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El reto económico, el verdadero desafío. (Foto: El Nueve)

FACTOR MARKETING

Generación de empleo, reducir pobreza, contener inflación y la Amazonía

¿Jair Bolsonaro acepta que el bolsonarismo sea una derecha dura pero no fanática? ¿Luiz Inácio Lula da Silva comprende que la socialdemocracia de primera hora y no el populismo puede llevarle al Palacio de Planalto?

Hechosdehoy / Gustavo Parma
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Los resultados definitivos

Luiz Inácio Lula da Silva
PT
48,26%
57.173,788 votos

Jair Bolsonaro
PARTIDO LIBERAL
43,09%
51.051,378 votos

Simone Tebet
MOVIMIENTO DEMOCRÁTICO BRASILEÑO
4,15%
4.913,757 votos

Ciro Gomes
PARTIDO DEMOCRÁTICO LABORISTA
3,34%
3.957,503 votos

Soraya Thronicke
UNIÓN BRASIL
0,51%
600.413 votos

Felipe D’Avila
NUEVO
0,47%
559.563 votos

Kelmon Souza
PARTIDO LABORISTA BRASILEÑO
0,07%
81.037 votos

Léo Péricles
UNIDAD POPULAR
0,05%
53.511 votos

Sofia Manzano
PARTIDO COMUNISTA BRASILEÑO
0,04%
45.585 votos

Vera Lúcia Salgado
PARTIDO SOCIALISTA DE LOS TRABAJADORES
0,02%
25.614 votos

José Maria Eymael
DEMOCRACIA CRISTIANA
0,01%
16.594 votos

Las incógnitas

El marketing político será en la segunda vuelta en Brasil, el 30 de octubre, el factor decisivo.

¿Jair Bolsonaro aceptará que el bolsonarismo sea una derecha dura pero no fanática con la necesidad de un plan de choque frente a la pobreza? ¿Luiz Inácio Lula da Silva comprenderá que la socialdemocracia de primera hora y no el populismo es la verdadera senda que puede llevarle de nuevo al Palacio de Planalto?

¿Son las horas finales de la polarización?

Sin duda el desafío económico será crucial en los debates y el voto definitivo, Será la verdadera prueba para Lula da Silva y Bolsonaro en el balotaje en Brasil. Lula quiere reducir la pobreza y el hambre. Bolsonaro apuesta por subrayar los avances durante su gestión. Puede ser la última clave de su triunfo o de su derrota.

Atención a fobias y filias. Acusado de haber cooperado y de haberse beneficiado con la corrupción, Lula es rechazado por el 35%. Bolsonaro, tachado de antidemocrático, golpista y corrupto, es desaprobado por el 51%.

En este escenario, los partidos democráticos de derecha, centro-derecha y centro-izquierda no se unieron para formar una fuerza. Surgieron tres competidores, cada uno por su cuenta. Y todos ellos defendieron la verdadera tercera vía salvadora: Simone Tebet, Luiz Felipe d’Ávila y Soraya Thronike.

Ciro Gomes, exgobernador del estado de Ceará, exministro en los gobiernos de los presidentes Itamar Franco y Luíz Inácio Lula da Silva, compitió por la izquierda y sin presentarse como una tercera vía.

En la historia reciente de Brasil, durante 21 años (1964 a 1985), se vivió bajo una dictadura militar. Los líderes políticos de la época sólo centraron sus luchas en el retorno a la democracia sin abrir un proceso de sucesión y renovación, y de delfines políticos.

Cuando retornó la normalidad democrática, el primer presidente electo, Fernando Collor de Mello, pasó por un proceso ordinario de juicio político y fue acusado por corrupción. Después de algunos años, por mala gestión, la presidenta Dilma Rousseff, elegida gracias al prestigio de Lula da Silva, también terminó destituida, con Brasil sumido en el caos económico y financiero.

El personalismo de Fernando Henrique Cardoso, presidente por dos períodos, y Luiz Inácio Lula da Silva impidió que surgieran nombres fuertes y respetados. En la actual elección aparecieron nombres sin verdadera proyección nacional: Simone Tebet y Ciro Gomes.

La candidata Simone Tebet, senadora por el estado de Mato Grosso do Sul y del partido MDB (Movimiento Democrático Brasileño), ganó peso en los medios como integrante de la Comisión Parlamentaria de Investigación sobre la omisión e irregularidades del gobierno de Bolsonaro en la gestión de la COVID. El MDB de centro-derecha es un partido político con un pasado glorioso de luchas democráticas pero sin futuro.

