Gran atención en bancos de inversión, analistas económicos, gurús y especialistas en cuestiones eslavas a las luchas de poder en la Federación Rusa tras el éxito de Volodímir Zelenski en su gira europea en Londres y París, su intervención ante el Parlamento Europeo, y el apoyo en pleno del Consejo Europeo.

Valeri Gerásimov, jefe del Estado Mayor, es en la actualidad el hombre fuerte del Kremlin. Ha devuelto poder, prestigio y autoridad a las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa. Tiene en sus manos todos los resortes de poder de la fuerza expedicionaria en Ucrania.

Pero sabe que Vladimir Putin, pese a estar debilitado, tiene aún el apoyo del poderoso Servicio Secreto del Kremlin para hacer desaparecer a las personas influyentes de la alta clase política y económia de la Federación Rusa que han ido exigiendo el fin de la locura de la invasión y destrucción de Ucrania.

Es la explicación a que al menos más de una docena de oligarcas rusos han aparecido muertos desde hace meses. Algunos han fallecido en presuntos asesinatos-suicidios junto con sus esposas e hijos, mientras que otros se habrían caído desde un hospital, un barco o un acantilado. Varios de los oligarcas muertos tenían vínculos con las grandes empresas energéticas rusas Gazprom, Lukoil y Novatek.

Marina Yankina, última víctima

Una alta funcionaria de Defensa rusa murió tras caer de las ventana de su apartamento en San Petersburgo. Es Marina Yankina. De 58 años, dirigía el Departamento de Apoyo Financiero del Ministerio de Defensa de Rusia en el Distrito Militar Occidental de San Petersburgo. El Distrito Militar Occidental es uno de los cinco distritos militares de las Fuerzas Armadas Rusas.

Trabajaba como directora financiera del Distrito Militar Occidental de Rusia y tenía vínculos estrechos con Mijail Mokretsov, exviceministro de Defensa. Su muerte se suma a la larga lista de fallecimientos en circunstancias sospechosas de funcionarios y empresarios desde el comienzo de la invasión de Ucrania.

Marina fue hallada muerta en San Petersburgo tras caer desde una ventana del piso 16 en el que vivía en una nueva muerte calificada de sospechosa desde que comenzó la invasión de Ucrania.

Marina Yankina, de 58 años, trabajaba como directora financiera del Distrito Militar Occidental de Rusia. Previamente, estuvo en el Servicio Fiscal Federal y fue también vicepresidente del Comité de Relaciones Inmobiliarias de San Petersburgo.

Yankina habría tenido vínculos estrechos con Mijail Mokretsov, exjefe de personal del Ministerio de Defensa y Viceministro de Defensa. Se trata de un empresario ruso y funcionario del Estado que fue director del servicio federal de impuestos entre 2007 y 2010, y posteriormente fue alto cargo en San Petersburgo.

Apenas hace unos días murió el general de división del Ministerio del Interior ruso Vladimir Makarov, de 72 años, falleció en un aparente suicidio en un suburbio de Moscú, semanas después de haber sido destituido por Vladimir Putin.

El 26 de diciembre, Pavel Antonov, el diputado más rico de la Duma rusa (Parlamento de Rusia) y crítico con Putin, murió en la India al caer por la ventana de un hotel.

Pero durante todo el 2022 numerosos empresarios murieron en circunstancias poco claras, varios de ellos ligados al sector energético, fuertemente comprometido por las sanciones de Occidente.

Para algunos analistas, el Servcio Secreto del Kremlin se habría degradado a una mafia de sicarios. Las muertes podría haber sido ordenadas por Putin o por quien o quienes gobiernan en la sombre en su nombre. Desean acumular riqueza y poder y eliminar a la vez a quienes estarían dispuestos a sumarse a un golpe de Estado de sociedades secretas, jerarcas, alta clase política  y coroneles para poner fin a la invasión de Ucrania.