Firmeza y prudencia de Mario Draghi y también audacia. El presidente del Banco Central Europeo (BCE) decidió, en medida que sorprendió, bajar la tasa de interés en 10 puntos básicos, hasta el mínimo histórico del 0,05% A la vez anunció que comenzará a comprar deuda a partir de octubre.

En su rueda de prensa, Mario Draghi reconoció los riesgos de baja inflación en la Zona euro. A la vez, el BCE redujo sus previsiones de inflación una décima hasta el 0,6% para este año. En su anuncio, no esperado por los analistas, Mario Draghi tuvo en cuenta las tensiones en torno a Ucrania y el conflicto abierto entre la Unión Europea y Rusia con una fuerza no conocida hasta ahora.

El presidente del BCE advirtió por ello que "la pérdida de actividad económica puede frenar la inversión privada y el aumento de los riesgos geopolíticos podría tener un impacto mayor en la confianza del consumidor y empresarial". El BCE rebajó en una décima sus pronósticos de crecimiento de la Zona euro para 2014 y para 2015, hasta el 0,9% y el 1,6% respectivamente, respecto a los cálculos de junio.

Las medidas de Mario Draghi fueron aplaudidas con fuerza por el Fondo Monetario Internacional (FMI). La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, celebró las medidas tomadas por el Banco Central Europeo de recorte de tipos y el anuncio del inicio de la compra de deuda. Lo consideró la respuesta adecuada a los peligros de un periodo prolongado de baja inflación". El FMI ha defendido desde hace meses la necesidad de que el BCE adopte medidas de estímulo monetario adicionales ante la frágil recuperación en la Zona euro.

La reacción en los mercados y la Bolsa de Madrid se sintió con fuerza. La prima de riesgo descendió a 119 puntos, bono a 10 años en 2,26% y el IBEX 35 cerró en verde en su mejor nivel en dos meses (+1,96%). en 11.100 puntos. El euro, por debajo de los 1,30 dólares en el mercado de divisas. Los mercados celebraron así el anuncio del BCE de recortar tipos al 0,05% y comprar activos ya en octubre para impulsar la recuperación económica.

La de del consejo del BCE en Frankfurt estuvo rodeada de una gran expectación por la presión de los gobiernos europeos para que se aprobaran estímulos más contundentes a la economía de la Zona euro. Como destacó Hechos de Hoy, el estancamiento del PIB de la Unión Europea en el segundo trimestre, tras los frenazos de Alemania y Francia movió a François Hollande y Matteo Renzi a pedir una reacción drástica.

Esta vez los expertos no esperaban una audacia semejante de Mario Draghi. El presidente del BCE no se limitó a la retórica y tampoco esperó al comienzo del nuevo gobierno de la Unión Europea. Fue efectivo y ágil, mostrando el nervio político del BCE, más próximo ahora a la capacidad de la Reserva Federal en Estados Unidos para marcar con autoridad las nuevas fronteras.