Mahmud Abas, a sus 79 años, tomó el timón de llevar sobre sus hombros, que no son los de un joven, la carga de poner en pie Palestina, no como retórica sino proyecto político con el respaldo de Egipto y Catar.
En la sede de la Mukata, el centro del poder político en Ramala -el lugar donde está enterrado Yaser Arafat– lanzó el amibicioso plan de un calendario para el nacimiento del Estado de Palestina, abarcando los territorios previos a la guerra de 1967 que encumbró a Moshe Dayan. Palestina abarcaría así a la actual Franja de Gaza, el territorio de Cisjordania y el sector este de Jerusalén. En la actualidad, en los territorios de la Palestina que pretende Mahmud Abas viven 600.000 colonos israelíes.
La decisión de Mahmud Abas coloca a Benjamín Netanyahu en su posición más frágil por la postura intolerante de su ala de extrema derecha que tacha de locura ceder la Cisjordania (los territorios de Judea y Samaria que para los ultra ortodoxos son la cuna del pueblo judío).
Mahmud Abas, y es la postura razonable -y la que ha convencido a Catar, aceptando la mediación de Egipto-, es la de no volver a un acuerdo de alto el fuego entre Hamás e Israel en la Franja de Gaza. En 2012 hubo sangrienta guerra y alto el fuego. En 2014 sucedió lo mismo.
Mahmud Abas tampoco desea, ni acepta, un nuevo proceso negociador interminable, que es frustrante para todos. En el ánimo de Mahmud Abas -y lo reconocen analistas independientes en Jerusalén, y es el sentimiento que hay en Ciudad del Vaticano como se apuntó a Hechos de Hoy– pesa el camino trazado por Francisco de senda de paz y oración de paz. Ejerció su magia y ahora Mahmud Abas quiere convertir la paz de Gaza en nacimiento de Palestina con aldabonazo a Estados Unidos, la Unión Europea y toda la comunidad internacional.
El acto que impactó a Abas
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