Joe Biden en Kiev y Kamala Harris en Múnich han lanzado a la vez (con todo el apoyo de Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea) el mayor plan de paz para la guerra de Rusia contra Ucrania. Y han puesto sobre la mesa, con todo su peso, la fuerza de su candidatura para un nuevo mandato en la Casa Blanca.

Un mensaje que ha puesto en alerta a los siloviki (la alta clase política rusa) porque ha dejado a Vladimir Putin en precario y, muy probablemente, ha abierto el comienzo del proceso de su progresvo aislamiento político y económico en Rusia.

Los bancos de inversión, analistas políticos y económicos y gurús en cuestiones eslavas coinciden por primera vez en sus notas de que no se vislumbran cisnes negros en esta crisis.

Joe Biden ha demostrado ser el primer presidente de Estados Unidos desde Franklin Delano Roosevelt (FDR, presidente desde 1933 hasta su muerte en 1945) con mayor visión y conocimiento de la política exterior. Mostrando además ante Putin las mismas agallas y coraje que mantuvo con voluntad de hierro FDR ante Hitler.

Kamala Harris mostró a su vez en la Conferencia de Múnich, con todo el apoyo de Annalena Baerbock, la ministra de Exteriores de la coalición de gobierno en Alemania, el camino de la paz. Un año después de comenzar la guerra es la hora de la paz, de una larga frontera segura, del alto el fuego inmediato, de la retirada de las tropas invasoras rusas, y de la recuperación integra por parte de Ucrania de todo su territorio.

Establecer la paz y abrir las vías de cooperación y comercio con Rusia supondrá asegurar una frontera segura (y no sometida a revisionismo) desde el mar de Barents que vaya desde Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Ucrania, Moldavia, Rumania, Bulgaria, Turquía y Georgia hasta Azerbaiyán. Esta nueva frontera supondrá a medio plazo que una Bielorrusa pacifica y democrática se incorpore a la gran frontera de Rusia con la Unión Europa y la OTAN en un nuevo ecosistema que debería comprender Europa y Rusia hasta los Urales. Es decir, el conjunto europeo de la Federación Rusa.

Las dos llaves de la paz están tanto en Ucrania como en Rusia

El viaje de Biden a Kiev ha enviado al Kremlin el mensaje de que no hay opción de éxito para una salvaje y cruel agresión e invasión. Pero si cesan los combates en Ucrania puede no significar el fin de la lucha política en la Federación Rusa donde inquieta el monstruo creado de Prigozhin con sus milicias de mercenarios, el Grupo Wagner.

En la Federación Rusa, el conjunto de servicios secretos y de seguridad ha sido eficaz en sofocar protestas callejeras. Cualquier oposición política significativa ha sido neutralizada de manera efectiva. Pero la posibilidad del colapso del putinismo ya ha abierto fisuras en las élites de Moscú y San Petersburgo. Y ha llevado a un clima de vértigo y miedo al vacío de los siloviki (los autoritarios incondicionales hasta ahora en el círculo íntimo de Putin).

Enorme impacto en Moscú

La visita sorpresa del presidente Joe Biden a Ucrania ha suscitado en Rusia una mezcla de ira y vergüenza en expertos militares, jefes con mando y miembros de la élite. Un enorme golpe antes del discurso que prepara Vladimir Putin a toda la Federación Rusa. Por primera vez, el Kremlin siente la presión de su propio Vietnam y de lo que fue el fracaso ruso en Afganistán. Biden dejó claro y firme que quiere la paz y la total retirada rusa. La quiere ahora porque no hay ninguna opción para Putin de ganar. Y ya no es una “operación militar rusa” porque China habló abiertamente en  Múnich de la guerra en Ucrania.

El periodista ruso Sergey Mardan lo analizó de forma  sarcástica en su canal de Telegram. “Biden en Kiev. Humillación demostrativa de Rusia … Los cuentos de hipersónicos milagrosos pueden dejarse para los niños. Como hechizos sobre la guerra santa que estamos librando con todo Occidente”. Añadió que “supongo que hay pausas para el almuerzo en una guerra santa”.

El veterano del ejército ruso y exoficial del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Igor Girkin, sugirió que Biden podría haber visitado el frente en el este de Ucrania y haber escapado ileso. “No me sorprendería si el abuelo (no es bueno para nada más que simples provocaciones de todos modos) también es llevado a Bakhmut… Y NADA LE PASARÁ”, dijo Girkin.

Girkin se encuentra entre una serie de blogueros militares de línea dura que han criticado repetidamente lo que consideran un enfoque “suave” en el campo de batalla por parte de los generales de Putin.

Una cuenta de Telegram administrada por miembros del ejército y la marina rusos, Zapiski michmana Ptichkina, señaló irónicamente que Biden había llegado a Kiev antes que el presidente ruso, Vladimir Putin. “Casi un año después del inicio de la operación militar especial, estamos esperando en la ciudad rusa de Kiev al presidente de la Federación Rusa, pero no al presidente de los Estados Unidos”, se subrayó.

Analistas de inteligencia occidental siguen advirtiendo del profundo sentimiento en Rusia en mandos militares, el movimiento de coroneles, de poner fin al putinismo. Entre estos coroneles podría surgir la figura de un tapado, un Eanes, que buscaría la alternativa en Rusia de una revolución de los claveles y de un profundo cambio político y democrátco en toda la Federación Rusa, El movimiento que quiere convertir el himno de Rusia en un sentimiento de orgullo y nunca más de agresión.

Son los enormes retos del marco general de un año de guerra en Europa, del rechazo total al surgimiento de un nuevo Hitler, de los horrores del nazismo repicados con crueldad sin límites en Ucrania. Y del sueño de una nueva Rusia que entierre lo peor de su historia reciente y construya una sociedad de respeto a los derechos humanos.