Tebet, lanzada a la vida política por su padre, expresidente del Senado, forma parte de un partido político más interesado en apoyar gobiernos y, a cambio, obtener ministerios de segundo nivel y cargos públicos. El MDB es el partido del golpista Michel Temer, un diputado con pocos votos que fue ascendido -por obra de Lula– a la vicepresidencia de la candidatura encabezada por Dilma Roussef. Pero luego dirigió el golpe para llevarla a juicio político. Después asumió la presidencia y se vio envuelto en graves denuncias de corrupción.

Otros dos nombres de derecha se ubicaron en la tercera vía. Uno de ellos, Felipe D’Ávila, por el partido Nuevo. Preparado y con un programa de gobierno, no logró nada. El otro nombre con un punto porcentual en las encuestas es el de la senadora Soraya Thronike, exbolsonarista.

Un nombre de gran respeto, gran preparación, exitosa experiencia como ministro, gobernador y diputado, es Ciro Gomes, profesor de Derecho Constitucional. No tuvo espacio en el fragor de la polarización

Ante la grave corrupción del gobierno de Lula y del Partido de los Trabajadores (PT), en 2018, los ciudadanos eligieron a Bolsonaro, quien desplegó la bandera de la lucha contra la corrupción y contó con el apoyo fundamental del entonces juez Sérgio Moro, quien luego quedó bajo sospecha porque el Supremo Tribunal Federal anuló las condenas contra Lula.

Bolsonaro, invitado a dejar el Ejército brasileño bajo sospecha de actos terroristas para forzar un aumento en el salario de los militares a través de la intimidación, fue un diputado federal gris. Él, sus tres hijos, su esposa y su exesposa, son investigados por delitos graves (corrupción y lavado de dinero). Curiosamente, Bolsonaro, opositor a Lula y antipetista, se convirtió en el principal motivo del regreso del expresidente por su mala gestión e incompetencia.

Pero de repente todo cambió. En vísperas de las elecciones, los datos mostraban a Lula con el 50% de los votos y Bolsonaro con el 36%. Lula ganaría en la primera vuelta. Pero no fue así.

La sorpresa de Bolsonaro

Bolsonaro sorprendió en esta primera vuelta. No sólo por el porcentaje obtenido. Logró elegir varios gobernadores, senadores y diputados federales.

En el principal estado de la federación, Sao Paulo, su candidato, completamente desconocido y que nunca ha vivido en el estado de Sao Paulo, obtuvo el 42,32% de los votos. El bolsonarista Tarcísio de Freitas ganó el primer lugar de la carrera y competirá en la segunda ronda con Fernando Haddad, del mismo partido que Lula. Haddad obtuvo el 35,70% de los votos.

La segunda vuelta será muy disputada, con Bolsonaro a la cabeza en los estados con los colegios electorales más grandes, como Sao Paulo y Río de Janeiro. En Minas Gerais, el segundo colegio electoral más grande, Romeu Zema, gobernador reelegido en la primera vuelta, es filobolsonarista.

De hecho, la tercera vía no era más que una idea irrealizable. La polarización entre Lula y Bolsonaro fue dominante y, como novedad, apareció el voto útil.

Sin duda, la segunda vuelta es otra elección. Por lo tanto, Bolsonaro tiene posibilidades de ganar. Pero el mayor riesgo es que se convierta en un autócrata (el fenómeno de una monarquía absoluta o una dictadura, como, por ejemplo sucede en Europa con Viktor Orban y en Sudamérica con Nicolás Maduro.

En la primera entrevista posterior a la los resultados, Bolsonaro habló de cambios en el Supremo Tribunal Federal. Su proyecto es aumentar, para controlar, el número de ministros, cuya designación, según la Constitución, corresponde al Presidente de la República.

En cuanto al Parlamento, Bolsonaro supo, en su primer mandato, tener mayoría. Pero lo hizo a través de la cooptación, es decir, a través de la distribución de fondos secretos. Cooptó un bloque mayoritario llamado Centrao, integrado por diputados y senadores.

