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LA URGENCIA DE LA PAZ

Venezuela y Siria, los dramas que llenan de gran tristeza a Francisco

En una mañana radiante, llena de flores, y tras saludar en su jeep descubierto a la multitud que se agolpó en la Plaza de san pedro, Francisco clamó por la urgencia de la paz.

Hechosdehoy / Hechos de Hoy / Mario García
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Horas antes, en su segunda vigilia de Semana Santa, Francisco bautizó y confirmó a diez personas de entre 7 y 58 años. Y llamó a retornar a Galilea lo que explicó como volver al primer amor. Fue una ceremonia intimista y solemne

Esta mañana, radiante en Roma, en una bellísima ceremonia en la Plaza de San Pedro, llena de flores, y con una nueva multitud, Francisco urgió por la paz y mostró que los dramas de Venezuela y Siria le llenan de gran tristeza. Antes de impartir la bendición Urbe et Orbi, y en un mensaje en italiano pidió , clamó y reiteró por la paz y el cese de todos los conflictos, y también por el fin del hambre, la penuria y la angustia de quienes no tienen nada, lo perdieron o nunca llegaron a poseerlo.

"Ayúdanos, Jesús, a derrotar el flagelo del hambre, agravado por los conflictos y por los inmensos derroches de los que somos cómplices", imploró el Papa. Vestido con sencillez, y junto a un inmenso jardín -más de 35.000 flores, narcisos, lirios, tulipanes, jacintos, rosas, y magnolias- Francisco celebró la Misa de Resurrección con el bello canto pascual de Stichi y Stichirà, de la liturgia bizantina, ya que este año también es Pascua para la Iglesias cristianas orientales.

En sus palabras, Francisco exigió que "cuantos sufren las consecuencias del conflicto" en Siria "puedan recibir la ayuda humanitaria necesaria; que las partes en causa dejen de usar la fuerza para sembrar muerte, sobre todo entre la población inerme, y tengan la audacia de negociar la paz, tan anhelada desde hace tanto tiempo". Sobre Venezuela, instó a que los ánimos se encaminen hacia la reconciliación y la concordia fraterna.

Sobre la tercera crisis abierta, Ucrania, Francisco pidió a todas "las partes implicadas" en el conflicto, "apoyadas por la Comunidad internacional, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la violencia y construir, con un espíritu de unidad y diálogo, el futuro del país".

El Papa también pidió consuelo para "las víctimas de la violencia fratricida en Irak" haciendo referencia a las "esperanzas que suscitan la reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos". Igualmente revindicó "que se ponga fin a los enfrentamientos en la República Centroafricana" al tiempo que ha exigido que "se detengan los atroces ataques terroristas en algunas partes de Nigeria y la violencia en Sudán del Sur".

En un discurso preciso, leído de forma pausada, y momento central de todos los actos de la Semana Santa, Francisco abogó porque puedan ser "curados" los afectados por la "epidemia de Ébola en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia", y "aquellos que padecen tantas otras enfermedades", al tiempo que ha denunciado que esa enfermedad se difunde a causa de la "incuria" y de la "extrema pobreza".

También imploró por el consuelo para todos los que no pueden celebrar la Pascua con sus seres queridos, "por haber sido injustamente arrancados de su afecto" recordando a sacerdotes y laicos "secuestrados en diferentes partes del mundo". Pidió a Dios que conforte "a quienes han dejado su propia tierra para emigrar a lugares donde poder esperar en un futuro mejor, vivir su vida con dignidad y, muchas veces, profesar libremente su fe". Y quiso la misma ayuda de Dios para "derrotar el flagelo del hambre, agravada por los conflictos y los inmensos derroches de los que a menudo" se es "cómplice". Francisco rezó especialmente para que el mundo esté dispuesto "a proteger a los indefensos, especialmente a los niños, a las mujeres y a los ancianos, a veces sometidos a la explotación y al abandono".

Insistió Francisco en todo su mensaje en la importancia del mensaje de Pascua, de la victoria del amor sobre el odio. Y todo ello lo sintetizó. "Es un salir de sí mismo para ir al encuentro del otro, estar al lado de los heridos por la vida, compartir con quien carece de lo necesario, permanecer junto al enfermo, al anciano, al excluido", clamó Francisco.

Con la ceremonia de este domingo, de nuevo multitudinaria, Roma se zambulle en la fiebre del momento de los cuatro Papas. El próximo domingo Francisco y Benedicto XVI -el Papa y el Papa emérito- presidirán, como indicaron fuentes vaticanistas a Hechos de Hoy, la ceremonia de canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, el gran momento de este papado con una previsión de la visita a Roma de dos millones de peregrinos.

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