El Talibán ha reforzado su rápido avance con la toma de Kandahar, la segunda mayor ciudad de Afganistán. Joe Biden ha decidido enviar con urgencia a miles de soldados para evacuar a casi todo el personal de su Embajada en Kabul.
El avance de la milicia fundamentalista es imparable en Afganistán. India y Pakistán siguen de cerca los acontecimientos. Se está a punto de abrir una brecha geopolítica en Oriente Medio y Asia Central. Y tanto Pakistán como India quieren ser interlocutores directos del Talibán.
Los acontecimientos están mostrado errores profundos en las últimas cuatro Administraciones de Estados Unidos. Una reflexión para la OTAN y la coalición internacional. El énfasis se puso siempre en el plano militar. pero no en convertir a los afganos en defensores de una democracia genuina, construída con su propio esfuerzo y sus valores.
Las Fuerzas Arnadas de Afganistán, un Ejército muy poderoso sobre el terreno, no está luchandsi sino rindiéndose, huyendo y abandonando sus equipos militares. Nunca fueron entrenador en amar y defender su país. En la protección de los derechos humanos en su propio país; en descubrir sus valores; y en colocar a la mujer en un primer plano en igualdad con el hombre. Una tarea titánica que nunca se abordó en sus raices.
De ahí que cuando llegó la orden de la retirada abrupta e inmediata de las tropas de Estados Unidos, todo se ha derrumbado a velocidad de vértigo. Ya no es la guerra de Estados Unidos. Pero sus aliados contemplan apesadumbrados la forma cobarde en la se arria la bandera de la dignidad y los derechos humanos.
La caída de Kandahar es definitiva. Se trata de la segunda ciudad más grande de Afganistán (614.000 habitantes), el hogar espiritual del Talibán y sus milicias, el gran feudo pastún.
Sólo han sido necesarios tres meses (mayo, junio y julio). La caída de Kandahar se suma a la conquista de Ghazni, la ciudad clave para acceder por carretera a Kabul (a solo 150 kilómetros), y Herat, la tercera mayor urbe.
La milicia integrista se ha hecho con Qala-i-Naw, en el noroeste del país, antigua base de tropas españolas, y Lashkar Gah, en la provincia de Helmand, asediada desde hace semanas.
En Estados Unidos, el Pentágono recalcó que siguen adelante los planes de completar el repliegue militar para el 31 de agosto a pesar de que, en menos de una semana, los fundamentalistas se han hecho con el control de 12 capitales de provincia.
En estos momentos sólo cuatro grandes ciudades, incluida Kabul, siguen bajo control del Gobierno, y dos de ellas están siendo fuertemente asediadas por el Talibán.
El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, realizó el miércoles una visita relámpago a Mazar-i-Sharif, la gran ciudad del norte asediada por las milicias, para intentar coordinar una respuesta que frene el avance de la guerrilla, que ya controla más de un cuarto de las capitales de provincia. Un nuevo jefe de las Fuerzas Armadas, el general Hibatullah Alizia, asumió el mando de las tropas gubernamentales.
Kabul aún no se ha visto directamente amenazada por el avance de los talibanes, pero la inesperada velocidad de la ofensiva, que se ha acelerado en las últimas dos semanas, plantea dudas sobre si el gobierno afgano será capaz de controlar la situación y hasta cuándo.
Kabul puede quedar aislada entre los próximos 30 y 60 días.
Pese a ello, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha resaltado que no frenará el repliegue de sus tropas. El portavoz del Departamento de Defensa, John Kirby, se limitó a reconocer el deterioro de la situación.
Por otra parte, reiteró el llamamiento de Biden a las autoridades locales para hacer frente a la ofensiva del Talibán. "Hemos trabajado duro para mejorar la competencia y la capacidad [de las fuerzas de seguridad pero en algún momento la competencia y la capacidad deben ser cuestión de los propios afganos", recaldcó..
En el plano humanos, un gran éxodo. La ofensiva del Talibán ha causado al menos unos 250.000 desplazados desde su inicio en mayo, y un 80 % de ellos son mujeres y niños. Este éxodo se suma a los 150.000 que ya tuvieron que dejar sus hogares entre enero y mayo. Eleva el total de desplazados en el país centroasiático a 3,3 millones, según las cifras de la portavoz de ACNUR Shabia Mantoo.