A Dania Andrés siempre le gustaron las sorpresas y hoy logró darme una con esta foto. Además de nosotros dos, en ella aparecen los hermanos Miguel y Lázaro Pérez y Alexis Díaz de Villegas, nuestro querido Majá.
No recuerdo dónde se hizo ni la fecha, pero puedo adivinar que es el bosque del antiguo Country Club de la Habana a medios de los años 80, cuando los cinco estudiábamos teatro en Cubanacán.
Como Cósimo, el rampante personaje de Ítalo Calvino, desde entonces yo prefería la vida en los árboles y me la pasaba refugiado en sus enormes sombras. Al parecer, ese día acabé trepando el que tenemos a nuestras espaldas.
Según me cuenta Dania, la historia de la foto se debe a un accidente. Ella tenía que ir a la Biblioteca Nacional y yo interrumpí sus planes. Ahí se nos unieron el Majá y los chinos (Miguel y Lázaro), justo en el momento en que un profesor (que ella cree que fue Juan Andrés) nos apuntó con la cámara.
Por aquella misma época, gracias también a Dania, recibí una de las sorpresas más hermosas de mi vida. El que en ese momento era esposo de su hermana Cira (la poeta), le llevó comida a la escuela y me senté con ellos a comer.
Solo nos saludamos y compartimos aquel rato. Ni los nombres nos preguntamos. Tres o cuatro años después aquel tipo se convertiría en uno de mis seres más queridos. Era Sigfredo Ariel.