Es difícil comprender a qué teme Nicolás Maduro (que asume en estos momentos las llaves del Gobierno y el chavismo -el oficialismo- para ocultar la situación de Hugo Chávez en el CIMEQ en La Habana.
Desde que el propio Chávez, con el crucifijo en mano, en mensaje de enorme dramatismo, anunció su cuarta operación, él mismo transmitió a la sociedad venezolana que era cuestión de vida o muerte; aludió a la posibilidad real de que pudiera no sobrevivir; y designó a Nicolás Maduro como su vicepresidente pidiendo que se le votara en los nuevos comicios si no tomaba posesión el 10 de enero. El propio Chávez se refirió a la Constitución y su cumplimiento.
Toda los venezolanos desde entonces, al margen de sus posicionamientos políticos, han mantenido un clima de respeto y solidaridad ante el momento más difícil y crítico de la lucha de Hugo Chávez contra un cáncer poco conocido (sarcoma) y destructivo al que sólo se le puede combatir con una cirugía drástica. El presidente sobrevivió a la operación, de seis horas, pero desde entonces cinco fuentes han ofrecido informaciones bien distintas en Twitter, señalando incluso que está "en coma inducido":
1. María Gabriela Chávez, una de las hijas de Hugo Chávez, @Maby80.
2. Jorge Arreaza, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación. Yerno de Chávez, al lado del presidente en La Habana desde su intervención, @jaarreaza.
3. Ernesto Villegas, ministro de Comunicación e Información, asumiendo en Caracas la información oficial, @VillegasPoljakE.
4. José Marquina, médico venezolano que reside en Estados Unidos, con acceso a fuentes próximas y fiables a Chávez, @marquina04.
5. Nelson Bocaranda, periodista venezolano con acceso a fuentes próximas a Chávez, @NelsonBocaranda.
Si Nicolás Maduro pensó que lo correcto era dejar todo el proceso en manos cubanas cometió una enorme torpeza porque envió el mensaje de colocar al costado la Constitución. El enorme poder que acumulan Gobierno y oficialismo (chavismo) tras los comicios a las gobernaciones puede llevarle a la senda más peligrosa para afrontar una crisis que pese a esperada y anunciada muchos se niegan a admitir.
Fidel Castro, tratado con acierto por el doctor español José Luis García Sabrido, no sufrió cáncer. Hugo Chávez, por el contrario, lo padece y de forma muy agresiva, y su situación es muy distinta, algo que La Habana se niega a aceptar. Atrapado en el círculo de hierro de los servicios secretos cubanos, Chávez rehusó tratarse en Caracas o Sao Paulo, y mucho menos ponerse en manos de especialistas de Estados Unidos. Ni Luiz Inácio Lula da Silva ni Dilma Rousseff lograron convencerle.
En su entorno varias voces ahora lo lamentan y a ellas se refirió Nicolás Maduro en sus declaraciones a Telesur con elogio desmedido hacia la medicina cubana ("los médicos cubanos aman a Chávez"). En esta situación de confusión, parálisis y maniobras, Antonio Ledezma, alcalde Metropolitano de Caracas, propuso una comisión para viajar a Cuba y verificar el estado del presidente. Pidió la participación en esta comisión de los gobernadores Henrique Capriles Radonski y Henri Falcón junto a un equipo de reconocidos médicos. A su vez el portavoz de la oposición -secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD)-, Ramón Guillermo Aveledo, reiteró que "la propuesta de la oposición no es la sustitución del presidente sino su remplazo temporal".
En Caracas y en La Habana hay nervios y desconcierto en una crisis que se volverá contra el Partido Comunista de Cuba por la forma en que está humillando a Venezuela. Jorge Arreaza confirmó que Nicolás Maduro no volvió a Caracas y que celebró en el CIMEQ una reunión con Adán Chávez (el impulsivo hermano del presidente) y Cilia Flores. El momento es crítico desde hace días como informó Hechos de Hoy.
Todo gira en qué hacer ante decisiones políticas, morales y sencillamente humanas, de compasión. En Caracas es una batalla ya abierta, ante el 10 de enero, fecha fijada para la jura del presidente electo, entre el ala mitar del chavismo (Diosdado Cabello) y el ala política (Nicolás Maduro). Los cubanos tratan de impulsar una fórmula que suponga la continuidad de Chávez como presidente (estando ausente) y Maduro de número dos, tratando de ganar tiempo. La oposición, que ha evitado abrir el debate sobre la estafa política cometida por Chávez al presentarse a las elecciones, insiste en que se cumpla la Constitución. Diosdado Cabello, en este escenario, guarda sus cartas.
Sobre este momento político, hay preocupación en Bogotá y Brasilia. Especialmente la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, teme que se frustren los necesarios comicios en Venezuela si Chávez no toma posesión. Para Brasil sería el peor mensaje que podría enviar el chavismo a toda América Latina.
