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(Photo byGeorge Pagan IIIonUnsplash)

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CONFINADOS

Sólo por el hecho de ser humanos merecemos la verdad

Con uno mismo y con los demás. Tiempos de desdoblamientos. Y de políticos que justifican sus contradicciones asegurando que lo hacen en función de su cargo o del puesto que ocupaba antes de ahora.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez

En un artículo seriamente escrito por Margarita Puig (Estilo confinado, La Vanguardia, 26/04/2020) nos explica la tendencia que más se está consolidando en el vestir profesional del confinamiento.

Desde el primer día, allá por mediados de marzo, se impulsó  -más bien se empujó – al teletrabajo. El empleado, directivo, ejecutivo gracias a Internet, a las nubes virtuales y a los portátiles podía trabajar en casa y mantener reuniones por video conferencia. También entrevistas.

Con estas técnicas sólo es visible la mitad de arriba del cuerpo. Esto, junto a lo que la autora, y no sólo ella, llama el triunfo del comfort below the waist, acaba por abrirse a la vida un nuevo modo de vestir. Citando a la agencia londinense WSGN confirma que “a medida que las comunicaciones a través de una pantalla se van convirtiendo en la norma, trabajar desde casa no sólo cambiará la forma en que nos vistamos, sino también la forma en que categorizamos nuestra ropa y accesorios de modo que los que se llevan de cintura hacia arriba van a convertirse en un medio importante de autoexpresión y se diseñarán teniendo en cuenta las limitaciones del marco de la pantalla”.

No me alargo, pero queda claro que el bolso y los zapatos pierden peso respecto de collares y camisas. Es el confort lo que impera, pero un confort elegante para arriba y un confort puramente corporal de cintura para abajo. A mí esto me parece que va a triunfar porque es cómodo.

Una pantalla tiene otras exigencias como el color que mejor nos va a nuestro rostro, la luz, el fondo, el encuadre para comunicar mejor según qué interlocutor.

Pero que acabe siendo tendencia triunfadora en el vestir, no nos dice todo. En lo profundo el modo de vestir interpela sobre la personalidad. Una cosa es la comodidad y otra la integridad.

Lo mismo que se habla de unidad de vida en el mundo del comportamiento (que todo en mi vida responda en todo momento con coherencia con una verdad de mi interior), podría hablarse de una unidad de la personalidad. Y,  en caso del vestir, ¿qué pensar de quien tiene un chándal y zapatillas bajo la mesa y una camisa Sir Bonser y americana de Derby ante la pantalla del portátil? ¿Habría que hablar de cinismo, de fake acerca de lo que el sujeto dice de sí mismo?

Estos desdoblamientos ya los hemos escuchado cuando un político justifica su contradicción diciendo que lo hace en función de su cargo o en función del puesto que ocupaba antes de ahora.

Parece en términos de comunicación que, no obstante tendencias, modas y guiños políticos, tiene más recorrido ser siempre uno mismo por arriba y por abajo; en el parlamento y en el supermercado; en la palabra dada ayer y en nuestra conducta de hoy.

Sólo por el hecho de ser humanos merecemos la verdad con uno mismo y con los demás.

Idea fuente: ser y aparentar la verdad íntegra sobre nosotros

Música que escucho: Colgando en tus manos, Carlos Bauté (2008)

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