Leonel Fernández es, en República Dominicana, un símbolo ultraconservador. Uno de sus principales aliados, la familia Castillo, representa todo lo que un progresista no quisiera para el futuro de su país. En cada uno de sus gobiernos (hasta ahora van tres), Leonel ha apostado siempre por el clientelismo antes que por la educación.
Hacia el final de los dos últimos, se produjeron manifestaciones masivas por un déficit fiscal que, según ha documentado la Procuraduría General de la República, fue provocado en parte por un desfalco multimillonario al Estado. Funglode, la fundación Global Democracia y Desarrollo creada por Fernández, es reconocida popularmente como Funrobe.
Por eso me imagino que algunos de mis amigos dominicanos, esos que aún apoyan al régimen de Cuba (porque no ven en él a la dictadura que ha dejado a los cubanos sin nación ni futuro, sino a la revolución que un día inspiró a tantos), se sentirán terriblemente mal con una noticia que aparece hoy en los diarios.
El hecho de que Leonel Fernández fuera uno de los invitados especiales de Raúl Castro a la Marcha de las Antorchas (una simbólica manifestación que recuerda los años en que los universitarios cubanos participaban activamente en la lucha por el futuro de su país), es en verdad penoso.
Pero, para tranquilidad de mis amigos, debo decir que la antorcha de Raúl representa tan poco o menos que la antorcha de Leonel. La FEU hoy es una organización títere y ventrílocua, sin ningún tipo de independencia del régimen que la sufraga y usa. No es luz lo que se ve en el fuego de esas teas, es oprobio.