Vuelve el fuerte rumor, y esta vez con más fuerza, de una posible gran sorpresa en el Comité Federal del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
En el ojo del huracán, en los hechos de hoy, la mujer de Zaragoza de 45 años de edad. María del Pilar Alegría Continente, conocida como Pilar Alegría, actual ministra de Educación y Formación Profesional del Gobierno en funciones, y portavoz nacional del partido, en el primer plano de las comidillas políticas.
A este Comité Federal, Pedro Sánchez llega con el rechazo general a su iniciativa de seis cara a cara encadenados para llevar la campaña a los platós de las cadenas de televisión. Sabe también el desencanto que hay hacía él en su propio partido. Nadia Calviño, tras negarse a figurar en las listas del PSOE (y tener contactos para volver a la maquinaria política de Bruselas), reconoció ademas -dicho con cuidado y elegancia pero a la vez con todas las palabras- que Pedro Sánchez causa rechazo en su propio país, entre los españoles.
Pedro Sánchez acude a este Comité Federal sabiendo además que Joe Biden le ha cerrado la puerta un desembarco en la OTAN que pasará a ser dirigida, por primera vez, por una mujer. Sólo le queda jugar la carta de Bruselas, del Parlamento Europeo y de su amistad con Charles Michel, presidente deñ Consejo Europeo. Todos estos factpres han alimentado el fuerte rumor apuntando a Pilar Alegría como la candidata del PSOE -si Pedro Sánchez decide dar un nuevo volantazo- para las próxmas elecciones generales.
Habría un cierto paralelismo con 2011 cuando José Luis Rodríguez Zapatero adelantó las elecciones generales y lanzó la candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Sobre la figura de Guillermo Fernández Vara, su marcha atrás en Extremadura, postulándose a la investidura después de haber pedido su reingreso como médico forense, podría tener otra lectura. ¿Ha hablado con otros barones para preparar el post-sanchismo?. ¿Podría presidir la gestora del PSOE si Sánchez pierde y dimite?
Son los escenarios que no se descartan en el equipo del jefe de la oposición, pensando siempre, si gana, en gobernar en solitario con o sin mayoría absoluta.