¿Alguien me sabe decir cuántas olas de calor llevamos ya este año? Y es que casi que las empezamos a contar como las funestas oleadas de la Covid, que parecía que no iban a acabar nunca. Pues eso, que todavía hay gente que no cree en el cambio climático.
Entre las DANAS y la olas de calor, el clima se va yendo a los extremos, como la política en Europa. Yo, gracias a quién sea (bueno, a mis padres que fijaron su residencia aquí en Gran Canaria), vivo a 15 esquinas de una de las mejores playas urbanas de España: La playa de Las Canteras.
Y los calores los combatimos en bañador. Y créanme que yo soy de los que temo, siempre temeroso, en esta ocasión seguro de que el clima está cambiando. Que las olas de calor son insoportables y las del frio, ni les cuento. Ahora hace el mismo calor a las 10 de la mañana que el que hacía en mis recuerdos de infancia en los pueblos de La Mancha, a la hora de la siesta.
Ya que hay elecciones y los populismos prometen y luego ya veremos, aprovechen a subirse al carro de las energías renovables para poder tener aire acondicionado en todas las casas que se construyan a partir de ahora. Que no tengamos que ir a darnos una vuelta por la zona de refrigerados del supermercado tres veces al día. A mí, la cajera ya me mira raro. Creo que piensa que debería comprar los packs de yogures juntos y no de uno en uno.
Aun así, la Comisión Europea planteará el Pacto Verde Europeo que pretende conseguir un mundo limpio de carbono en 2050. Esta semana, tendremos más de 40 grados en las provincias del sur de Andalucía y más de 35º en zonas de La Mancha y Murcia. Ya saben, hasta entonces tendremos oleadas de estas, de darnos duchita antes de cada comida.
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