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CON HANDICAP 28

El cambio de hora lo inventó un jugador de golf, quizás un alto funcionario

Sin entrar en polémicas, es un hecho históricamente datado y sobre el que no hay discusión que España adelantó su reloj una hora de forma permanente el 16 de marzo de 1940.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
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Sin ánimo de entrar en polémicas y menos de política es un hecho históricamente datado y sobre el que no hay discusión que España adelantó su reloj una hora de manera permanente el 16 de marzo de 1940. El motivo oficial invocado fue el mismo que el aducido por los países enfrentados en la Gran Guerra: ahorro de luz eléctrica. Después de la II Guerra Mundial muchos países adoptaron la medida de adelantar sus relojes un hora en verano con parecida argumentación.

El caso de nuestra patria es que vamos dos horas por delante, pues además de adelantar una hora de modo permanente, cada año adelantamos una más hasta el final de estío, todo explicado sólo por ahorro en iluminación eléctrica.

Es bueno que las gentes comunes tengan explicaciones comunes, entre otros motivos porque eso permite a las clases dirigentes ocuparse de cosas diferentes a andar enredados dando argumentos serios y convincentes. Así que los gobiernos siguen hablando de recursos energéticos donde la raíz está en el golf y eso se oculta.

Por ello, contra mi proceder ordinario y mi tendencia natural, me he visto obligado a pensar. Llevo, pues, toda la tarde con jaqueca (por no hablar de la tensión y agujetas acumuladas tras acompañar de compras a tía Alicia y a Margarita, excelsa prima). Pero estoy contento de haber dado con la clave, que, ¿cómo no?, estaba encerrada en las necesidades de las clases dirigentes de mejorar su hándicap.
 
Copio textualmente de http://telefonica.net/ “En 1905 el constructor inglés William Willet concibió el horario de verano durante un paseo a caballo previo al desayuno, cuando se sorprendió pensando cuántos londinenses dormían durante la mejor parte de un día de verano. Muy aficionado al golf, le disgustaba acortar su recorrido en el crepúsculo. Dos años más tarde, en julio (sic) de 1907 publica su propuesta, aunque después de varios años de debates, William Willet fallece en 1915 sin ver aplicada su idea”.

Lo que sucedió después no necesita nuevas averiguaciones, una guerra, otra guerra, espías, documentos que van, documentos que vienen, hasta que en España, sobre la mesa de un alto funcionario de hándicap aun más alto y horario laboral de 8 horas a 15 horas, cae un sobre destinado a la Jefatura del Estado con el llamativo sello “materia reservada” que, como es sabido, significa en clave “ábralo y léalo rápidamente sin ser visto”.

Nuestro amigo, a la sazón hándicap 28, abrió y leyó la recomendación del Subsecretario del Ministerio de Gobernación que desaconsejaba el cambio horario y recomendaba al Consejo de Ministros volver al horario de toda la vida, el que había servido al Cid para llegar a Valencia sin mayores incidentes y a Colón, Hernán Cortés y Magallanes obtener más triunfos que nadie en ultramar. “¿Cambió Carlos V, Emperador, la hora?” – se preguntaba retórico el informe- “¿Lo hicieron las Cortes de Cádiz?”.

Reconociendo la mucha razón de estos argumentos históricos, a nuestro alto funcionario hándicap 28 se le planteó lo que los filósofos llaman dilema, que no hay que confundir con opción.

Nuestro hándicap 28 vio abierto su particular paraíso al descubrir que el crespúsculo primaveral y veraniego podía retrasarse vía decreto. No le importaba madrugar, pero quedarse sin luz en los últimos hoyos era un lastre para su objetivo vital de bajar a hándicap 17 y poder jugar con el Director General de su Ministerio, un experto hándicap 15.

La tentación era en verdad insuperable y el cambiazo del texto ministerial con la alternativa de retraso de otra hora más – dos en total – desde marzo al otoño recibió el siguiente viernes el visto bueno del Ejecutivo, hasta nuestros días: así se escribe la Historia.

A mí lo del cambio horario me da igual: siempre me levanto a la hora del desayuno y mi horario de golf rara vez interfiere en el juego de astutos altos funcionarios y otros empleados y asalariados públicos o privados. Pero, ¿qué habrá sido de nuestro alto funcionario hándicap 28?

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