Ibai Llanos en Twitch. Y Mariló Montero y Risto Mejide en Telecinco y en Cuatro. Mariló avanzó que 2023 será para ella “un nuevo comienzo”. Y Risto Mejide apuntó sus pullitas: “¿Ah, sí? ¿Hay algo que anunciar? ¿Un embarazo? ¿La muerte de un ser querido? Eso siempre da audiencia”.

Risto sin embargo erró porque nadie anunció nada. Las audiencias serán seguramente duras al final de un 2022 que acabó con la caída a plomo de Telecino (Mediaset), el destrozo que la han hecho a la reputación de Pedro Pîqueras, y el clima de intriga y navajeo que hay en la cadena tras el despido de Paolo Vasile y el derrumbe su modelo

Muy probablemente nunca sabremos lo que pasó en la tarde-noche de sábado 31 antes de las campanadas en Puerta del Sol. Pablo Motos en El Hormiguero, con su habilidad de presentador-destornillador, supo arrancar a Cristina casi todos sus secretos. Habría un gran vestido/capa con sorpresa (porque no pertenecía a ningún modisto español o extranjero) y pinturas -un cuerpo pintado (body painting) por 100 personas.

Pero todo cambió al desvelar Lecturas el bombazo que se guardaba celosamente como anunio estrella, gran sorpresa y mazazo definitivo. Alguien, de un colectivo de 100 personas, lo filtró a Lecturas. Y el enfado y la decepción de Cristina tuvo que ser formidable para pasar de lo que era un Plan A -un cuerpo pintado con un pequeño bebé sobre la tripa- a un Plan B, una escultura en forma de paloma de la paz sobre sus senos.

Cristina Pedroche, que debía estar con un enorme berrinche, aguantó el tipo con dignidad y profesionalidad. No hubo ninguna palabra sobre embarazo. Optó por una falda transparente, el top que simulaba una paloma y las manos pintadas de blanco como si fueran las alas de la paloma.

El traje de Cristina fue una capa que era realmente parte de una tienda de campaña de refugiados de Paquistán. Con un mensaje de dignidad y de defensa de derechos humanos que fue lo mejor.

Tanto Cristina Pedroche como su marido, Dabiz Muñoz, mostraron 24 horas antes su indignación ante la filtración de una noticia que querían anunciar personalmente.

“No hemos podido elegir ni cuándo ni cómo dábamos la noticia. No nos han dejado. No han sido nuestros tiempos ni nuestras formas y eso nos ha puesto muy tristes. Hay líneas rojas que nunca se deberían cruzar. Porque había mucha gente importante para nosotros, gente de nuestra familia que no sabía nada, además de que todavía no era seguro decirlo. Ni nos llamaron para confirmar o desmentir”.

Cristina centró todo su discurso en la capa, una capa que era una tienda de campaña de ACNUR, en la que han vivido refugiados y en la que han escrito refugiados mensajes de paz y amor.

“La humanidad ha vivido duros momentos en 2022 que yo he sentido como caóticos y quise reflejarlos en este estilismo que cada año preparo como un epílogo de lo que he visto en la moda de ese año o las ideas personales que simplemente me golpean la cabeza”, explicó.

“Me toca ponerme seria. Llevo esta capa gracias a ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados. Es una tienda de campaña real, usada. En ella han plasmado sus deseos más de 80 personas de 10 nacionalidades diferentes. Personas que se encuentran en centros de acogida como el de Alcobendas o el de mi barrio, Vallecas, y que desean cosas como que las niñas afganas puedan estudiar y que las mujeres de Afganistán tengan apoyo porque son muy talentosas”.

“‘Al 2023 le pido paz. Porque nuestro país fue un país de refugiados de la posguerra. Nosotros y nosotras fuimos lo que muchas personas son hoy en día, refugiados. Tuvimos que esperar fuera una esperanza de futuro, la ilusión de una nueva vida. No olvidemos que hoy las personas refugiadas tienen derecho a un futuro en paz. La paz aparece en medio de la más profunda de las oscuridades, de la guerra. No olvidemos que hoy está en nuestra manos dejar un mundo mejor a los que vienen. Apostemos por la amistad, el amor. Lo que para mí simboliza la paz. Todo esto es lo que significa la paz”, el final de su largo mensaje.

Mientras, en la 1, RTVE, todo tipo de locuras.

Ana Obregón deseó lo mejor al 2003 en lugar de al 2023, y repitiendo una y otra vez que Los Morancos le iban a volver “loca” como así sucedió.

“Deseo que el año que viene en el 2003, coleccionéis momentos únicos con la gente que quieres porque eso es lo que al final os llevaréis. No puedo dejar de decir una cosa, hay tres personas que me están viendo desde un sitio privilegiado, y son las personas que más quiero. Desde hace tres décadas he tenido la suerte de estar en el este balcón y siempre les mandaba un beso. Mi madre, mi padre y mi hijo. Hoy también quiero mandarles un beso enorme”.