Especial atención de analistas a las tensiones que están surgiendo de forma cada vez más evidente en los grandes centros políticos de San Petersburgo y Moscú. Se estarían abriendo con fuerza dos escenarios: la gran batalla en el sur de Ucrania -el mayor choque de blindados desde el fin de la II Guerra Mundial- y el fin del poder político de Vladimir Putin en el Kremlin.

La Alianza Atlántica tiene información contrastada de la comunidad de inteligencia occidental del posible estallido de una revolución contra Putin en el interior de Rusia desde los diferentes servicios de seguridad y desde las Fuerzas Armadas. Putin, como le sucedió a Hitler, ya no cuenta con el apoyo de su Estado Mayor. Los analistas apuntan a que sería relevado por otra personalidad (civil o militar) o un poder colegiado (las regiones y sus gobiernos formarían un gobierno provisional).

Se estarían manejando tres escenarios: primero, ultimátum de salida del Kremlin de Putin como prioridad; segundo, las condiciones y el marco de su retirada definitiva; y la conveniencia de que todo se produza en un marco en el que se evite una revuelta sangrienta para allanar una vía democrática a la mayor crisis desde el final de los mandatos de Gorbachov y Yeltsin en la reciente historia de Rusia.
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Todas estas cuestiones han estado en las orillas de la visita sorpresa a Kiev de Jens Stoltenberg y su cumbre con el presidente Volodymyr Zelenski. El secretario general de la OTAN anunció a Zelenski que una proridad en la agenda de la cumbre de la OTAN en Vilnius, la capital de Lituania, será abordar el proceso para el ingreso formal de Ucrania en la Alianza Atlática.

Ese paso supondrá establecer por primera vez la nueva frontera de la OTAN en Europa con Rusia, desde las aguas del Ártico hasta el mar Negro. Esta frontera supondra la unión en la Alianza de frontera fisica directa con Rusia  Noruega, Finlandia, Estonia, Lituania, Letonia y Ucrania.

Para los analitas, una derrotal total de Rusia en Ucrania abriría un profundo cambio en Bielorrusia de fin de régimen y acercamiento a la Unión Europea y la OTAN.

Stoltenberg viajó a Kiev en las largas vísperas de lo que será la gran batalla del sur con la movilización de Ucrania en modo OTAN con armamento pesado y sofisticado, los blindads más modernos y por primera vez aviones de combate para participar en la ofensiva,

Stoltenberg hizo en Kiev dos importantes declaraciones:

— Aseguró que “el futuro de Ucrania está en la OTAN”. “Todos los aliados están de acuerdo en eso y el enfoque principal de la Alianza ahora es garantizar que Ucrania prevalezca”.

— Sobre la reunión del viernes del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania en la Base Aérea de Ramstein en Alemania, a la que asiste Stoltenberg, dijo que espera que los aliados de la OTAN “hagan nuevos anuncios sobre apoyo militar concreto a Ucrania”.

En Kiev, para gran aldabonazo en el Kremlin, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunicó formalmente, y de manera sorpresiva, que el “lugar que le corresponde a Ucrania está en la OTAN”. Lo enfatizó además su primera visita al país desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala en febrero de 2022.

Stoltenberg confirmó además que se había abordad una “iniciativa de apoyo de varios años” con el presidente Zelenski, de ayuda formal a Ucrania para pasar de los equipos y doctrinas de la era soviética a los estándares de la OTAN.

Stoltenberg detalló que los aliados de la Alianza han “entregado más de 150.000 millones de euros (164.000 millones de dólares) de apoyo, incluidos 65.000 millones de euros (71.000 millones de dólares) de ayuda militar”. “Los aliados ahora están entregando más aviones, tanques y vehículos blindados”, destacó Stoltenberg. “La OTAN está con ustedes hoy, mañana y durante el tiempo que sea necesario”, dijo de forma contundente.