Dramático momento de la política española. Pedro Sánchez se aseguró en el debate de la moción de censura, a lo largo de la jornada del jueves, los votos para lograr la mayoría absoluta, 176, y culminar los 180.
A los 84 del PSOE y 1 de Nueva Canarias (centro izquierda), sumó los 5 del PNV, que dejó caer a Mariano Rajoy rompiendo su pacto de Presupuestos con el Partido Popular, y todos los de la alianza Frankenstein, las opciones de izquierda radical, izquierda anticapitalista, y partidos independentistas catalanes (euroescépticos, ultranacionalistas y populistas republicanos).
Pedro Sánchez no dudó en cerrar la alianza y dar el paso que Alfredo Pérez Rubalcaba auguró que nunca se produciría por parte del Partido Socalista Obrero Español (PSOE). Aceptó los votos de ERC (9), PDeCAT (8), Compromìs (4) y EH Bildu (2).
Alarma general ante una hoja de ruta con el primer objetivo de la derrota de Mariano Rajoy y un segundo de revertir las reformas estructurales aprobadas en las dos últimas legislaturas. La misma obesión enfermiza de Donald Trump por acabar con el legado de Barack Obama trasladada a la escena española.
Pedro Sánchez aumentó además el clima de inquietud con un durísimo ataque al presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. Confirmó la ruptura del PSOE bajo su mandao con el espacio político del centro izquierda para virar a la izquierda radical y populista.
A ello añadió su rechazo a convocar elecciones de forma inmediata. Una semana después de la sentencia del caso Gürtel se comenzó a cumplir el peor escenario para España y de muy grave inquietud para la Unión Europea y la Zona euro.