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FORTALEZA DEFINITIVA

Jon Rahm, un putt que hace historia y doble victoria en Dubái

Termina la temporada europea de golf. Y a lo grande, en premios y en juego. En Dubái se ha visto que los mejores llegan en muy buenas condiciones. Los españoles brillan. Y este domingo más: Jon Rahm.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
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El estribillo de la canción dice “Nadie dijo que sería fácil/Nadie dijo que sería tan difícil/Nadie dijo que sería fácil/Nadie pensó que llegaríamos tan lejos”. Suena la voz de Shery Crow.

“Nadie dijo que sería fácil”. 

Pero estaba resultando tan sencillo que daba miedo. Jon Rahm, lideraba la pizarra, empatado con el francés Mike Lorenzo Vera desde la víspera en el DP World Dubai Tour Championship. Además del propio torneo del desierto, estaba en juego el premio que se concede a la regularidad en la temporada, la Carrera hacia Dubái que se disputa todo el año en 47 torneos y 31 países. No hay que competir en todos, pero si obtener buenos resultados en algunos. Volveremos sobre  las cifras.

Decía que el torneo no parecía tener dificultad porque el español mostraba un juego seguro en la calle y de gran precisión en los greens. Mientras su compañero en el partido estelar se comportaba inseguro, quebradizo en esos primeros hoyos en los que Jon Rahm abrió lata con birdie en los hoyos 1 y 2.

La virtud de la fortaleza, según los clásicos se muestra de dos formas según el modo de hacer que preserve el bien: hay una fortaleza activa y una pasiva. La acción propia de la fortaleza activa es acometer. La de la fortaleza pasiva es resistir.

Bueno, pues en los primeros compases un Jon Rahm sin oposición acometía, propinaba golpes de alcance y otros de puntería. El cenit de esos primero hoyos los alcanzó entre los hoyos 5 a 7 en los que encadenó tres birdie seguidos en los que alcanzó los -20 en el total y, más importante, puso en seis golpes la diferencia con sus rival.

Más lejos miraban el paisaje, es un modo de hablar, Tommy Fleetwood y Rory McIlroy. Fuera de ellos nada amenazaba la hegemonía del vasco. Pero la amenaza aleteaba fundamentalmente dentro. Entre el hoyo 8 y el 15 se nubló la mente. Las cosas (drives y putts) no salían como hasta entonces. Las oscuras sombras de la duda asomaban desde el palmeral.

Era, de nuevo, la hora de la fortaleza; no la hora de acometer, sino la de resistir. El bien (el gran juego, a la postre) se acomete; el mal (la pedrada sobre la propia victoria) se resiste. En el golf. En la vida. En el negocio… en todo es igual.

Y ahora, se añadía otra pieza al ataque recibido. Lorenzo-Vera había vuelto a ser el de los tres días previos, ese ser centrado y con acierto: con sendos birdies en los hoyos 13 y 14 orbitaba el liderato.

Lo dicho: tocaba resistir, no dejarse arrastrar por el pesimismo. No dejarse llevar por el lamento de haber perdido aquellas ventajas de seis, de cinco… de cuatro puntos.

Y eso hacía Jon Rahm. Tomó toda la pócima de ánimo para llegar vivo al final. Lorenzo-Vera no se iba de su lado, de su vera si queremos hacer el chiste fácil. Pero es que de atrás vino, en silencio como un zorro de melena castaña, Tommy Fleetwood; llevaba cinco birdies en los nueve hoyos y empató en el primer puesto, con la prima de tensión en otro lado, ya que él había completado el recorrido y era líder en Casa Club con -18.

La pelota – si me entienden – estaba en el tejado de Jon: no había hecho un birdie desde el hoyo 14 y en este momento le quedaban dos hoyos, el 17, un par 3 y el 18, un par 5; en uno de los dos tenía que hacer un birdie si quería no tener que jugar el desempate.

Atacó bien el difícil par 3. Pero no consiguió restar un golpe.
¡Qué intensa la necesidad de mantenerse fuerte cuando es la última oportunidad!

Su drive de salida, potente, largo le permitió tirar a green con el segundo golpe. Alcanzó la altura de green por la derecha y su bola aterrizó en la arena del bunker.

Cuando uno llega aquí sabe que no hay segundas oportunidades.

El golpe de bunker no era difícil, pero tampoco rutinario. Nunca lo es cuando sabes que sólo ese golpe y un putt te dan la ansiada victoria. Lo ejecutó con decisión y se le quedó un putt ni corto ni largo. Preparación, silencio y fortaleza entrenada. Lo tiró al centro, la bola derivó casi nada a la izquierda pero cayó en el hoyo.

Gran triunfo del español que le dio la doble victoria, torneo y Carrera a Dubái. Es el segundo español en ganarla; el anterior fue Seve, hace 28 años. Han escrito que “en su torneo número 40 ha conseguido su sexta victoria en Europa, algo que el genio de Pedreña consiguió a los 55 torneos”.

No es extraño que al de Barrica se le humedecieran los ojos al conocer ese dato. El sale a ganar y luego el golf es el golf, pero en lo que pensó al tirar el último putt fue “este golpe es para hacer historia”. “Nadie pensó que llegaríamos tan lejos” le diría Sheryl Crow.

Hoy  Jon es el nº 1 de Europa. El lunes será número 3 del mundo y nadie sabe donde puede llegar.
 

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