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DESTINO PAPEETE

Tahití, el hub perfecto para recorrer la Polinesia Francesa

Si dices que vas a viajar a Tahití te conviertes rápidamente en el centro de atención. Ese nombre evoca pasiones, sueños y miradas al cielo con un "algún día…" en la mente. Pues sí y no.

Hechosdehoy / José Antonio Ruiz
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Comenta con tus amigas y amigos que vas a viajar a Tahití y te convertirás en el centro de atención. Ese nombre evoca pasiones, sueños y miradas al cielo con un “algún día…” en la mente. Pues sí y no. Tiene muchas cosas buenas pero quizá no es lo que os imagináis. Hoy os voy a hablar de esta isla y de cómo me fue a mí por allí.

Así que dejamos el pueblo de Tequila, en México, donde nos tomamos la semana pasada unos buenos chupitos y damos un salto a la Polinesia Francesa en el Pacífico Sur. ¡Vámonos!

En este blog os he presentado otras islas de esta colectividad de ultramar de Francia como Bora-Bora, Fakarava y Rangiroa. Todas ellas verdaderos paraísos pero, ¿lo es también Tahití? De nuevo, sí y no. Por un lado, no es tan bonita como las otras o no al menos en el concepto de paraíso que tenemos en la cabeza. Por otro, es una isla grande y muy desarrollada en comparación con las otras 117 (en cinco archipiélagos) que componen la colectividad.

Si no tienes un velero o un yate, lo más probable es que lleguéis a la Polinesia Francesa por Tahití y, en concreto, a su capital Papeete. Claro, te esperas un montón de playas de aguas turquesas y arenas blancas con gente tocando una guitarrita con flores colgando y puede decepcionar un poco. Pero no desesperéis.

Papeete tiene su color. Mercados, cafés, buena vida nocturna… Por el resto de la isla encontramos muchas otras poblaciones, playas de arena negra principalmente (es una isla volcánica), verdes montañas y preciosos atardeceres. Por ponerlo de alguna forma, Tahití es el punto de partida, un hub, para explorar otras islas que sí responden al concepto de paraíso.

He conocido personas que por diversos motivos (siendo el económico uno importante) han ido sólo a esta isla y el viaje, aunque bueno, no era lo que esperaban. Si vais hasta allí, hay que saltar a otras islas. Mejor esperar a tener el presupuesto adecuado porque aquello está muy lejos de todo y merecerá la pena la espera.

Yo llegué procedente de Nueva Zelanda con el firme objetivo de aprovechar el tiempo para mejorar mi francés (que tanta falta me hacía en mis proyectos en la República Democrática del Congo). Me apunté en una pequeña escuela en un pueblito perdido y busqué una familia local en la que alojarme para que no se disparase el gasto.

Al aterrizar en Papeete, me fue a buscar mi anfitriona y lo primero que hizo fue ponerme un collar de flores. Madre mía, casi me da un paro cardíaco. Aquella mujer era la belleza personificada. Me llevó hasta la casa y me presentó a su marido. Casi me da otro paro cardíaco. Estaba casada… 

Era una pareja majísima y pasé mucho tiempo con ellos de un lado para otro. Los tahitianos llevan vidas tranquilas, disfrutando de los pequeños detalles entre palmeras, muchos pasan los ratos libres surfeando algunas de las olas más grandes del mundo (especialmente la de Teahupoo), otros paleando (remando) con sus grandes piraguas típicas del Pacífico Sur… en fin, relax y buenos alimentos.

Rápidamente me sumergí en su cultura aunque hoy en día las costumbres se asemejan mucho a las de otros lugares del mundo. Salíamos a tomar unas cervecitas, íbamos a la playa, nos sentábamos en los miradores a observar el paisaje…

Un día me invitaron a jugar al póker y casi me despluman. Ya os conté mi viaje a Las Vegas a jugar y es que, de vez en cuando, es un juego que me entretiene mucho (siempre que no me toque mucho el bolsillo, claro). Cayeron muchas risas entre cerve y cerve. Hablábamos de la vida en su isla, de la mía aquí y allá… Compartimos.

Allí se saludaban dándose dos palmadas en las palmas de la mano así que yo le iba dando palmadas a todo el mundo. Integrado total. Y un día… un día me invitaron a bailar salsa en Papeete… qué ridículo hice… pero eso os lo cuento la semana que viene junto a otras cosas que, cuando las pienso, se me saltan las lágrimas…

Si quieres leer más de otros muchos destinos y del autor, entra en www.travelzungu.com o visita su página de Facebook.

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