No pudieron ser más agitadas las horas previas del viaje a China de Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno, de forma sorpresiva, anunció la retirada de la ley del aborto. Días atrás, el ministro de Justicia dejó las señales de que si se producía ese escenario podría dejar el Gobierno.
Todo se precipitó este martes. Mariano Rajoy anunció la retirada de la ley del aborto por falta de consensos. Fue la sorpresa política de la jornada. Alberto Ruiz-Gallardón ya lo sabía. El presidente le comunicó su decisión y se la razonó abandonando de forma definitiva lo que era hasta este momento el anteproyecto de reforma de la ley del aborto. Le encareció a la vez que siguiera en el Gobierno y le expresó su apoyo y aprecio personal.
El ministro sin embargo no se lo pensó. En tan sólo cuatro horas anunció su decisión y explicó en una conferencia de prensa su retirada de la vida política. Después de la salida del Gobierno de Miguel Arias Cañete, en el marco de las elecciones al Parlamento Europeo, la dimisión de Alberto Ruiz-Gallardón abre esta vez una auténtica crisis y levanta tensiones. Para la oposición, según informaciones de Hechos de Hoy, preocupa que las cuestiones personales incidan en las responsabilidades políticas en el que es un momento crucial de la vida política.
En 2008, Mariano Rajoy vivió el pulso entre Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre. En 2011, tras los comicios generales, entró en el Gobierno. Alcalde de Madrid (2003-2011) y, posteriormente presidente de la Comunidad de Madrid (1995-2003), parecía que comenzaba una larga carrera a nivel nacional en la que su figura se proyectaba como número dos. Impresión rápidaemte despejada por un acomodo que no fue fácil en el Consejo de Ministros. La ley del aborto, en la que fue más alla de las posiciones del propio presidente, acabó por abrir una crisis que finalmente estalló.
Lo más sorprendente de la dimisión de Alberto Ruiz-Gallardón es el no haber sopesado el momento, ni haber aguardado al menos el retorno del presidente del Gobierno de su viaje a China, una visita en la que tiene un empeño especial y que ha mantenido por sus implicaciones económicas. Tampoco ha valorado el ministro de Justicia el papel fundamental de su cartera en el momento en que Artur Mas prepara su órdago definitivo. Un portazo sin contemplaciones.