Primero fueron sus palabras en su mensaje en la Vigilia de Pascua, una bella ceremonia en la Basílica de San Pedro. Después, su inesperado mensaje en la misa en la Plaza de San Pedro, abogando por la verdad en un día magnífico en Ciudad del Vaticano y en Roma.
Francisco ya está en las vísperas de su viaje a Egipto, que será un mensaje de aliento a los cristianos de Oriente Medio y un rechazo al odio, la violencia y la persecución. Se hace dramáticamente necesaria la convivencia, el respeto y la dignidad humana en las tierras de Oriente Medio, es el mensaje de este viaje urgente.
En la Vigilia de Pascua, el papa Francisco rechazó la "burocracia paralizante que no permite que las cosas cambien" y denunció las consecuencias del "peso de la corrupción".
"Si hacemos un esfuerzo con nuestra imaginación, en el rostro de estas mujeres podemos encontrar los rostros de tantas madres y abuelas, el rostro de niños y jóvenes que resisten el peso y el dolor de tanta injusticia inhumana", dijo Francisco.
Antes de celebrar la misa de Pascua e impartir desde el balcón central la bendición Urbi et orbi (a Roma y al mundo), Francisco abrió su corazón al hablar de María y María Magdalena, "Vemos reflejados en ellas el rostro de todos aquellos que caminando por la ciudad sienten el dolor de la miseria, el dolor por la explotación y la trata", señaló el Papa.
"También podemos ver las caras de los que son recibidos con desdén porque son inmigrantes, privados de país, casa y familia. Vemos caras cuyos ojos denotan soledad y abandono, porque sus manos están plagadas de arrugas", enfatizó.
"Ellas son el rostro de mujeres, madres que lloran por ver cómo la vida de sus hijos queda sepultada bajo el peso de la corrupción, que quita derechos y rompe tantos anhelos, bajo el egoísmo cotidiano que crucifica y sepulta la esperanza de muchos, bajo la burocracia paralizante y estéril que no permite que las cosas cambien", denunció Francisco.
"Ellas, en su dolor, son el rostro de todos aquellos que, caminando por la ciudad, ven crucificada la dignidad", enfatizó Francisco, en una celebración a la que asistió el embajador argentino en Italia, Tomás Ferrari, y en la que el Papa bautizó a 11 personas de España, República Checa, Italia, Estados Unidos, Albania, Malta y China.
Francisco instó a vivir la Pascua para "hacer saltar todas las barreras que nos encierran en nuestros estériles pesimismos, en nuestros calculados mundos conceptuales que nos alejan de la vida, en nuestras obsesionadas búsquedas de seguridad y en desmedidas ambiciones capaces de jugar con la dignidad ajena".