina, ida, corrupta y así 5 años. Y  lo hace el presidente del Gobierno, 22 ministros y altos cargos socialistas”.

Este ataque continuo contra ella y su familia es uno de los motivos que ha hecho que la presidenta rechazara esa cita con Sánchez.

“Todo tiene unos límites”, aseguró. “Mi novio nunca ha trabajado en la Comunidad de Madrid y siempre ha trabajado en otros sitios pagando sus impuestos en España. ¿Será comparable lo mío y lo suyo? Esto no tiene nada que ver con Begoña Gómez“.

Además, la presidenta denunció que su pareja esté siendo utilizado “como un rehén políticopara que la gente en la calle piense que todos son iguales cuando los casos no tienen nada que ver”. “No puede el presidente del Gobierno llamardelincuente a un ciudadano por ser la pareja sentimental de un adversario político”, sentenció.