Comicios legislativos y de gobernadores

El Partido Liberal logró un importante triunfo en los comicios del Congreso y el Senado en comicios en paralelo con las presidenciales. Los candidatos del oficialismo también se impusieron en nueve de los 15 estados que eligieron mandatarios locales.

Al menos nueve exministros de Bolsonaro obtuvieron triunfos en las urnas. Además de presidente y vicepresidente de la República los brasileños estaban llamados a elegir a los gobernadores de los 27 estados (incluido el Distrito Federal de Brasilia), los 513 escaños de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado de 81 escaños, así como las asambleas legislativas estatales.

El Partido Liberal del jefe de Estado se encamina a tener la mayor bancada en la Cámara de Diputados, según analistas, y en el Senado. Figuras del Partido Liberal (PL) y agrupaciones aliadas se alzaron con al menos 14 de las 27 escaños en disputa.

Los nuevos congresistas incluyen dos exministros muy controvertidos de Bolsonaro: el extitular de Medioambiente Ricardo Salles, que dejó el gobierno por sospechas de corrupción, y Eduardo Pazuello, criticado por su gestión al frente de la cartera de Salud en el auge de la pandemia que dejó casi 700.000 muertos en Brasil.

Pazuello, incluso, fue el diputado más votado en el estado de Rio de Janeiro, el tercero más poblado. Otro candidato del PL, Nikolas Ferreira, fue el diputado más votado del país, con más de 1,4 millones de votos, con solo 26 años.

La lista de bolsonaristas al Senado incluye desde el exfubolista Romario (reelecto) hasta Marcos Ponte, un antiguo astronauta y ex titular de Ciencia que desbancó a un aliado de Lula, Márcio França, favorito en las encuestas.

Otros tres exministros, la ultraconservadora Damares Alves (Mujer); Tereza Cristina (Agricultura) y Rogerio Marino (Desarrollo) y el actual vicepresidente, fueron también electos al Senado, que en 2023 debe confirmar dos jueces de la corte suprema.

También entran a la Cámara Alta el exjuez y exministro Sergio Moro que rompió con Bolsonaro y el exfiscal Dalton Dellagnol.

Ambos archirrivales de Lula fueron figuras claves en el proceso “Lava Jato”, que investigó un enorme sistema de corrupción en la estatal Petrobras. Los dos llevaron a Lula a la cárcel durante 19 meses, pero la sentencia fue anulada por irregularidades procesales.

Las elecciones también dieron alguna victoria a las causas progresistas, con las primeras diputadas federales trans de Brasil, Erika Hilton, Duda Salabert, y Robeyoncé Lima.

El domingo fueron elegidos los gobernadores de 15 de los 27 estados (incluido el Distrito Federal de Brasilia), gracias a que los vencedores obtuvieron más de la mitad de los votos, mientras que los mandatarios regionales en los otros 12 estados tendrán que decidirse en la segunda vuelta.

En Rio de Janeiro fue elegido Claudio Castro (PL) pero la mayor sorpresa ocurrió en Sao Paulo, el estado más poblado y rico de Brasil, con la victoria parcial en primera vuelta de Tarcisio Freitas, ex titular de Infraestructura, que aparecía segundo en los sondeos.

Freitas (PL) venció a Fernando Haddad, exalcalde de la megalópolis de Sao Paulo y delfín de Lula derrotado por Bolsonaro en las presidenciales de 2018, y los dos se medirán el 30 de octubre en un balotaje.

Además de los nueve gobernadores elegidos apoyados por Bolsonaro y de los cinco respaldados por Lula, el empresario Romeu Zema, del partido neoliberal Novo que mantuvo la neutralidad en la disputa presidencial, fue reelegido gobernador de Minas Gerais.

Pese a su alegada independencia, el gobernador de Minas Geraissegundo mayor colegio electoral de Brasil– fue elegido en 2018 en la estela de las victorias regionales impulsadas entonces por el líder ultraderechista, por lo que se le puede considerar fruto del bolsonarismo. Los tres estados están en el noreste de Brasil, la región más pobre del país y la que le otorgó más votos al líder progresista.

Abierto a todos los escenarios

Un escenario sorprendente y ahora abierto en canal. Puede producirse una elección muy reñida. Un empate. Una crisis institucional. O un vuelco total con una victoria apabullante de cualquiera de los dos. Pero si Lula gana al final, ya está avisado de que el bolsonarismo (con Jair o son él) llegó para quedarse en Brasil.

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