Le esperaba de pie, a la puerta de su despacho. No acudió a recibirle a la puerta del Palacio de La Zarzuela. En el ala oficial, hay de repente otro espíritu. En algunos despachos preparan papeles. El lunes sería día de despedidas.
Mariano Rajoy, que es gallego de largo recorrido, intuye que en la firma que el puso junto a la de Juan Carlos I en la abdicación había también un aire de despedida. En el Partido Popular se barrunta que el futuro a medio plazo no pasará por sus manos. Se apunta a dos mujeres en primera línea. Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal. Si se escuchó con atención el mensaje de Felipe VI, el viento de la abdicación -perdón, renovación- sopla fuerte: Juan Carlos I, Alfredo Pérez Rubalcaba, Vicente del Bosque…..¿Y también Mariano Rajoy?
En el despacho oficial de La Zarzuela, la sala de mapas de la Monarquía Parlamentaria -término subrayado por el Rey- hay cambios súbitos. En la pared, un cuadro de Carlos III pintado por Mengs (habría que repasar la historia de su reinado). Hay dos fotografías. En una está la Reina Letizia. En la otra aparecen las hijas de los Reyes, la Princesa Leonor y su hermana, la Infanta Sofía. También sobre la mesa, una reproducción de la Copa del Mundial de Sudáfrica, que fue un hito que quedó en los corazones.
Felipe VI le saludó a Mariano Rajoy con un fuerte apretón de manos -uno de los rasgos de su personalidad- y luego se sentaron y hablaron durante más de una hora. Por ambas partes –La Zarzuela y La Moncoa– discreción y reserva. Muy posiblemente el Rey repasó y comentó cuestiones de su discurso y ahí hay la cuestión que le preocupa ante todo de Cataluña. La segunda prioridad del Rey se enfoca en las políticas urgentes para crecer y generar empleo, y no agobiar con impuestos a familias y empresas, y tener conciencia de que urge reparar los daños sociales. Este último asunto, la reforma fiscal, figura en el Consejo de Ministros de este viernes.
Felipe VI no es un rey castizo como su padre, de toros y puros en sus buenos tiempos. Su corte es otro. Y sus prioridades son urgentes e inmediatas, las de servir con prontitud a los intereses generales. Será interesante comprobar la evolución de sus relaciones con Mariano Rajoy porque el Rey, que habla perfectamente catalán, con muy bun acento, y pidió preservas las lenguas y culturas de España, tiene la percepción clara de que no puede haber inmovilismo sobre Cataluña. Es decir, que es cuestión que no admite enroques por ambos lados.
Como curioridad, en la avalancha de reacciones internacionales, las de la prensa francesa. De Felipe de Borbón y Grecia se pasó a Felipe VI de Francia. Para Le Monde, "el discurso público de Felipe VI, una ceremonia laica y sin ostentación. Para Le Figaro, Letizia Ortiz, "una Reina de España moderna y sexy". Pero el diario, en uno de sus comentarios, profundiza y se pregunta si Francia no necesitaría también un Rey, y si realmente no existe en el país una nostalgia de la monarquía. Curiosa reflexión del diario conservador, y de clases medias, de París.