Un dato importante en la cumbre del G-20 (Grupo de los Veinte) en Bali. No asistirá el presidente de Rusia, Vladimir Putin. No lo hará por dos razones. La primera porque se ha convertido en un paria internacional. La segunda, por el profundo misterio que rodea su salud tanto física como política en el Kremlin.
En cambio en Bali, los mercados están expectantes ante la confirmación de que Joe Biden se reunirá con Xi Jinping por primera vez en persona este lunes 14 en Indonesia. Ambos conversarán sobre “los esfuerzos para profundizar la líneas de comunicación” entre ambos países, así como para “gestionar la competición bilateral de forma responsable”.
Es el primer encuentro personal y directo entre ambos desde la llegada de Biden a la Casa Blanca.
La portavoz del Gobierno de Estados Unidos, Karine Jean-Pierre, anunció en un comunicado que conversarán sobre “los esfuerzos para mantener y profundizar la líneas de comunicación” entre Estados Unidos y el régimen de China, así como para “gestionar la competición bilateral de forma responsable”.
Jean-Pierre agregó que Biden será “honesto” sobre las inquietudes de Estados Unidos, como las actividades de Beijing “que amenazan la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán”, las violaciones de derechos humanos y las prácticas económicas “nocivas” por parte de China.
Biden ha reafirmado que no busca el conflicto, sino la competición. “Cuando hablemos, quiero establecer cuáles son las líneas rojas para cada uno. Quiero entender qué es lo que él (Xi) piensa que es parte de los intereses nacionales de China y determinar si esto está en conflicto o no con lo que yo sé que es parte de los intereses clave de Estados Unidos”, indicó Biden.
Jean-Pierre dijo, además, que Biden y Xi hablarán sobre los esfuerzos para trabajar conjuntamente cuando los intereses de EEUU y China se alineen, “especialmente en retos transnacionales que afectan a la comunidad internacional”.
Al mismo tiempo, anticipó que hablarán de otros asuntos como el trato de Beijing a sus vecinos y el “comercio justo”, ya que Biden ha mantenido algunos de los aranceles que su antecesor Donald Trump (2017-2021) impuso a China al inicio de la guerra comercial entre ambos países en 2018.
Los dos Gobiernos llevan meses preparando el encuentro, que sería el primero en persona desde la llegada del estadounidense a la Casa Blanca en enero de 2021, aunque ambos han mantenido cinco llamadas telefónicas en los últimos 20 meses.
Biden y Xi tocarán, además, otros asuntos regionales globales como la invasión rusa de Ucrania y las provocaciones de Corea del Norte.
Biden y Xi comparten una larga relación personal: ambos se conocieron hace más de una década cuando eran vicepresidentes de sus países y compartieron múltiples viajes, reuniones y cenas.
El presidente estadounidense llegará a la cumbre del G-20, que se desarrollará entre el 15 y el 16 de noviembre, después de acudir a la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP27) en Egipto y a la cumbre de los líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) en Camboya.
El impacto de la caída de la inflación en Estados Unidos
Un jueves con ebullición en las Bolsas europeas. Han cerrado con fuertes avances tras la caída de la inflación en Estados Unidos, que ha reforzado las esperanzas de una relajación de la política monetaria de la Fed. Disparó a Wall Street, sobre todo al Nasdaq. El IBEX 35, rezagado por el peso del sector bancario, ha sumado un 1,15% hasta 8.133,20 puntos.
Sesión de menos a más en las Bolsas europeas. La jornada comenzó con renovadas dosis de tensión en los mercados financieros por el nuevo freno en las expectativas de cambio en la política de cero COVID de China. Las autoridades de Pekín se resisten a corroborar las incesantes especulaciones que han contribuido notablemente a la mejora de los mercados en las últimas semanas.
Los ánimos inversores se habían enfriado también con los sobresaltos registrados por el mercado de criptomonedas. La crisis de FTX, y más recientemente la renuncia de Binance a acudir a su rescate, habían desatado una ola de ventas y golpeado al bitcoin. La mayor de las criptomonedas ha llegado a marcar mínimos de dos años por debajo incluso de los 16.000 dólares, con el consiguiente impacto en las carteras de sus inversores.
Pero todo cambió en los mercados con la publicación del dato macro más esperado de toda la semana, el IPC de Estados Unidos.
Las previsiones auguraban una tímida contención en las subidas de precios. Esta contención, al final ha sido menos tímida de lo esperado. La inflación interanual ha pasado del 8,2% de septiembre al 7,7% de octubre, tres décimas por debajo del 8% que anticipaban los analistas. El IPC subyacente también refleja una moderación en las tensiones inflacionistas, al pasar del 6,6% al 6,3%, dos décimas menos del 6,5% previsto.
La mejora ratifica las expectativas de un freno en el ritmo de las subidas de tipos de la Reserva Federal. Hasta la publicación del dato del IPC el mercado ya se inclinaba mayoritariamente por un repunte de tipos de 50 puntos básicos en diciembre, por debajo de los 75 puntos adoptados en las últimas reuniones. El dato de IPC de este jueves aleja en mayor medida aún la opción de otra subida de 75 puntos, y allana de paso las expectativas de cara al final del año.
Los inversores del mercado de divisas han concentrado sus ventas en el dólar. El euro cotizaba justo antes del dato del IPC estadounidense por debajo de la paridad con el dólar. Una vez conocidas las cifras inferiores a lo esperado de la inflación, el euro se ha acercado incluso de 1,02 dólares. La libra esterlina, por su parte, ha acelerado hasta superar el umbral de 1,16 dólares.
Moderado giro alcista en la cotización del petróleo. El barril de Brent remonta ligeramente hasta los 94 dólares. En Estados Unidos, el barril de West Texas supera los 87 dólares.
Otro de los grandes beneficiados de la caída del dólar y de los intereses de la deuda es el oro. Después de recuperar el nivel de los 1.700 dólares la onza, ha acelerado sus subidas tras el IPC con máximos intradía por encima de los 1.750 dólares.
Pero todo gira en el mercado a las tensiones profundas que hay en Moscú ante el avance de Ucrania en todos los frentes y el escenario de abrir urgentemente un espacio a la diplomacia, el diálogo y el pacto para buscar un final a la ya llamada III Guerra Europea.
