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EL JUEZ PENSADOR

Barack Obama bajo la sombra de Ronald Reagan en la muerte de Antonin Scalia

Sucesión compleja. Era el juez intelectual del Tribunal Supremo de Estados Unidos, nombrado en 1986, figura de referencia de los conservadores y representante de la doctrina originalista.

Hechosdehoy / Juan-Fernando Dorrego Tíktin
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"Los cristianos devotos están destinados a ser vistos como necios en la sociedad moderna". (Antonin Scalia)

“Tened el coraje de permitir que vuestra valentía es vista como una forma de estupidez. Sed necios por Cristo. Y sed valientes para sufrir el desprecio del mundo sofisticado". (Antonin Scalia)

Falleció a los 79 años en la noche del viernes en un rancho de Texas, el resort de lujo Cibolo Creek Ranch, en la región de Big Bend, al sur del pueblo de Marfa, en el oeste del estado. Asístia a una fiesta. Al no presentarse a desayunar sugieron las alarmas. Se le encontró muerto en su habitación.

Antonin Scalia, católico, de ascendencia italiana, tenía nueve hijos y 36 nietos, algo poco usual en Estados Unidos. Nació en Trenton (New Jersey). Su vida tuvo como marco la metrópoli de Nueva York, su verdadero habitat y la urbe que le influyó y le marcó. Hijo de profesores, graduado en Harvard, su pasión siempre estuvo presidida por la reflexión de lo que es justo, o lo que debe ser justo, la legislación con trascendencia. Pero sabía de su soledad en un mundo de cambio y tendencias nuevas que no aprobaba. Sus sentencias fueron siempre a la vez polémicas y brillantes, con agudez y controversia, y fulgor literario.

En 1986 el presidente republicano Ronald Reagan le nombro juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos. Se convirtió desde ese momento en todo un icono de sentimientos conservadores y valores republicanos. La figura de culto de la derecha por la finura de sus sentencias y su interpretación de la vida. Su figura, con los años, se proyecto como la personalidad del ala conservadora del Tribunal Supremo de Estados Unidos.

Ha representado la corriente originalista. La que defiende que la Constitución de Estados Unidos debe leerse en su sentido literal. Acuñó sus sentencias con su sello personal. El derecho a poseer armas, el aborto y el matrimonio homosexual fueron un referente de sus juicios y reflexiones (con rigor, finura, brillo y polémica).

La muerte o jubilación de uno de los nueve jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos se convierte siempre en una cuestión capital. Pone a prueba la sagacidad de los presidentes. Y se transforma en la cuestión más delicada porque es la parte más importante del legado presidencial.

Para Barack Obama ha supuesto una sorpresa y una nueva prueba en el momento de una campaña muy enconada e incierta tanto en el Partido Demócrata como en el Partido Republicano. Los jueces del Tribunal Supremo son cargos vitalicios. Con influencia incluso mayor que la de un presidente como acuñaron históricas sentencias (la que ilegalizó la segregación racial en las escuelas;  la que se pronunció sobre el derecho al aborto; y la que legalizó el matrimonio homosexual).

En la actualidad existía un marco de equilibrios entre cuatro jueces conservadores; cuatro jueces progresistas y un juez que ha estado en el fiel de la balaza como es la personalidad de Anthony Kennedy. La batalla política comenzó de inmediato paralela a los homenajes. Barack Obama está dispuesto a nombrar al sucesor de Antonin Scalia. Pero en el Partido Republicano se ha defendido que es la misión de su sucesor en la Casa Blanca.

El presidente puede designarlo pero su candidato deberá ser ratificado por el Senado. Precisamente, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, ha señalado que la vacante debe dejarse sin ocupar hasta que Estados Unidos tenga un nuevo presidente, en enero de 2017. 

De repente llegó el reto inesperado más difícil para Barack Obama. No le dará la espalda.

Lo va a convertir en la medida exacta de lo que ha supuesto la llegada de un presidente negro a la Casa Blanca. Antonin Scalia no era sólo una figura de los conservadores. Proyectó en el tiempo el legado de Ronald Reagan y sus valores.

En la incertidumbre de la campaña electoral, su sucesión se convierte en la cuestión que puede convertir a Barack Obama -si logra apoyos y consensos y tiene éxito- en gigante, un presidente trascendente, dejando para generaciones el espíritu de un viento de cambio profundo en Estados Unidos. O como la figura de quien luchó hasta el final, pero sin éxito, por el retorno a Washington de la lucidez política y de lo mejor de los consensos bipartidistas.


– No es la primera vez que un presidente saliente asume la responsabilidad de nombrar un juez para el Tribunal Supremo. El último precedente fue con Ronald Reagan y la nominación de Anthony Kennedy.

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