Muy severa advertencia de Francia a todos los países de la Unión Europea en la última gran cita electoral antes de los comicios al Parlamento Europeo. Indudablemente el Partido Socialista de François Hollande sufrió un batacazo en toda regla; el centroderecha que emergió liberado del liderazgo de Nicolas Sarkozy se impuso, aunque no en la batalla simbólica de París; y Marine Le Pen llegó para quedarse en un escenario de tres fuerzas (izquierda, derecha y extrema derecha). Manuel Valls (Barcelona), nuevo primer ministro, y Anne Hidalgo (San Fernando, Cádiz), alcaldesa de París, dos fuertes personalidades de origen español en el primer plano político de Francia mostrando además que quienes quieren levantar barreras en Europa lucha contra el viento de la historia.

El verdadero vencedor, sin embargo, quedó en la sombra, agazapado entre los datos de estos comicios. La falta de adhesión -la desafección a los valores democráticos- y el triunfo del pesimismo -frente al sueño del regeneracionismo político- en el número de esta elección. ¿No es posible construir una Europa mejor? ¿Sólo es posible la salida pesimista del populismo? La abstención llegó al 36,3%, que es la cifra más alta que se ha registrado en Francia en una segunda vuelta.

Es sabido que en los comicios en Francia (en la segunda vuelta de presidenciales, legislativas y municipales) primero votas (o descartas) y luego eliges. Un 36,3% no lo hizo esta vez. Hay que contabilizar además votos blancos y nulos (el 3,5% en la primera vuelta), y la elección traca de quienes rechazan el sistema bipartidista y las políticas de la Unión Europa. Si lo vimos en Italia con el fenómeno Beppe Grillo (el voto antisistema), en Francia representaron esta opción el Frente Nacional, el Partido Comunista y el Partido de Izquierda. Seis de cada diez franceses rechazaron como escenario el duelo de la derecha (la UMP, Unión por un Movimiento Popular) y la izquierda (el PS, el Partido Socialista). ¿España será igual a Francia?

La hija de Jean-Marie Le Pen no logró el asalto total que esperaba, un KO a François Hollande en ciudades míticas, pero mostró el poder de levantar las banderas frente a quienes siente que el Estado no les ofrece ya protección. Su avance se produce en ese escenario de una Europa sin esperanza para los jóvenes, más vieja en su edad y en su espíritu, y a la vez insegura y crispada en sus señas de identidad.

Frente a estas lecturas, el triunfo en París de Anne Hidalgo y la opción, arriesgada, y que supone un giro a su derecha, de François Hollande apostando por Manuel Valls para suceder a Jean-Marc Ayrault quien no ha tenido pulso político.

Manuel Valls, nacido en Barcelona, de 51 años, es uno de los políticos más populares (53% de apoyo). El hasta ahora ministro de Interior está situado en el ala más a la derecha del Partido Socialista. Para algunos, su elección es una opción arriesgada. "He entendido vuestro mensaje y es muy claro. Hacen falta más reformas", fue el mensaje del presidente al país.

Hollande -en estos vasos comunicantes que sí existen en la política de Francia y España- anunció un estrategia y giro con tres objetivos:

1. Creación de empleo a través del refuerzo empresarial y de la transición energética.

2. Pacto contra la desigualdad que consolide la justicia social.

3. Recuperar el poder adquisitivo de los franceses con una bajada de impuestos antes de 2017. Asumió a la vez que Francia debe volver al equilibrio presupuestario, lo que significa nuevos recortes.

Manuel Valls es por tanto una arriesgada carta pero que puede ser ganadora. Habría que situarle en el espíritu del laborismo británico, con conocimiento profundo en los asuntos claves de las políticas fiscales y los temas de seguridad ciudadana. Hijo del pintor catalán exiliado Xavier Valls, y de la italiana Luisangela Galfetti, representa también la línea del rocardismo, una corriente pragmática y liberal en el socialismo francés. Siente Cataluña y sus señas de identidad y es seguidor del FC Barcelona, notas interesantes en los momentos del gran debate político en España.

Anne Hidalgo, de 54 años, la nueva alcaldesa de París, nació en San Fernando (Cádiz). Es nieta de un republicano exiliado e hija de emigrantes españoles. Ganó por nueve puntos y 54.000 votos la alcaldía de París ante Nathalie Kosciusko-Morizet, la estrella de la UMP, salvando el honor de François Hollande y también del Partido Socialista (asunto que destacó Hechos de Hoy). Supone un hito para París y el sueño cumplido de quienes buscaron en Francia el sueño de la libertad.

Anne Hidalgo representa también la clave de la educación como palanca de cambio y crecimiento, y su fe en el esfuerzo y el trabajo. Exigió en Twitter que se borraran los bulos sobre ella y ha sido implacable contra el machismo. Es el otro rostro de estos comicios y la otra lectura posible. Frente al pesimismo está el desafío de que Europa sea el sueño cumplido. Ni pesadilla ni infierno, sólo los valores de la democracia y la libertad.

San Fernando (Cádiz), Barcelona y París, tan lejos de Madrid y tan infinitamente cerca, con lecciones muy prácticas para quien busque respuestas, aunque a veces sean ingratas y dolorosas. François Hollande, Manuel Valls y Anne Hidalgo, los tres nuevos protagonistas de una Francia que emerge y se busca en tiempos de enigmas y pesimismo.